lunes, 27 de noviembre de 2006

Soluciones drásticas

El albañil estudió minuciosamente la mancha de humedad de la pared. "Hay que sanear inmediatamente, hay que sanear", dijo. Empuñó con decisión un gran mazo y comenzó a golpear el muro. Cuando abrió un boquete de un tamaño que le pareció conveniente, sonrió, secándose el sudor con la bocamanga. Casi de inmediato, se oyó un crujido y la casa se vino abajo.

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