Entre las flores más hermosas, las de los cardos. Hay cientos de especies así llamadas, reunidas por el mismo término latino de cuyo origen no hay seguridad absoluta. Es curioso esto, que no estemos seguro de algo tan abundante. Algunos quieren que sea bereber y que en la raíz lleve el concepto de ser algo que pincha. En los momentos de mayor sequía de este verano apenas he encontrado la flor. Ahora me aparece esta, junto a la acequia, de tonos suavemente lilas y maravillosa arquitectura. Ignora el cardo que no sepamos su etimología, a él le basta con ser potencia de flor. Hace bien.
Desde hace unos días hay más nubes y pronostican lluvia, que se retrasa. Aquellas lluvias de septiembre con las que todo cambiaba: se despedían los amores de verano y buscábamos en el armario una chaqueta para ponernos al final de la verbena del barrio para regresar a casa, cuando terminaba la música. En la oscuridad, los últimos besos y las manos bajo la ropa buscando el tacto cálido de la piel, demorando el adiós, reteniendo el abrazo sin decidir si el ave que oíamos era alondra o ruiseñor. Qué cerca estaba el fin del mundo y no lo sabíamos. Con las primera lluvias, los charcos eran cielos de azul escolar al alcance de la mano.
Me he llevado a casa un ramito de cardos y lo contemplo a la luz del atardecer que entra por la ventana. Al trasluz, digo y solo con decirlo se llena de belleza la habitación.
5 comentarios:
Que gusto me da leerte...
me encanta cuando describes los campos, las flores, el clima y sus consecuencias. Tan "aterrizados" escritos, como si fueras el mensajero de cada uno de ellos y esta expresión calza de maravillas: "Ignora el cardo que no sepamos su etimología, a él le basta con ser potencia de flor."
Si todos nosotros fuéramos como el cardo...manifestarnos desde nuestra esencia, otro "gallo cantaría"...
Saludos Pedro,
beso,
Ali
Si no pincha no es cardo. Nos ofrece su bonita flor morada, como pidiendo disculpas.
Tus textos también llenan espacios de penumbra iluminando viejos recuerdos.
La flor del cardo el bonita y sería más si le quitaran el apellido "borriquero".
Están regresando aquellas lluvias; la tierra por fin bebe agua y nosotros nos arrebujamos en aquellas rebequitas de lana...
Besos, Pedro.
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