Así amanece el día, tocado por la fragilidad de la luz. Sobre la ciudad, que contiene el aliento ante el prodigio. Con lentitud de amor, sobre las calles se va imponiendo la claridad. Desde aquí lo contemplo, sin atreverme casi a respirar o hacer ruido al moverme, al sujetar la taza del desayuno. Sin apresurarse, la vida. Solo hay que mirarla, antes de salir al mundo. Decir: yo estuve allí cuando nació.
Cerca de casa, se urbaniza un barrio nuevo surgido en un terreno en donde antes había cuarteles militares. En alguno de los solares todavía sin obras, la maleza. Del latín malitia, maldad, abundancia de malas hierbas, pero en la maleza hay gordolobos, cebada salvaje, malvas, avena, dientes de león, margaritas, alfalfa, mostaza... Muchas de ellas ahora en flor. Azules, amarillos, púrpuras, rosas, blancos.
Al tomar el café de media mañana en la terraza del bar, un gorrión macho. Se posa en la mesa, me mira, cabecea, salta, picotea unas migas del bizcocho que me han dado con la consumición. Un breve vuelo y se posa en el respaldo de silla que tengo enfrente. Otro y regresa a la mesa, casi se me posa en la mano. Después de unos segundos, vuela al árbol cercano y pía desde allí. Quizá no sepa interpretar su canto y me llame.
8 comentarios:
Muy inspiradora la entrada. Y bella foto además. Saludos.
Vaya cómo amanece la luz del solsticio y alimenta a los gordolobos, tan crecidos ahora. Los pájaros con corbata saben ganar su pan y seguir cantando
Feliz verano, Pedro.
Nuestro amanecer ya ronda los 20 grados y nuestras vistas bucólicas hay que buscarlas fuera de la ciudad, como el otro día, desayunando junto al rio Genil y a los pies de Sierra Nevada.
Um texto muito belo com foto a condizer.
O amanhecer do dia é sempre uma renovação ...
Amigo mio, caloroso abraço.
Hasta la maleza se vuelve hermosa al amanecer, a la mirada generosa del que distingue un gorrión, alfalfa, o un bizcocho.
No toda maleza es malicia. Ni toda malicia se esconde en la maleza. Ültimamente la maldad -enfermedad avanzada de la malicia- campea con y sin máscara. Están muy crecidos quienes la hacen suya y se pavonean. No obstante, cuando la maleza sea desplazada por el hormigón ¿de qué clase de naturaleza hablaremos?
Qué bonito lo que has escrito, Pedro, has sabido interpretar la media mañana, sobre la ciudad, desde tu mirada interior, desayunando la vida, desde la tranquilidad, respiras margaritas, rosas... qué bonito.
Un placer volver a leerte, Pedro.
Besos.
Maravillosa foto, muy bien encuadrada, a John Ford le encantaría porque decía que el horizonte nunca debe estar en mitad del fotograma.
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