Un reflejo de atardecer sobre una capa de hielo, la mejor manera de comprender que todo es transitorio, pero que es, precisamente, en lo fugaz e inasible de cosas tan sencillas en donde se encuentra aquello que permanece incluso cuando ya no estamos.
La luz, pero no la luz directa, que ciega y engaña, sino el beso sutil del último rayo de sol antes de la noche. Su leve gesto nos reconforta. El día ya está cumplido. Que venga luego toda la noche, todas las noches, las noches más largas.
6 comentarios:
En medio de la noche pensamos en el último y débil rayo de sol.
¡Uy! Que eso de la noche más larga, después de aquello que nos cantó Aute..., deja, deja, que las noches se vayan acortando, tal como corresponde al momento del año en el que estamos.
Ayer, con -6 grados en Granada vi hielo en los charcos, no lo veía desde hacía años.
Me encanta la fotografía y tus reflexiones.
El invierno es frío y duro.
Que los Reyes Magos te traigan todo lo que les hayas pedido en esta noche mágica.
Besos.
Aquello que es tan fugaz como el tiempo, es lo que más deseamos atrapar. Por eso, me gusta pasear buscando el atardecer de los días que pasan y nunca se detienen.
Besos
Parece que hay más verdad en lo sencillo que en lo complejo. Todos estos días se pueden resumir en dos o tres imágenes, y en algunas palabras más, sin duda.
Un abrazo
Publicar un comentario