Lo que antiguamente se llamaba cordón sanitario ahora recibe el nombre de confinamiento y en los últimos días, confinamiento perimetral. Da igual como se llame cuando al campo no se le puede poner puertas, más si las puertas tienen tantas gateras.
Este coronavirus no es un castigo bíblico, pero sí parece atacar nuestra soberbia y la despreocupada manera de vivir que tenemos. Se nos ha olvidado que somos humanos y mortales y que la única manera de vivir más y en mejores condiciones es la inversión pública en sanidad y en investigación médica.
No debería enfadarnos no poder hacer las cosas que nos han traído a esta situación.
Es de una gran inmoralidad que algunos políticos armen gresca por lo adjetivo y no lo sustancial. Aunque sea por incompetentes.
A diferencia de lo ocurrido en primavera, caminamos ahora hacia los días más cortos. ¿Y si aprovechamos las largas tardes de otoño para conversar y leer en casa, esos placeres que se nos habían olvidado? ¡Qué cosas digo, leer en estos tiempos! Me está comenzando a afectar la pandemia.
Resistamos.
10 comentarios:
Nos quejamos por vicio, me rio de nuestro confinamiento o cierre perimetral, cuando millones de personas viven confinados y pasando hambre desde que nacieron.
No te rompas la cabeza proponiendo lectura, siempre habrá quien diga que las librerías están cerradas.
Ahí le has dado, Pedro:
"Este coronavirus no es un castigo bíblico, pero sí parece atacar nuestra soberbia y la despreocupada manera de vivir que tenemos. Se nos ha olvidado que somos humanos y mortales y que la única manera de vivir más y en mejores condiciones es la inversión pública en sanidad y en investigación médica".
Hay varios temas aquí, pero es fundamental, tener bien claro que no estaríamos tan mal si no se hubieran abandonado a su suerte y ahogado con recortes y mala gestión, tanto la sanidad pública como la investigación médica pública también -y de otras materias que coadyuvan con esta-, y que se debe invertir en estas áreas. Frente a esto, el apelar a la
responsabilidad de las personas, y solo a eso, es otra inmoralidad que pretende, además de culpabilizar a la población, descargar a los gestores -políticos- de su responsabilidad en tantos años de abandono, recortes y mala gestión, tanto en épocas de feliz bonanza tan falsa, como en épocas de crisis o estafa económica.
Resistamos, pero por favor, sin Resistiré en el balcón.
Sí, nos queda la lectura y la vida familiar, cómo resistir si no a la incertidumbre. Las gateras por donde se cuela el virus son infinitas y peor aún son las que abren en nuestro ánimo algunos políticos. Lo de menos es el encierro.
Amigo mío, sólo escuchamos palabrería y asistimos a peleas de unos incompetentes contra otros. ¡Qué se callen y hagan bien su trabajo! Qué inviertan en sanidad y planifiquen bien las consecuencias de la pandemia y si no son capaces de asumir sus responsabilidades que se larguen lejos.
Salud
Francesc Cornadó
Leer. Son escasas las personas que tienen el tiempo y las ganas de hacerlo.Escuchar temas de música de más de tres minutos, leer libros importantes... el estilo de vida que se fomenta no lo favorece. Pero no es excusa, a pesar de lo que digo. Un abrazo
De aquellos barros vienen estos lodos, dice el refrán, o algo parecido y ahora ¿qué? Resistiendo estamos y eso a pesar de las zancadillas que van poniendo los políticos, que salvo honrosas excepciones, siempre van a lo suyo.
En Madrid, tanto dinero gastado en hospitales y tan poco en personal. Se lo hemos dicho, nos hemos manifestado y nada, como el que oye llover.
Besos
De acuerdo contigo.
Debemos ser creativos y ocuparnos d emuchas cosas que nos enriquezcan.
Y esto es motivo de orgullo: Israel destina el 4,5 % de su PBI a Investigación, desarrrollo y Educación. Y es uno de las tasas más altas del mundo.
Sólo educados y sanos, creceremos como especie. Y podremos sobrevivir.
La Naturaleza merece todo nuetsro respeto y atención.
Beso grande
Bueno, yo he de salir... así lo han decidido y pese a la mala praxis de la aplicación de las normas sanitarias que anuncian y no se aplican en el terreno.
Y ando entre clases presenciales, y a distancia, entre reunionitis agudas, y colegas y estudiantes al borde del suicidio y las crisis de ansiedad, y he de confesarlo, también sobrepasada y muy cabreada por los últimos y recientes acontecimientos.
Besos, Pedro.
¡Sí, resistamos!
Yo me siento como en las trincheras de una guerra sin enemigo a la vista, a la visible...
¡En fin, fuerza, mucha fuerza!
Besos.
;)
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