domingo, 16 de febrero de 2025

Detenerse

 


Hoy ha caído un golpe de agua. No estaba previsto, pero ha llovido durante unos minutos y el día se ha puesto lánguido. Atardece ahora, eso sí estaba previsto, justo un poco antes de la siete. Así todo.

Por aquí, la primavera tarda, como decía Antonio Machado cuando miraba hacia estas tierras desde Baeza. Tarda, pero llega. Llegará pronto, algo intuyen ya las aves, que andan con jolgorio al amanecer. También los corzos, que se dejan ver cerca de las matas de árboles. Los miro, sorprendido, desde el tren, en grupos de seis o de ocho ejemplares: se acercan a las tierras cultivadas a tiro de piedra de los chopos, los álamos, las encinas. Entre el río y la vía del tren. Ni siquiera levantan la cabeza para mirarme mirarlos desde el tren de alta velocidad. A saber qué animal raro piensan que es y para qué va tan deprisa.

Esto de contemplar cómo pasa el tiempo es un sano ejercicio para el que hay que detenerse.

5 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Si queremos apreciar la realidad, tenemos que detenernos, es indispensable.
Saludos.

Emilio Manuel dijo...

¿Tendrán las aves el enemigo en casa que les impida hacer sus viajes migratorios?, hay que pararse y pensar.

Sor Austringiliana dijo...

Hacemos un alto en el camino para ver pasar el tren que no se detiene, lo llamamos tiempo, cómo corre, ahora más, va como loco.
Y la primavera se acerca, de puntillas, con 'heraldos' que la delatan, sí, el jolgorio de los pájaros Y también el brillo nuevo de unas poquitas flores. Es febrero todavía.

el paseante vallisoletano dijo...

Contemplar olvidándonos de que el tiempo sea objeto de contemplación.

Campurriana dijo...

¿Qué pensarán esos corzos que nos ven correr de un lado a otro para hacer no sé qué?
Un abrazo muy fuerte, Pedro.
Detenemiento. Me hace falta ahora. Mucho detenimiento. Nos hace falta a todos, en realidad.