martes, 1 de julio de 2025

Escribo del mar

 


Escribo del mar, hoy, por si mañana no pudiera. El mar tiene pulso de huida y regreso, pero cuando regresa ya no es el mismo. Un niño juega con una pelota en la orilla: una ola se la arrebata y otra se la devuelve. En ese ir y venir, el niño se hace adulto, mira la pelota como un objeto extraño que no le perteneciera, pero percibe en ella algo familiar que le alegra como si en la esfera de plástico se guardara el secreto de una vida, la suya, que se ha consumido entre una y otra ola.

11 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

La pelota juguetea y hace amagos de irse para siempre, pero vuelve...todavía.

Emilio Manuel dijo...

Recuerdo que hubo alguien que quiso meter el mar en un agujero.

La seña Carmen dijo...

Dando envidia. ¡Cuántos años ya sin gozarla!

São dijo...

Excelente foto acompanhada por um texto que me agradou muito.

Beso querido amigo.

Fackel dijo...

Y pensar que el mar nunca es el mismo...

María dijo...

Interesante es disfrutar del mar como hablar de él. El mar nos aquieta, a pesar de las olas, creo que es relajante, porque la playa nos invita a pasear y disfrutar de los momentos.

Besos.

Ele Bergón dijo...

Olas del mar,
sois tan vaporosas,
como las horas.

Besos

Ele Bergón dijo...

Me encanta la foto.

El Deme dijo...

El movimiento de las olas nos recuerda que hay cosas que vienen y cosas que se van.

Pablo Jesús Gámez dijo...

Todo es presente... Un abrazo!

Campurriana dijo...

Las olas, como la vida. Nunca es lo mismo aunque a algunos nos cueste horrores soltar.