El campo se llena de otoño estos días. Después de las moras de zarza y los higos, comienzan las bayas. Sucede que la vegetación tira ya hacia el marrón o el verde envejecido y sobre esta melancolía explotan las gotas de color: azules, naranjas, rojos, como salpicaduras salvajes de un dios enloquecido.
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Cuando nos dejaron salir, caminé hacia el monte para ver la primavera. Aquella fiebre de las plantas en flor se trasforma ahora en fruto. La naturaleza ha cumplido su ciclo, sin echárnoslo en cara.
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¿Tendré que ver el otoño desde la ventana? En la sierra, la gama de verdes y marrones llegan en noviembre a matices tan extraordinariamente hermosos, que solo sentarse a contemplarlos ya es mucho, es todo.
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El otoño es una estación sin prisa. Tiene su tiempo, que siempre lleva la lentitud de lo que se ha vivido.
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No todos los otoños se parecen. Algunos tienen semilla de luz, otros calor de inicio de verano. Hay que apurarlos cuando llegan, como si se nos llenara el cuerpo de fiebre de vida, porque abundan los invernizos y largos como este que comienza.
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Todo otoño lleva dentro el final de las cosas, pero hay que decidir su hermosura.
9 comentarios:
Me temo que este otoño será como el verano, triste, aún más triste.
Tengo que ir a ver como las rosas caninas dw la orilla del río se han vuelto escaramujos. Fue uno de los primeros paseos de la extraña primavera. Ahora se anuncia un otoño difícil, la naturaleza a lo suyo, a su explosión de marrones y amarillos, a sus bayas nutritivas, colores, colores.
Ánimo y salud.
Te felicito por tu capacidad de observación. Y por marginar el tema obsesivo de la pandemia.
Esperaré un poco más; el albero se alfombrará de hojas y entonces, sí podré, arrastrando los pies, disfrutar otro año de la mejor de las esencias.
Me imagino que las bolas azules de la foto, serán endrinas.
Por Pardilla, también poco a poco, van pasando las moras y apareciendo los racimos de uvas, blancas, negras y hasta las"tetas de vaca" que llamamos a las que son algo rojizas.
Las endrinas azules salen en la vieja carretera y los castaños, ya quiere empezar a tomar los tonos marrones. Las zarzas con su carambujos rojos, aún no han madurado del todo.
Dentro de poco tiempo, llegará el otoño y añoraremos, este verano, que a pesar de ser extraño, ya se nos va, mientras se acorta su luz.
Besos
El otoño me ha dicho que se disfrazará de primavera, e irá "enmascarado"...
;)
Besos, Pedro.
Aquí los otoños son como las primaveras, y las primaveras como el otoño. Eso aquí, pero en el Moncayo las cosas son como siempre han sido.
Un abrazo
Falta, falta para que llegue. Siempre te apuras.
Seguimos tú en verano, yo en invierno.
Besos
Seguramente el otoño tiene toda la hermosura que mucha gente describe... a mí me puede, me derrota, me aniquíla el ánimo... no sé por qué... pero lo siento dentro de mí... viajo a la tristeza y a la melancolía con una fecuencia que aveces me preocupa... Trato de buscar respuestas, pero no logro encontrarlas... así que me he acostumbrado a convivir con esa tristeza y esa melancolía que ocupan la parte alta de mi estómago...
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