En la Aliseda, el Cuerpo de Hombre baja fresco y bravo, casi sin detenerse en las peñas y saltando con gracia los pequeños diques y pesqueras. Tiene prisa el río por cumplir el anuncio de la primavera. De camino hasta aquí he visto florecidos ya algunos almendros. Los míos, tardarán unos días más, como si algo oscuro se me hubiera agarrado dentro. El río corre por la ligera pendiente y recoge el agua que los canales que daban servicio a las fábricas textiles le devuelve. En el atardecer, la espuma parece un campo cierto de blancura, azahar de agua.
La humedad fresca y joven del río nos besa el rostro. Quiere despejar las nubes. Reconforta la mirada, por lo menos.
Solo el río en torrentera es capaz de recordarte que todo el peso de tus pensamientos vale menos que la ligereza de su espuma.
9 comentarios:
Esa reflexión que suena zen vale por lo que vale la naturaleza que te hace reflexionar (y de paso nos salpica a otros) Gracias.
"todo el peso de tus pensamientos vale menos que la ligereza de su espuma", muy poético en unos momentos en los que no hay pensamiento alguno.
Me quedó con el "azahar de agua", tan blanco, tan refrescante y tan ligero.
Refrescante reflexión, ajustado texto
Los paseos por la naturaleza nos hacen viajar hacia el interior de nosotros mismos.
La levedad de la espuma que lleva el río da para ponerse a pensar, y suele darse que lo que primero que piensa uno frente a los cursos de agua es en su propia levedad...
Un abrazo con consistencia
=)
Y qué somos si no espuma, humo, agua... nada.
Besos.
Las aguas, saltarinas y desbordadas, nos anuncian ya el comienzo de esa primavera que necesitamos sea libre y nos inunde, con esa libertad que tanto deseamos.
Besos
La repetición que se da en la naturaleza da coherencia al universo. Otras cosas también, pero la naturaleza parece que siempre.
Un abrazo
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