Delante del vidrio, una amapola,
un atadillo de margaritas
y el desolado vacío de una ciudad muerta.
Te han herido
con el zumo de una lima
donde esté el camino a casa.
El vidrio se ha quebrado
con la primera luz del día
para afirmar la última hora de la noche.
Juego con la pena,
que se me ha hecho niña
y me derrota.
© Pedro Ojeda Escudero (2021)
6 comentarios:
Hiciste una preciosa captura. Con tus palabras.
Besos
No te dejes vencer por la niña pena, es muy vieja en realidad. Cada mañana la luz del sol acaricia los vidrios quebrados y nos ponemos a la tarea de recomponerlos, un poco, con una cinta adhesiva de mala calidad. Nos permite vivir. Ánimo.
Un abrazo, Pedro.
Lo leo y me produce tristeza..
Voy a salir a ver los campos verdes , y a disfrutar del canto de los pájaros...
Un abrazo Pedro.😘
Hay vidrios irrompibles y otros que una vez rotos es imposible volver a armar. Bellísimos tus retratos de interior, siempre.
Un abrazo enorme, Pedro.
Os vidros são muito frágeis, mesmo os ditos inquebráveis...Temos que os cuidar.
Besos, amigo mio
Ese vidrio roto siempre nos producen tristeza, al comprobar que no volverá a ser el que fue, pero nos queda la esperanza de poderlo sustituir por otro nuevo, aunque nunca será el que se rompió.
Buena imagen, buen poema.
Besos
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