A veces añoro la nada fértil. Fabulo con dejar las cosas como están y salir al mundo a no hacer nada. Dejarlo todo: la taza del desayuno secándose después de fregarla, la cama recién hecha, la casa ventilada, las plantas regadas para que aguanten unos días (el potos adueñándose del salón, en su mejor momento), la ropa recogida. Cerrar la puerta y marcharme. Aunque no regrese, la casa debe estar preparada para quien venga a comprobar por qué no respondo a las llamadas telefónicas o los correos electrónicos. No hacer nada en el mundo ocupándome en mirar a las personas con las que me cruzo, la floración de las catalpas del parque. Echar a andar, sin más, con las manos en los bolsillos.
En una cuneta, la flor de la achicoria, azul y lila. Me gustan las flores azules botoneando la hierba verde. ¿Hay tantos azules como verdes? La flor de la achicoria gira buscando el sol de este inicio de junio. Café de achicoria, se anunciaba antiguamente cuando escaseaba el café; hoy lo venden como su sustituto, cantando sus excelencias como ocurre con el pan negro, antes de pobres. Mientras pienso en eso, me agacho a contemplar la flor, la delicada tonalidad de los pétalos.
Regreso a casa tan solo una hora después, pero todo está como si me hubiera ido hace mucho y hubiera dejado todo ordenado para quien entrara sin mí. Abro la cafetera, pongo agua, dos cacitos de café natural molido y dejo que se haga. Salgo a la terraza con la taza entre las manos. Ahora abundan las urracas, que van desplazando aquí a las palomas.
5 comentarios:
Hay que dejarlo todo bien ordenado, así cuando volvamos podremos gozar del recuerdo del paseo entre las flores azules, se mezclaran en nuestra pituitaria el olor de las flores y el aroma del café.
Abrazos
La sensación de abandono repentino la hemos sentido muchos alguna vez. En la película "El profeta" el protagonista encarnado por Gassman abandona a su mujer en el atasco de una autopista y consecuentemente da la espalda a su modo de vida anterior. Hace muchos años que la vi, no la recuerdo bien, pero voy a intentar verla de nuevo, acaso me dé nuevas pistas. No spersigue el orden, la normalidad, las manías cotidianas se ceban con niosotros, pero cuando hay algún quebranto de salud, por ejemplo, imploramos el retorno a la monotonía.
Cuando algún día pueda salir a no hacer nada, empezaré por no hacer nada en casa y dejaré la cocina empantanada, qué sentido del orden y de la estética el tuyo, Pedro.
La flor de la achicoria te estaba esperando, qué color tan delicado, nada que ver con la achicoria "La noria' que anunciaba la radio de mi infancia. Dicen que es muy sana, de momento vamos al café, yo cometo el pecado de las cápsulas, qué pereza fregar la cafetera.
Que bonito suena todo esto: poder dejar todo en orden aunque sea para unas horas de ausencia se nota que te sabes aliarte con las horas...
Menda: en su desorden está su orden , por eso mi orden es muy mio, al lio en este caso a prepar café con poco azúcar, para eso siempre hay un hueco;)
Las flores son siempre bellas y este azul que me recuerda al del lapislázuli, he escuchado mucho eso de que la achicoria en tiempos de posguerra era el sustituto del café.
Un tranquilo finde,Pedro
No soy nada ordenada, nunca lo he sido, pero ahora con los años, quizás me haya enmendado un poco.
El no hacer nada, nada, creo que no existe porque siempre hacemos algo o dejamos de hacerlo, pero te digo que cuando yo soy capaz de hacer muy poco o casi nada, me fortalece y tonifica. Pruébalo, puede que hasta te guste.
Flores azules de distintas tonalidades, en este junio que aún es primavera, se encuentran en los campos, solas, entremezcladas con las otras de diferentes colores y es un disfrute pasear y verlas en los campos de nuestra querida Castilla.
Besos
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