Por aquí seguimos en fase 0. Cuanto más cerca estamos de poder salir de la pandemia, más nos parecemos a nosotros mismos.
En el mundo cultural, observo que comienzan a pedir vez aquellos que se han escondido estas semanas pasadas. Ven que se abrirán las puertas pronto y no quieren que se olviden sus nombres. Qué mal lo han tenido que pasar algunos con el confinamiento, sin que hayan recibido el calor de sus admiradores. Sin duda serán los primeros en salir al mundo y saludar en triunfo, se mostrarán sufrientes y empáticos, para compensar su silencio temeroso de estos días. No habrá horas disponibles para tanta vanidad.
Me llegan noticias de discusiones de importancia para quitar días a quien ya los tenía fijados para otoño: en exposiciones, teatros, conciertos y presentaciones de libros. Hay quien no puede soportar considerarse aplazado y que otro figure antes.
¿Qué sucederá con los libros que guardaban rigurosa fila para ser editados y presentados? ¿Guardarán cola detrás de los que estaban impresos y con día fijado para las ferias del libro que se han tenido que aplazar o suspender o saltarán por encima de ellos? En estos momentos, las agencias y las editoriales reorganizan el calendario con la seguridad de que nada frenará el negocio al regreso del verano. ¿Y sus autores, que han visto cómo se vaciaban las agendas, podrán soportar la sobrecarga que se avecina? En septiembre se presentarán los libros de mayo, los de septiembre en noviembre y los de diciembre en primavera. La mayoría de los libros que se publican están pensando para una campaña concreta, así que no sé si sus autores se presentarán en camisa de lino blanco en mitad de la primera nevada del próximo invierno. ¿Cómo presentar un libro para ser leído en la playa cuando entramos en otoño? Quizá alguno haya caducado sin salir de la caja de cartón en la que se reparte. Es lo malo de la literatura estacional.
¿Soportarán los lectores el regreso a la banalidad en la que estábamos instalados?
Cuando los fallecidos sean menos de cien al día por país, ¿será noticia la pandemia, nos acordaremos de que teníamos que ser mejores?
Quizá deba volver a estas preguntas dentro de un año y respondérmelas.
9 comentarios:
Escribes la palabra "banalidad". Leo mucho ahora para describir la situación de la que partíamos a la que te refieres, y a la que nos avocan, la palabra "frivolidad". Todo ello habla de un conjunto de actitudes en las que el mercado con el marketing y la imagen dominan la escena, con los medios de comunicación trompeteándolo, imponen lo que se ve masivamente y dejan a un lado lo que no les renta o no es suyo, que queda semioculto.
En definitiva es el mercado, que tanto se queja y se ha resentido. El resentido que, en muchos casos, pugna por anteponer su salida a escena, su volver a rodar y rodar y engatusarnos, frente a la salud colectiva.
Alegando puesto de trabajo que se pierden, alegando alegando y callando los beneficios que espera obtener y la explotación a la que somete tantas veces a aquellos cuyos puestos de trabajo hipócritamente lamentaría se perdieran.
Quizá la vuelta a la normalidad sería no hacer ni caso de esta fiesta de los maniquíes. Recuerdo esa ridícula huelga de cultura que se propugnó hace no mucho, promovida por los de siempre.
Un abrazo
¿Quién da la vez? O ya ni siquiera se pregunta. Colas para todo, para la cultura también... si quedan ganas de cultura
Pues el regreso a la banalidad dependerá de lo que hayan leído y reflexionado muchos lectores durante este periodo. Los mecanismos culturales harán sus correcciones pero no espero demasiado acierto. El mercado aprieta y lo hará como nunca. Los aparentes y exhibicionistas de la cultura tratarán de sacar pecho e invocar derechos ¿adquiridos? No conozco los entresijos del mundo editorial ni del espectáculo en general y menos los criterios de subvenciones y aprobaciones desde las instituciones que contratan, pero va a haber refriega, sin duda. Lo siento por los modestos, pero acaso sirve también para una decantación. Claro que no me fío demasiado. Sustancialmente no ha cambiado nada. El mundo se ha parado -no hundido- y el engranaje sigue con la misma tónica. Pero quién sabe.
Lo que se llama cultura, dígase, teatro, libros, conciertos, cine, etc..., no es barato en un país cuyo negocio principal era el sol, la playa y el turisteo de baja calidad, esto, de momento, se ha ido al carajo, hay poco dinero y mucho paro, entre fútbol y cultura, la cosa es sencilla de fijar, ya se está anunciando para poder ver la liga Alemana, detrás la de España y después la que venga. Preguntemos dentro de un año ¿quien ha salido ganando?, personalmente me aventuraría ahora mismo a decirlo, la compra de televisiones para ver por canales de pago se han multiplicado.
¡ Ojalá todo vuelva a ser como antes! aunque es difícil que esto suceda. Yo quiero no una nueva normalidad, quiero la normalidad que yo tenía en mi día a día, con sus cualidades y defectos. Puede que lo vivido ahora, nos traiga sus enseñanzas, no lo niego, pero me conformo con volver a lo anterior.
Besos
Simplificando: una parte no pequeña de lo que se suele llamar "cultura" es prescindible, porque no aporta nada importante a lo ya dicho o hecho. Pero crea puestos de trabajo. Entretiene también. Siempre sucede algo parecido. Cultura e industria cultural no son la misma cosa, aunque se pretenda que lo sean.También llega un momento, un día, en el que te cansas de decirlo. Tú me entiendes, claro.
Un abrazo
En la nueva ola de humildad, generosidad y tolerancia que va a llegar (esperemos), los escritores y sus libros serán los primeros en entender los nuevos tiempos.
Por aquí también seguimos en fase 0...
Me ha llamado la atención ese criterio estacional sobre la edición y presentación de los libros... Más tarde o más temprano, depende mucho de nuestra responsabilidad como ciudadanos avisados de lo peligroso que es este virus y de las posibilidades de que se vuelva a reactivar si no seguimos las recomendaciones de la autoridad sanitaria, todo se irá ordenando y armonizando... con muchas variaciones, eso sí, pero volveremos a una rutina de "corte y confección"...
Todo lo programado ha sufrido el aplazamiento o suspensión que ha impuesto la pandemia, y, de una u otra manera, nos ha afectado a todos, así que es lo que hay...
Abrazo
Cuanto más cerca estamos de salir de la pandemia, más nos parecemos a nosotros mismos. Es lo más inteligente que he leído sobre cómo seremos después de todo esto
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