Es curioso cuánto puede soportar sobre sí una vida, tan frágil como es.
Madera y metal, pero la vía férrea funciona por las juntas de dilatación. Es ese pequeño hueco de aire el que da fortaleza al conjunto.
El traqueteo rítmico del tren nace de un salto al vacío.
La sombra de las traviesas quedó en el pinar y aún tiene ramas.
Al bajar del tren, siempre compruebo que no me he olvidado en el origen. El destino es una cosa demasiado arrogante.
14 comentarios:
Me gusta tu reflexión y la imagen.
Imposible olvidarse del origen. Formamos parte de él.
Besos.
Nunca he viajado en tren sin billete de ida y vuelta. En esa cápsula mental que me envuelve, parece que volver es importante. Reflexiono y me digo a mi mismo, que puede llegar un día en que el billete de vuelta sea inútil; aún así, sin duda, lo llevaré conmigo.
Dichoso tú que todavía tienes tren al que subirte y del que bajar, pero no te confíes.
Te leo y escucho la música del tren, el traqueteo y la llamada melancólica. Mis años de viajes en el tren pasaron hace mucho, tal vez me quedé olvidada en algún destartalado apeadero.
Sin origen no hay destino.
Me gustó mucho .
Ya ni recuerdo cuando me subí por última vez en un tren, puede que fuera a Madrid.
¡Sí!, no dejes de controlar que vas todo tú. Imagina que una parte de ti (por ejemplo tu alma) sale despedida y llega aquí. Por las dudas, dejaré la ventana de la sala algo abierta para que no te estampes en el vidrio ;-). He de decirte que el fenómeno de la bilocación me fascina).
Besos
tu pensamiento genial y maravillosa la imagen
Que nunca olvidemos a origem.
Gostei do texto e da imagem.
Besos, amigo mio, buen finde :)
Interesante observación que provoca reflexiones profundas.
Saludos cordiales
Es importante no perder el origen, es la única manera de llegar a salvo al destino.
Qué bonito es leerte, Pedro.
Un fuerte abrazo.
Aquellas viejas traviesas...cuántos recuerdos. Traqueteos, desplazamientos a otros paisajes, esperanzas. La vida por delante. Las traviesas de madera quedaron atrás.
Tenemos bastante trabajo en saber quiénes somos y a dónde vamos, realmente.
Un abrazo
La vida es como un cristal. Dura y frágil a la vez.
Un tren en marcha tiene su propia vida, por ello necesita respirar de una forma acompasada, desde su salida hasta llegar, con paradas intermedias, a su destino final.
Besos
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