jueves, 20 de agosto de 2020

Algunas reflexiones sobre el inicio del curso escolar

 


Dentro de pocos días comienza el curso escolar en España y aún no se han decidido más que unas pocas vaguedades en el papel sobre cómo se hará ni las consecuencias que tendrá para los alumnos, los profesores y el personal no docente de los centros, ni las posibles consecuencias para la sociedad en general. Algunos expertos advierten de que las tasas de contagio por el COVID-19 en España son muy altas para volver a las clases y no recomiendan el inicio de curso en las regiones más afectadas de forma presencial ni siquiera guardando todas las medidas sanitarias. El curso pasado pudo finalizarse por la buena voluntad de los docentes, de los alumnos y de las familias, no de las administraciones implicadas, que improvisaron sobre la marcha como si nunca hubieran estudiado un protocolo de actuación en estos casos, lo que entra plenamente dentro de sus obligaciones y competencias.

Desde el final del estado de alarma hasta hoy, han pasado ya cuatro meses y, salvo algunos protocolos y recomendaciones no contrastados, poco se ha hecho de forma efectiva. Por otra parte, todo lo que se pensó en mayo o en junio para el próximo curso, ha quedado anulado por la evolución del virus en las últimas semanas y las previsiones a corto plazo. Da la impresión de que aquellos que insistían en recuperar las competencias, no han hecho correctamente los deberes y de que al frente de la coordinación general no hay nadie. Si algo han hecho durante estos meses o tienen previsto lanzar en la reunión anunciada para el próximo 27 de agosto, no han podido o sabido comunicarlo con eficacia y todos estamos deseando que se difunda ya para la tranquilidad de la sociedad. Aún estamos, por ejemplo, a la espera del fortalecimiento y enriquecimiento de la educación virtual, importante en cualquier momento e imprescindible durante una pandemia. Todo esto exige liberar recursos económicos de forma urgente.

Cuando se abran las puertas de los colegios, será imposible mantener la ficción de los grupos burbuja de los que se habla como gran baza ante el virus en las aulas: un estudio confirma que cualquiera de nuestros alumnos en esos grupos tiene, en realidad, contacto con más de 800 personas en dos días, inicialmente. Por lo general, nuestros centros no están lo suficientemente preparados en espacio, número de alumnos por aula y otras medidas que se han certificado como eficaces en otros países. Cuando se compara el próximo inicio del curso escolar en España con el que ya ha sucedido en otros países, se olvida poner sobre la mesa las grandes diferencias de todo tipo que existen entre un aula alemana o filandesa y una española. Estas diferencias, no corregidas todavía, son las que recomendaron no retomar el curso en mayo como se hizo en otros países. Ni siquiera sabemos cuántas veces se desinfectará el aula y si se hará en los cambios de profesor, como parece lógico. Hace unos días se publicó la información de que nuestros colegios no cuentan con una buena ventilación, una de las bazas seguras para la lucha contra los virus. El Consejo General de Ingenios Técnicos Industriales han advertido sobre las muchas carencias en este sentido, a pesar de que la normativa en vigor exigía reformas que, según los expertos, no se han acometido. Conozco aulas modernas cerradas estancamente en edificios supuestamente inteligentes en las que no se pueden abrir fácilmente las ventanas y que no cuentan con sistemas de ventilación mecánica. Abrir la puerta del aula para ventilar no es suficiente, menos cuando comience el frío.

Todos comprendemos que hay que intentar volver a una cierta normalidad presencial en la escuela y que este formato es el que mejor garantiza la educación entendida no solo como la adquisición de conocimiento sino como la adquisición de todo un abanico de habilidades sociales, pero este regreso debe tomarse con todas las medidas aceptables en un estado moderno. Debería aprovecharse la pandemia para estudiar profundamente la situación de la educación española y equipararla a la que se da en los países de nuestro entorno, aquellos que siempre nos han parecido un ejemplo de actuación y cuyos índices de calidad están muy encima de los nuestros.

Esta pandemia ha puesto en evidencia uno de los grandes problemas estructurales españoles, la insuficiente inversión en educación y su modernización en todos los niveles. La ratio de los colegios españoles es inaceptable y no garantiza una educación realmente de calidad; el abandono de la escuela rural es una de nuestras grandes carencias porque contribuye a fijar población y hoy se vería como una solución óptima para evitar la difusión de los contagios; el cierre de unidades de los últimos tiempos se debería haber convertido en una reorganización y optimización de los recursos, en vez de clausurar colegios como medida de ahorro económico.

Uno de los argumentos ocultos que aparece de vez en cuando en las declaraciones de los políticos que están al frente de la toma de decisiones sobre la vuelta a clase estos días es que los niños y los jóvenes deben regresar al colegio para que los padres puedan ir al trabajo. Argumentar esto es proclamar que España no ha hecho los deberes en materia de educación y conciliación de la vida familiar, que hemos perdido décadas mirando a cosas mucho menos importantes que suelen aparecer con grandes titulares en las páginas de los periódicos cuando se estudia cualquier reforma educativa y que vienen a ser el cebo ideológico para que no prestemos atención a las reformas en las que han estado muy de acuerdo políticos de diferente signo político. Que ese argumento esté debajo de algunas decisiones es proclamar que hemos fracasado como sociedad moderna y que no hemos considerado la educación como la verdadera riqueza del país. Los colegios no son un aparcamiento de niños para liberar a los padres.

En unos días, a la entrada y la salida de clase, en las puertas de los colegios habrá decenas de miles de abuelos esperando a sus nietos porque sus padres están trabajando y no pueden recoger a sus hijos o esperando en casa para que se los lleven y cuidarlos el resto de la jornada laboral. Esta es una de las grandes peculiaridades españolas y que no deberíamos aceptar sin más. España impide la realización de la vida independiente de esas personas mayores, con la ficción de una vida familiar tradicional que se ha demostrado no ser real cuando el virus ha entrado en los geriátricos españoles ocasionando miles de muertos. No nos deberíamos seguir mintiendo con la idea de que en España la familia es importante, porque se ha convertido en un colchón cómodo para las administraciones y los políticos que deben tomar decisiones de reforma estructural profunda. Decenas de miles de abuelos expuestos al posible contagio al ir a buscar a sus nietos a la puerta de los colegios o cuidarlos en sus casas, cuando se han demostrado que son el sector de población más vulnerable.

Me temo que veremos las consecuencias a partir de la segunda mitad de septiembre.

13 comentarios:

sociedaddediletantes.blogspot.com.es dijo...

Creo que el argumento oculto del que hablas es fundamental en la falta de una decisión, o en la insistencia en que los centros educativos abrirán y el curso será presencial o empezará presencialmente, con una cabezonería inconcebible según vemos cómo avanza de nuevo la epidemia, y con propuestas delirantes -dar clases al aire libre en septiembre (¿y si hace frío o llueve?) o con las ventanas y puertas abiertas.. (¿y en octubre y noviembre con abrigo?-, utilizar "otros" espacios, como centros cívicos -claro, un poco complejo para docentes y alumnos y para elaborar los horarios, que implica cerrar a su público habitual esos centros, montar allí aulas, prolongar en ellos los servicios de limpieza y otros propios de los centros educativos..., complejo-.

Pero ante todo, y para no asustar a la sociedad, a las familias que no tendrían dónde dejar y cómo cuidar a sus hijos menores, abrir los centros presencialmente, en un espejismo de normalidad.

Dicen las autoridades que proponen estas medidas que en el momento en que se detecte un caso de COVID, se cierra la burbuja o pequeño grupo de alumnos y se les pone en cuarentena. Como si esto fuera una nadería: un caso que pueden ser muchos contagios, incluso cuando se detecte, a diversos grupos de población y puede provocar muertes o situaciones sanitarias muy graves o la muerte a quienes los contraigan.

Ya en junio a mí me parecía irreal retornar a una enseñanza presencial en el nuevo curso,a pesar de tener entonces cifras muy buenas respecto a la transmsión del virus. Ahora me parece espeluznante pretender hacerlo.

Por otra parte, durante el confinamiento y sus posteriores fases de apertura, siempre tuve la sensación, contemplando el trabajo de los profesores de secundaria, que éstos estaban cumpliendo una misión sobre todo social: la de mantener en las familias un orden, una ocupación del tiempo -mucho- en los hijos en edad escolar encerrados en sus casas, que permitió la convivencia en las familias, y gracias al esfuerzo de los padres para que sus hijos hicieran los trabajos y estudiaran. Ocupadísimos los tuvieron y ocupadísimos estuvieron los docentes (dejemos aparte las mil y una reuniones burocráticas y papeleo de informes y contrainformes a que se vieron sometidos los docentes).

Gracias por sacar este tema sin tapujos.
Un abrazo

Emilio Manuel dijo...

Si nunca ha habido un acuerdo sobre educación ¿va haberlo en estos momentos que se está utilizando la pandemia como arma política?, dudo que se haga, ya estamos escuchando, que pese a que las 17 Comunidades Autónomas son las responsables de todo lo que toca a Educación, como se culpabiliza a la Administración Central, que también tiene su parte de culpa de esta inacción, personalmente no espero nada.

Hasta el momento y desde el comienzo de la pandemía no hemos tenido problemas en reunirnos con nietos e hijas, éramos un circulo cerrado donde cada uno de nosotros estaba perfectamente controlado, con el comienzo del curso ya he hablado con mis dos nietos y le he manifestado de las dificultades que se nos avecinan y de que ha partir del momento que comience el instituto nuestros contactos se verán mermados y que los besos y abrazos se tendrán que evitar.

Es lo que tiene tener 17 autonomías que cada uno hace lo que le sale de la polla, y luego está nuestro modo de pasarnos por el mismo lugar las recomendaciones que se hacen a la ciudadanía.

María dijo...

Te leí bien pronto esta mañana a primera hora, sin poder dejarte un comentario, y ahora ya, te dejo mis huellas, desde la tranquilidad.

No se sabe lo que va a pasar, depende de la semana que viene, pero lo que parece es que habrá clases presenciales y no presenciales, pero lo que se está viendo es que la pandemia se está yendo de las manos, no dejan de salir brotes, por gente irresponsable.

Lo que está claro que a quién más afectará será a los abuelos, los más vulnerables, los que tienen que llevar a los niños a clase, serán los perjudicados.

Has hecho una muy buena reflexión, Pedro, yo también creo que a partir de la mitad de Septiembre las cosas se pondrán peor.

Besos.

Doctor Krapp dijo...

Teniendo presente los problemas estructurales de la educación en España y los problemas derivados de la conciliación familiar y el uso y abuso de los abuelos como mano de obra barata y explotada hasta reventar por las siguientes generaciones nos encontramos con un problema tremendo que acaban de desvelar en la Universidad de Harvard.
Reproduzco literalmente ésto de ayer de la web de Antena 3:
"Casi el 10% de todos los contagiados en España son menores de 15 años, y lo que más preocupa es que la carga viral en niños es, incluso, más alta que la de adultos graves ingresados en las UCI. Esto quiere decir que son 'supercontagiadores': no suelen presentar síntomas y es más facil que propaguen el virus silenciosamente."

No se pueden en ningún caso volver a las clases presenciales y desconozco la solución.

Abejita de la Vega dijo...

El horizonte del curso escolar 2020-2021 aparece velado por nubes, más bien nubarrones. Es la salud de todos, el mes de septiembre está a la vuelta de la esquina, nuestros señoritos no han pasado de unas pocas vaguedades y los brotes brotan aquí y allí. Harían falta más espacios y una buena distribución de los mismos, más personal, más medios...gasto. Hay incertidumbre y temores. Algunos piensan en no llevar al niño a clase y no nos extraña. Otros reivindican la opción de la enseñanza puramente virtual pero la escuela es mucho más que un ordenador. Muchos se preguntan qué hacen con ellos si no hay clase, la escuela reducida a guardería, algo muy triste.
¿Ventilación? Efectivamente, los colegios suelen estar muy mal ventilados, sobre todo los edificios construidos de pocos años para acá. Aulas diminutas, de techo bajo y ventanas minimizadas, donde se instalan veinticinco niños amontonados entre mochilas, material escolar y prendas de abrigo. Los centros antiguos, es curioso, fueron construidos con un criterio higiénico y al menos tienen altura, aire para respirar. En cuanto a los edificios inteligentes, no llegué a conocer ninguno...

En fin, que todo salga bien. A esta maestra jubilada le sigue doliendo la escuela.



mojadopapel dijo...

Enhorabuena por el análisis exhaustivo que haces de la situación que ha provocado el Covid, y la inacción de todos los estamentos, en cuanto a educación y conciliación familiar... Ojalá esto supusiera un acicate para impulsar a otras muchas voces, y poder movilizar este desgobierno que padecemos.

LUISA M. dijo...

Haces una excelente reflexión, Pedro. Comparto contigo esa preocupación por el desarrollo del nuevo curso escolar en las actuales circunstancias. Creo que habría que haber tomado decisiones y medidas adecuadas antes. Ojalá vaya bien en los colegios, institutos, universidades... Mucho ánimo a todos los docentes en este inicio de curso (que me pilla vivirlo recién jubilada, pero con bastante preocupación por mis compañeros y alumnado). Un abrazo.

LA ZARZAMORA dijo...

Por aquí estamos en las mismas, y con las mismas incógnitas por resolver a una semana antes de acoger a los estudiantes. Lo que se anuncia es que retomamos sí o sí, y luego ya se verá... Improvisación y chapuzas nos esperan para variar y a arreglárnoslas y a recomponer como cada uno buenamente pueda como hasta la fecha en la que se inició esta pandemia y sin duda alguna ante familias y docentes pasmados y atónitos, sumidos nuevamente en la impotencia. A seguir viendo sobre la marcha, según parece... y que nos cojan a todos confesados. Y no será por los informes y avisos que de todos los frentes le llegan al Ministerio de la des-educación y el deporte de saltárselo todo a la torera. A ver qué pasa...

Berta Martín Delaparte dijo...

En todas las épocas se han producido cambios radicales. Y de todos esos cambios, la Humanidad ha salido vctoriosa. La capacidad de adaptación de los seres vivos es asombrosa. Demos tiempo al tiempo.
Por otro lado estoy de acuerdo con la crítica a la forma de actuar de los políticos españoles. Son un desastre una lacra que el pueblo español lleva soportando desde hace décadas.
Esos personajes actúan como en " un patio de vecinas", aunque con la diferencia de que no queda todo entre las vecinas del patio; nuestros políticos hacen política de pacotilla y, nos llevan al pueblo a un estado de desinformación, descontento, enfados, desconcierto.
Estaría bien que aprendieramos a llevar nosotros mismos el timón y, no esperar a que el capitán se recupere de su cogorza, para poder llegar de ese modo a buen puerto.
Como dicen aquí en el país germano: Menos hablar y más resultados.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Gracias a todos por intervenir. Este es un tema esencial. Debemos comprender que, aparte de las medidas urgentes motivadas por el COVID-19, se debe construir el futuro inmediato de la educación española. La pandemia ha puesto en evidencia las debilidades del sistema que ya conocíamos antes. Muchas de las reformas que debemos aplicar ahora no deberían tomarse como meros parches para solucionar un curso que se avecina problemático, sino como medidas permanentes. Hay que repensar la educación es española completamente.

São dijo...

Infelizmente, em Portugal se passa o mesmo: ninguém sabe muito bem o que se pretende nem como será.

Outra situação muito preocupante são os Lares para as pessoas idosas...

Bom resto de Agosto, querido amigo, besos

Ele Bergón dijo...

Después de leer tu análisis y los comentarios de los visitantes, encuentro que el virus, nos está dejamdo tanta incertidumbre, que si fuera una persona, estaría feliz de haberla provocado. Nadie sabe cómo actuar y nadie coge las riendas, de lo que hay que hacer y en especial, en este comienzo de curso. ¿ Por qué se espera a última hora? No será fácil, pero hay que ponerse de acuerdo ya.
Besos

impersonem dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, tienes toda la razón... yo estoy muy preocupado... vamos tarde y mal... más improvisación que previsión... operando en un sistema con deficientes infraestructuras y escasos medios mal tasados... No sé cómo creen que la comunidad educativa puede gestionar un mesosistema tan complejo como el educativo... la programación de esa gestión no puede hacerse en "un cuarto de hora" en una reunión de última hora para salvar las apariencias... ¡es indignante!

Abrazo y mis mejores deseos para todos los docentes y para todos los discentes (ambos me tocan de cerca)...

Abrazo