Las hojas caídas en el estanque juegan al oxímoron, han dejado de ser hojas secas para dar paso a un otoño de tiempo líquido. Como los cuchillos de luz de los atardeceres de las últimas semanas: rojo fuego, rojo sangre. Aparentemente, se posan en el fondo, sobre el cemento, pero se sostienen en la primera lámina del agua. Al introducir la mano se desintegran en fragmentos, cada uno igual y diferente a la hoja completa. Al aquietarse el agua, ha cambiado ya la imagen de este otoño en un juego de tiempos. Entre las hojas, mi rostro. ¿Cuándo he envejecido tanto? Sobre la hierba del jardín, una urraca grazna, quizá mi nombre en la lista de los que ya no están mientras agitan la imagen de las hojas caídas en un estanque. Una vez calmada la superficie, qué difícil encontrar tu rostro de nuevo.
7 comentarios:
Más allá de esta bella paradoja, estás y eres y no mayor de lo que tus años de vida marcan. A la urraca graznadora le daría un reloj para
que se tragara :-) y aprendiera un poco sobre el tiempo, el espacio y tu presencia.
Besos
Tenemos un otoño muy extraño, al igual que la primavera y el verano, ¡¡que jodio bicho!!
Lamento, mas não sei o que é uma urraca (só conheço o termo como nome próprio de uma rainha)
Do texto, gostei
Besos, amigo mio, feliz semana
Debe ser que encontrarse de verdad de verdad uno solo se encuentra en las aguas revueltas (con hojas o sin ellas) Es la turbulencia la que reclama la vida.
La música callada, la soledad sonora...
Un abrazo
Las hojas secas se arrojan al estante en un sueño de agua y vida. Tienen todavía un tiempo de belleza flotante, la urraca que se calle. Acertado oxímoron.
El tiempo, para mal o para bien, todo lo va disolviendo. Eso no quiere decir que muchas de las huellas, sigan con nosotros.
Parece que hoy o mañana, se va el otoño para dar paso al invierno. Siempre una estación sucede a la otra, para dar la vuelta en un tiempo circular, pero no coincidente.
Besos
Publicar un comentario