martes, 28 de septiembre de 2021

Extraños frutos

 


Hay frutos amargos como personas. Otros dulces, que te llenan la boca de carne y agua.

Estos días, paseo por esos extraños lugares en los que la ciudad se resiste a dejar de serlo. Escombreras, fincas arruinadas, abandonadas hace tiempo por los propietarios, con pintadas agresivamente urbanas y pilas de latas de cerveza y refresco. Sin embargo, qué hermosos esos ajardinamientos de los tiempos de euforia urbanística, ahora abandonados y cuyas plantas se han asilvestrado, haciéndose ya campo.

Cargo en esos paseos con la pesadumbre de no ser, pero recupero el terreno fronterizo en el que siempre he vivido. Soy de las afueras, un lugar en ninguna parte exacta. Cualquier paso hacia un lado o el otro me conduce al abismo.

En el caminar, pienso. Procuro olvidarme de la crispación, la falta de educación en el trato con el otro. A veces me ha arrastrado al lodo sin darme cuenta. Qué imbécil me siento después. No puede ser, con tantas acciones hermosas del ser humano. Me ayuda a buscar la paz agacharme para ver la alfalfa en flor en las cunetas. Qué hermosa, tierna y humilde flor azulada.

6 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

También hay personas dulce, no todas son cardos borriqueros.

mojadopapel dijo...

Me has recordado la canción de Billie Holiday "Strange fruit", reivindicativa sobre los linchamientos de su raza, canción durísima. Los paseos de naturaleza son un tiempo para nosotros, tiempo para pensar, siempre para descubrir y en definitiva para meditar. Son tiempos únicos que nos hacen personas.

⟴Ricard dijo...

Hay frutos amargos como personas
Paciencia amigo, paciencia. Trate de reconciliarse con sus hermanos. Le juro por los santos del calendario que hay personas muy dulces. Mi mas sincero deseo de que no sea su interior el que se amargue.

andandos dijo...

Todos caemos a veces en la crispación. No todo el mundo es de las afueras, eso también. Y estoy seguro de que imprime carácter.

Un abrazo

Sor Austringiliana dijo...

El caminar ayuda, estar a solas con uno mismo. Un pájaro, una flor...o ese extraño rodillo azul de tu foto que a saber...

Ele Bergón dijo...

Pasear a solas consigo mismo, creo que es uno de los ejercicios más saludables que existen, aunque nos acompañen todo tipo de frutos y también todo lo que nace o es arrojado a las cunetas. Pero en el paseo, la mirada del y hacia el cielo y su horizonte, nos puede reconfortar.

Besos