martes, 16 de enero de 2024

Borges y la lluvia

 

Decía Borges que la lluvia es una cosa que sucede en el pasado. Decía más: que la lluvia es una cosa que, sin duda, sucede en el pasado. Tenía razón Borges. Toda la lluvia que él vio antes de quedarse ciego es ya cosa del pasado. También la que no vio, pero sintió sobre su rostro o sobre la tela del paraguas con que lo tapaban para que no se mojara. Es más: la lluvia que ha caído desde su fallecimiento en Ginebra el 14 de junio de 1986 es cosa, sin duda, del pasado. ¿Llovió aquel día en Ginebra? Hasta la lluvia que siento ahora, cuando esto escribo, tamborilear en la ventana ya no es de ahora, sino de otro tiempo. A Borges la lluvia de la tarde le caía sobre las negras uvas de una parra de un patio que ya no existía, pero desde aquel patio del arrabal le llegaba la voz de su padre. La lluvia, el patio, ya eran pasado, sin duda, pero la voz se quedaba sonando en el presente.

6 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Ya que hablas de lluvia, aquí llueve.

Sor Austringiliana dijo...

Del pasado pero moja.

Fackel dijo...

Solo que la lluvia no es solo algo que se ve -ese pasado borgiano- sino que es algo que se escucha, se siente, se percibe y nos introvierte.

Literatura y tercer milenio dijo...

La lluvia suele ser evocadora. Te leo, y con seguridad tu lluvia ya es pasado.

Campurriana dijo...

La lluvia en la parra, las conversaciones del verano tormentoso, el sudor de la playa antes de la cena al aire libre y cerca del mar...
Yo también he recordado hoy la lluvia, Pedro. Es fácil recordarla aquí.

Ele Bergón dijo...

Me gusta en especial este texto que has escrito, haciendo referencia a la lluvia y a mi admirado escritor Borges.

La lluvia de este autor argentino, ya es inmortal porque su autor no se ha ido y se ha quedado con nosotros.

Besos