viernes, 12 de enero de 2024

Un minuto antes que mañana

 



El sol ha comenzado su desplazamiento hacia el norte en el ocaso, hasta el solsticio de verano, que este año cae en jueves, el 20 de junio. Por estas tierras, a las 22:50 h. Es algo inapreciable día a día. De pronto, una tarde en la que hace mucho que no miras al cielo, te das cuenta: ya no está ahí, donde estaba. ¿Dónde habías puesto la cabeza? Me he levantado del ordenador para ver lo que pone el calendario para ese día. Dos días después, el 22, habrá luna llena. A las 22:51 el sol entra en Cáncer y será verano. Ese día, el taco cita una frase de Thomas Carlyle, el filósofo e historiador escocés que llegaría a ser rector de la Universidad de Edimburgo: La facultad de amar y de admirar es el punto de partida para medir la grandeza de las almas escogidas. Es decir, no es ser amado o admirado, sino amar y admirar. El sujeto es acción. En los tiempos en los que preparaba mi tesis doctoral me acerqué a él por sus trabajos sobre la cultura alemana de los principios del romanticismo y por su historia de la Revolución Francesa (1837), que tanto influyó en los escritores británicos del XIX. Denunció con dureza la explotación de los desfavorecidos en la Revolución Industrial, pero no creía en las masas: para él eran los individuos los que debían tomar la iniciativa siempre. Por eso su concepción sobre los héroes, aquellas grandes personalidades que han marcado la historia, que también influyó y mucho en la narrativa británica de aquel siglo. Fue calvinista, perdió la fe y acabó como deísta (un pensamiento que afirma que solo con la razón puede afirmarse la existencia de una divinidad, que no necesita revelación ni iglesia ni intervenir en el mundo de los seres humanos). Es curioso dónde me ha llevado levantar la cabeza y ver ponerse el sol un poquito más hacia el norte de donde yo lo esperaba. Mientras tanto, ya ha oscurecido, un minuto antes que mañana.

8 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

El sol te ha acompañado tan lejos, en el espacio y en el tiempo. El poder de un solsticio y de un taco de calendario. Da un poquillo de vértigo. Voy al taco, a ver qué encuentro.

Emilio Manuel dijo...

Vamos hacia la luz.

Paco Castillo dijo...

Has capturado el ocaso en todo su esplendor y belleza, resulta paradójico unir los conceptos de belleza, esplendor y ocaso en una misma sensación.

Tengo un gran recuerdo de Thomas Carlyle y su célebre “Los héroes”, cuya lectura disfruté tiempo ha frente al mar cantábrico. Uno de esos autores que, por mor de su estilo, suele esquivar el encasillamiento; filósofo e historiador de formación que, sin embargo, imprime una muy original mirada poética a su escritura, por ello me fascinó cuando le leí sobre Mahoma, Odín, Napoleón, o Dante, Shakespeare, etc, desfilando por “Los héroes”.

Uno puede preguntarse; ¿dónde están hoy los héroes? Tal vez pululen muchos por ahí ignorando que lo son…, ¿la gente que ayuda a los afectados bajo la caída de las bombas?, ¿unos progenitores que sacan adelante a su familia sin apenas recursos?

En contraste con tu ocaso, me acabo de asomar al balcón en este inicio del día, y las cumbres de Navacerrada presentan un blanco deslumbrante.

São dijo...

A fotografia é espectacular.

Quanto ao teu tão interessante texto , fez-me saber que sou deísta , porque foi racionalmente e sem nunca aceitar ser necessária mediação entre o ser humano e o divino que me tornei crente, mas não no deus de terror , vingança e injustiça que não perdoa e envia almas para os fogos infernais por toda a eternidade.

Querido amigo, besos y buen finde!

Campurriana dijo...

No es ser amado o admirado, sino amar y admirar. Sin duda, mejor ser sujeto que objeto.
Me alegro de que se acerque el verano y disfruto también del invierno entre mantas.
¿Qué más se puede pedir?

Literatura y tercer milenio dijo...

Los incas, por estos lados, lo amarraban en su coricancha para que no se fuera ( el sol, claro, de eso hablo escribiendo) lo retenían con ruegos y ofrendas. Hoy harían bien dejándolo ir, que se pierda en la inmensidad de otros soles, otras tierras, otros hombres. Qué sé yo.

Ele Bergón dijo...

La estación del invierno es la que menos me gusta. Disminuye la luz y hasta que la va recuperando, se hace larga, muy larga. Menos mal que ya vamos hasta esa primavera que tanto deseo.

Me suena el nombre de Thomas Carlyle, pero no he leído nada de este autor. Lo tendré en cuenta.

Besos

Ele Bergón dijo...

Se hacen largos estos días de tan poca luz y tanta noche. Menos mal que ya vamos de camino a la claridad, aunque el paso lento, a veces desespera un poco.

No he leído nada Thomas Carlyle, aunque sí me suena, pero nunca es tarde para aprender.

Besos