viernes, 3 de julio de 2020

Unas fotografías de mis padres


He comenzado a escanear las antiguas fotografías de mis padres para digitalizarlas y repartir las originales en la familia. Veo a mis padres, hace sesenta años o alguno más, jóvenes e ilusionados. Mis padres conservaban pocas fotografías de su juventud o de los primeros años de casados. No era frecuente tomarse imágenes en aquella época. Su precio no estaba al alcance de cualquiera y muy pocos podían tener una cámara en propiedad. Son un puñado de fotografías. Mi padre tiene alguna más, de cuando fue al servicio militar o trabajó como taxista en los años cincuenta. Como se les murió la primera hija con pocos meses, con el resto se apresuraron a tomarnos alguna de bien niños. Mi padre, de joven, tenía pinta de galán de cine y miraba con cierto descaro a la cámara, mi madre era bellísima y miraba con timidez. Hacían una buena pareja. Qué guapos estaban en sus fotografías de boda. Comenzaban su vida.

Los reconozco en esas fotografías de hace tantos años, pero ignoro quiénes son la mayoría de los que los acompañan en las de grupo. De vez en cuando, en casa, se repasaba el álbum de fotos y nos contaban quiénes eran aquellos que aparecían, pero no logro recordarlo. Nunca he tenido buena memoria para esas cosas. Supongo que habrá alguien que mirará otra copia de estas fotografías y no sepa quiénes son mis padres. Quizá se fijen en el tupé de mi padre, en lo bien que le quedaba el mono o el traje de trabajo o en su bigote de artista de cine, en la falda con vuelo de mi madre en esa verbena en la que no podía tener más de dieciséis o diecisiete años.

He pensado poner alguna de esas imágenes, pero no he reunido el valor suficiente para contemplar aquí la mirada de mis padres, tan jóvenes, tan ilusionados ante la vida. En su lugar, traigo el Mercurio del Pasaje Gutiérrez de Valladolid, que ahora está en obras. Esta escultura imita el Mercurio volador del escultor renacentista italiano Juan de Bolonia. Lo traigo porque este lugar, uno de los más hermosos de mi ciudad, estuvo cerrado durante tantos años, que llegué a pensar que no existía. Lo busqué tantas veces sin éxito, que llegué a olvidarme de él. Es decir, lo traigo aquí para no seguir hablando de estas viejas fotografías de mis padres, que posaban ante la cámara cuando la vida se les abría, apasionante e incierta.



17 comentarios:

Myriam dijo...

¡Cuánto me alegro que puedas conservar esas fotografías escaneándolas! Sería muy lindo ver algunas aquí, pero obviamente es una elección muy personal y depende sólo de ti.

Debieron sufrir mucho la pérdida de la primera beba. Pero luego tuvieron hijos estupendos, al menos el que yo conozco. Motivi seguro de uns enorme alegría y orgullo.

Besos y feliz fin de semana


María dijo...

Estoy de acuerdo con Myr, sería un placer poder verlas.

Besos.

Marina dijo...

Yo tengo fotografías en las k tenía 17 años y una falda revolandera.
Un beso.

mojadopapel dijo...

Eran jóvenes y bellos. La nostalgia a veces nos invade, y es bueno repasar nuestra vida anterior, para ser conscientes de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Emilio Manuel dijo...

Tengo fotos desde mis bisabuelos hasta mis nietos, bien es verdad que son ellos los que más les gusta verlas, cosas de la edad.

Doctor Krapp dijo...

Las fotos antiguas nos dan miedo, yo dediqué varias entradas a ellas.

Luis Antonio dijo...

Has despertado la curiosidad, pero entiendo tus dudas

La seña Carmen dijo...

Cada vez aprecio más las fotografías antiguas, incluso aquellas que fueron tomadas con instantáneas de las que regalaban con el chocolate y en las que hoy, de puro movidas y desvaídas es difícil ver nada. No solo las familiares, a todas me gusta verles las faldas, y esas frasecillas que dejaron los cuidadosos en su revés.

Fackel dijo...

Pues yo hice mucha vida en ese Pasaje. Entre los futbolines y billares (ahora y recortado es el Pigiama) y algún piso de gente conocida ahí mismo pasé muchas horas en mi juventud tierna. Hubo un tiempo que guardaron el Hermes para evitar vandalismos. A mí me parece uno e los espacios más evocadores de Valladolid. Pocas ciudades tienen pasaje y menos pasajes de este nivel. Lástima que no cundiera ni siquiera al principio como centro comercial, aunque ahora no es de las peores etapas. Sobre las fotos de padres y de infancia...no me quejo, no abundan pero guardo unas cuantas, incluso anteriores a la desdichada guerra civil, es decir, de cuando ambos progenitores no se conocían aún. Qué tema tan reconfortante.

Ele Bergón dijo...

Esas fotos antiguas en blanco y negro de nuestros progenitores y los familiares y vecinos, las guardo con mucho mimo y cariño en los álbumes que he ido haciendo. Los miro de vez en cuando y es verdad que la nostalgia me invade.

Quizás nos dejes alguna por aquí. Ellos siguen con nosotros y las fotos nos lo recuerdan

Besos

Abejita de la Vega dijo...

Nos ofreces un cariñoso retrato de tus padres con tus palabras. Es como si los viéramos.

Era así, las fotos eran escasas en los años cincuenta y sesenta. Había, eso sí, fotógrafos ambulantes que se ofrecían a sacar fotos a los endomingados, sobre todo si llevaban niños. Ahora tenemos muchas fotos, demasiadas, no las apreciamos, se quedan ahí en las maquinitas actuales que pronto serán obsoletas, las perderemos...
Las fotos antiguas nos ponen nostálgicos, a veces duelen...

Hermoso el Mercurio de Valladolid.

Berta Martín Delaparte dijo...

El pasaje Gutierrez de Valladolid, cuantos recuerdos¡
Yo tengo unas cuantas fotografías de mis padres, cuando eran novios. De mis abuelos maternos, de mis primos y primas tenía casi ninguna. Pero hace cosa de un mes, una prima mía me envió por Mail, fotografías de tios, tias, primas, primos, hasta la fotografía de la perra Katy que mis abuelos tenían, y con la que tanto mis hermanos y yo con ella jugábamos. Tengo fotografías archivadas en el ordenador, pero de cada una de ellas, hago una copia en papel.
Pedro me ha gustado mucho este post . Saludos😘

São dijo...

Para fugir às emoções mais fortes arranjamos sempre pontos de fuga...


Fuerte abrazo, querido Pedro, buen finde

andandos dijo...

El paso del tiempo convierte todas las fotografías en buenas. No son palabras mías, como puedes imaginar. Las carga, el paso del tiempo, de connotaciones y peso emocional, y ocurre con nuestras fotos pero también con las de los demás, cuando son de la misma generación, porque comparten un imaginario común. Verbenas, faldas que vuelan, bigotes, fotos de boda... y todo aquello que se da por todavía más sabido.
Compré hace unos meses un pequeño álbum de fotos familiares ajenas en el mercadillo de los domingos de aquí, y esas fotos podría decir sin mentir que en buena medida me representaban, podían ser de mi familia.
En fin, que me ha gustado mucho todo.

Un abrazo

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Conservar esas fotos es como mantener vivas una parte de ellos, aunque no sepamos con certeza qué sentían o en qué pensaban en el momento en que fueron retratados, creo que el ejercicio de intentar imaginarlo es una buena forma de acercarnos a ellos y reverenciar su recuerdo. Me gustaría que mis hijas lo hicieran a su turno. Un abrazo y gracias por compartir

José A. García dijo...

A pesar de la moda actual de sacarse una foto cada vez que se respira, lo cierto es que hay más imágenes mías de niño que de adulto, y no me parece mal.
Es más, quien quiere conocerme no lo hará por foto.

Desde mi opinión, no compartas las fotos de tus padres. Una vez en la red dejan de ser tuyas.

Saludos,

J.

impersonem dijo...

Yo hace unos años también las digitalicé... entonces ya me faltaba mi madre, ahora ya también mi padre... siempre que miro fotos donde están ellos acabo llorando... pero me gusta mirarlas... tengo unas cuantas, algunas de cuando mis padres eran jóvenes y alguna de mi padre vestido de soldado cuando la maldita guerra civil... algunas están muy deterioradas, pero digitalizadas permanecerán mucho tiempo más...

Conozco ese pasaje, he estado alguna vez, pero no lo frecuento...