No me gustaría vivir en un mundo sin tierra de nadie.
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Me encontré con aquel que hace poco me exigía posicionarme: casi no lo reconocí, parecía su oponente.
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Yo era muy joven. Me llamó a su despacho para pedirme explicación de mi voto mientras fumaba en su pipa y me miraba con los ojos violentos que tenía entonces. En un papel había dibujado un croquis de la sala donde acabábamos de votar en secreto y tenía anotado el sentido de cada voto. En público aparentaba ser un defensor de la democracia. Desde ese momento, supe que yo era un exiliado.
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Primero permanecí en el exilio interior, comprobando cómo dejan de hablarte, te retiran el saludo y te conviertes en un apestado. Cuando pude marchar al exilio exterior llevé guardados todos aquellos silencios de quienes ahora proclaman que son amigos míos desde siempre.
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Consiguió que su casa fuera solo presente. Cada vez que pasaba por los rincones vaciados, sentía frío en la nuca.
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El lector debe ser explorador de terrenos desconocidos.
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Exigía retirar de la literatura todo aquello que iba en contra de su pensamiento. Terminó con una antorcha en la mano delante de una pira.
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Cuando señalas con el dedo índice te conviertes en culpable.
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Me despedí de él con la ropa húmeda: hay que tener cuidado, es una persona líquida que toma la forma del lugar que ocupa.
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Sé cuándo vas a traicionarme, otra cosa es que me importe.
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Algunos días estuve tan solo que, caminando por la ciudad en niebla, se abría un claro a mi paso.
© Pedro Ojeda Escudero, 2020
9 comentarios:
Acompañados pero solos, así vivimos.
Somos seres sociales, tenemos que vivir juntos, el problema es cuando uno quiere liderar.
O ser humano é uma ilha rodeada de inavegável solidão.
Besos, amigo mio
Claro, por ahí andaba yo, amiga de laega data.:-)
Besos
Estoy de acuerdo con Sor Austrigiliana. Y contigo. Cada vez más siento el exilio interior. Me cuesta entender el mundo en el que vivo. No creo ser el único, y debo cuidar este aspecto.
Un abrazo
Pues mira, creo que en mi acervo tengo experiencias que podría desgajar como lo haces tú. Tal vez en algún momento que toque, que me lo pida el cuerpo.
Tal vez toda la tierra debería ser de nadie, sería la única forma de que fuera de todos...
Me gustan todos y algunos de ellos se me clavan en la memoria y en el corazón... tengo la sensación de haber pasado por lo que ellos describen...
Abrazo
A mi tampoco me gustaría vivir en Tierra de Nadie, ese espacio en que las reglas no existirían, y la moral brillaría por su ausencia.
Son tan densos e interesantes todos, que me cuesta hacerte un comentario.
Me quedo con el último y la soledad del que camina en la niebla y la claridad de su único e importante paso.
Besos
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