lunes, 24 de abril de 2023

Extraños seres

 



Ladera abajo, extraños seres. Ocuparon pronto los valles más fértiles, los manantiales con el agua más pura, las riberas cubiertas por los álamos. Mi padre me comentó que los dejaron hacer hasta que comenzaron a asesinarse unos a otros. Lo hacían sin apariencia de odio ni venganza, obedeciendo a rituales antiguos. Uno de ellos se levantó a mirar las estrellas una noche y su compañero más amado lo besó en los labios mientras le clavaba un puñal en las costillas, otro se lavaba las manos en la fuente de los olmos y con la mirada pidió que lo ayudaran a morir ahogado con los ojos abiertos, hubo quien acarició durante horas la mano de su asesino y quien veló el cadáver de su víctima durante días, para evitar que lo devoraran las alimañas, memorizando cada gesto de la vida compartida. Acariciaban con ternura el cuello del caballo del fallecido, antes de degollarlo. El último de ellos se acercó al pueblo. Permaneció arrodillado en la plaza mientras la lluvia dibujaba su rostro y descendía por su espalda hasta empapar el suelo. Mi padre se sentó junto a él durante horas, en silencio. Después, acarició su mejilla con las manos mientras le daba muerte. Fue cuando comenzaron las muertes en mi familia. Vago por el mundo desde entonces, buscando valles como aquellos.

© Pedro Ojeda Escudero, Cuentos al atardecer, 2023

(Imagen: Ejército de terracota. Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso Universidad de Valladolid.)

7 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Y tan extraños.

Fackel dijo...

Impecable. Post monitorio. Y siempre será premonitorio.

Sor Austringiliana dijo...

El agua trajo de la mano a la muerte y a la adicción por ella. Y el agua es vida.

Francesc Cornadó dijo...

Realmente hay seres muy extraños, se parecen a los hombres.

Doctor Krapp dijo...

Es un texto abrumador con esa mezcla de emociones de crueldad y afecto.

Myriam dijo...

YO los llamaría "Cuentos para no dormir" :-)
que Edgar Alan Poe queda pequeño a tu lado.
Mucho éxito en tu nueva empresa.

Besos

Ele Bergón dijo...

Es inevitable que la vida y la muerte estén tan unidas, porque no existe la una sin la otra. Lo has dejado muy bien plasmado en este cuento, que intuyó, no solamente estás escribiendo ese vivir y morir, no solo físicamente, porque hay muchas formas de empezar y de terminar.

Besos