lunes, 25 de mayo de 2020

El ruido de la vida. (Final de este diario del confinamiento.)


Hoy hemos entrado en la fase 1. Como he anunciado, dejaré de publicar en este blog como un diario del confinamiento para recuperar el sentido normal que tenía antes. No quiero decir que no vuelva a publicar aquí mis impresiones o dar cuenta de mi día porque en el fondo eso es en lo que consiste un blog, pero la recuperación de cierta normalidad cambia la necesidad de escribir de  la misma manera que estas semanas pasadas. No tendría ya mucho sentido porque la libertad de movimiento avanza rápidamente con el descenso del número de casos de contagiados y muertes, que parece ha llegado a ese punto en el que nos parece asumible sin crear alarma. Lo que parecía estar muy lejano se acerca y los plazos para pasar de fase se acortarán porque el número de afectados por el virus desciende. Sin embargo, no deberíamos confiarnos porque sigue entre nosotros y esperará su momento para rebrotar con fuerza si no conservamos las medidas de protección e higiene que hagan más difícil su capacidad de propagación, reduciéndolo al mínimo hasta la llegada de la vacuna. Parece ser que hay posibilidades de controlarlo de esta manera si nos acostumbramos a las recomendaciones sanitarias, sin que tengamos que sufrir en otoño otra ola de la importancia de esta que aún circula por todo el mundo, aunque los científicos no tienen un consenso sobre esto.

Lo peor es que el virus puede casi desaparecer de los países más avanzados gracias a la extensión de los servicios públicos, agua corriente, productos de higiene y fármacos, quedándose como epidemia crónica en los países más pobres. Esto implicaría que tenderíamos a restarle importancia, como tantos virus y enfermedades que vemos hoy desde lejos, como quien asiste a una película documental que no tiene nada que ver con nuestra realidad.

Me llama la atención la incongruencia de muchos que pedían esta libertad de movimiento desde hace semanas y ahora que la tienen comienzan a circular ideas sobre las oscuras intenciones del gobierno que, según ellos, pretende acelerar los contagios para justificar un nuevo confinamiento en breve. Analizar sociológicamente estas contradicciones del pensamiento de algunos sectores de la población durante estos meses de pandemia, los canales por las que se propagan y las intenciones de quienes las producen, es una de las tareas más interesantes para un teórico del pensamiento colectivo. No es nuevo, claro, pero siempre sorprende que ocurra en el presente, con toda la información a disposición de cualquiera. Es más, sorprende su eco en una parte de la población que a priori tiene una formación y capacidad para informarse superior a la media.

¿Qué ha sido diferente en esta pandemia con respecto a otras anteriores de las que tenemos noticia? Hay unas cuantas respuestas que corresponden a la vida del ser humano hoy.

Por primera vez, la velocidad de extensión del virus ha correspondido al mundo global en el que vivimos. Desde que aparece el paciente 0 en China a mediados de noviembre hasta ahora han transcurrido solo seis meses. En este período tan breve, se ha convertido en una epidemia generalizada en el mundo con un cómputo de cinco millones y medio de contagiados y trescientos cincuenta mil muertos. Como las cifras no son fiables y deben multiplicarse en todos los países, pero sobre todo en aquellos que tienen un sistema sanitario y administrativo peor, la estadística nos dirá dentro un tiempo los números reales. Quienes los lean, en el futuro, conocerán el impacto real y podrán cotejarlos con epidemias similares del pasado. Es casi seguro que el número de afectados y fallecidos será menor que en otros casos parecidos, lo que afirma que el mundo ha mejorado, pero también que no tanto como nos creíamos, indicándonos por dónde caminar. De la misma manera, poniendo en relación las cifras y la rápida circulación del virus con el sentido inevitable de la globalización del mundo, se podrían prevenir mejor futuras pandemias y hacerlas menos agresivas. Habrá otras y los especialistas anuncian una de origen bacteriano por el abuso de los antibióticos que ojalá nunca ocurra. Solo se podrá lograr con inversión en sanidad y en investigación científica y una legislación mundial sobre medidas de higiene, mejora de las condiciones sanitarias en los desplazamientos masivos y regulación sobre las patentes.

La comparación con pandemias similares del pasado nos traerá también la sorpresa de que muchas de las cosas han sucedido igual, desde la tibieza inicial en la actuación por parte de la administración hasta el negacionismo conspiranoico de algunos. También la profusión de mensajes que provocan la desinformación y la actuación poco ejemplar de una parte de la sociedad. En esta ocasión lo hemos vivido en primera persona y en tiempo real por el uso masivo de las redes sociales y la extensión de los medios de comunicación, pero la sociedad ha actuado sorprendentemente igual que en otros momentos históricos, cuando había menos información y capacidad para reproducir un mensaje.

Una tendencia recurrente del ser humano es la arrogancia cuando mira hacia el pasado y con nuestro comportamiento hemos comprobado que hay un porcentaje de la población con un pensamiento mítico y no científico, fácil de captar por mensajes manipuladores. También que una parte de la población está dispuesta siempre a saltarse el bien general porque entienden vivir en sociedad solo como un derecho constante, pero nunca como un deber.

Medito sobre todo esto mientras anochece, también sobre mí mismo y cómo he vivido estas semanas pasadas. Quizá sea más estricto en el balance conmigo que con la sociedad.

Durante la jornada, la ciudad ha manifestado más vida y ruido que en días pasados, el ruido de la vida cotidiana. Podría tomar este lunes como un día normal de verano de este tipo de ciudades pequeñas del interior de la península. Hablando con unos y con otros me informo de cómo se reabren todos los negocios y las casas comienzan a recibir visitas. Armando nos ha contado esta mañana que abrirá la terraza de su restaurante El abrasador, en la plaza mayor, para el fin de semana y es casi seguro que iremos a tomarnos algo. En cuanto podamos, los amigos nos juntaremos prudentemente en la primera salida al campo. Iremos también a visitar a los familiares y amigos que viven en la provincia de Salamanca. Más adelante podremos movernos dentro de la comunidad y para junio viajar por toda España, quizá para comprobar la mezcla de recelo y necesidad con la que se recibirá al forastero. Recelo ante el temor de extender el contagio, necesidad porque hay que reactivar la vida y la economía.

Miro por última vez la calle mayor de Sánchez Ocaña con los ojos con los que la he visto estas semanas pasadas. Parece ya vestida de luz de junio, que por aquí es tiempo de sosiego. En parte no la reconozco porque quizá lo que me ocurra es que no me reconozco yo. Quién sabe cómo trascurrirán los próximos meses, incluso si yo mismo pueda enfermar o morir. Por ahora se ha ido apagando la luz del día y encendiendo las farolas de la calle.

14 comentarios:

Amapola Azzul dijo...

Leí que en Salamanca hace poco había habido cierto rebrote de casos.

Espero que todo vaya bien.

Un beso.

impersonem dijo...

Sí, hoy ha empezado la fase 1 en esta comunidad y las terrazas a tope... ya iremos viendo el resultado... ojalá todo se normalice a pesar de que, por algunas partes, campe desbocada la imprudencia...

No sé cuán científico es todo lo que nos han contado y todo lo que nos han ocultado desde la oficialidad... no lo sé, y no me voy a aventurar a decir todo lo que pienso al respecto... pero la "verdad" se soporta con datos no con etiquetas más o menos solemnes... Tanto la OMS como los Gobiernos están entrando en contradicciones que no ayudan nada para que las medidas sean creíbles, la desescalada sea pruedente y las precauciones constantes... La esfera científica debe ser creíble a través de datos fehacientes contrastados y publicados y no a través de discursos pomposos y artículos de fe más o menos mediáticos... porque también la ciencia oficialista tiene mucho de rito y de mito con pretensiones apodícticas... y eso tampoco es...

Lo que los técnicos y los gobiernos no nos han dicho, o sea, nos han ocultado, pudiera ser de importancia nuclear y fundamental a la hora de conformar nuestro criterio y nuestras conclusiones personales...

Hay mucho ruido mediático y político en muchas direcciones, por lo que, teniendo en cuenta que "cuando el río suena, agua lleva" (ya sé que no es un buen axioma), las corrientes hipotéticas y teóricas que rodean el origen, expansión y desarrollo de la pandemia conviene tenerlas en cuenta y ponerlas en cuarentena mientras tanto... hasta que tengamos todas y cada una de las piezas del puzle...

No obstante, lo de que el gobierno está acelerando la desescalada para que nos contagiemos todos... me parece tremendamente descabellado... pero está entre la espada y la pared y, tal cosa, es de muy difícil gestión...

No sé, yo estoy preocupado con la actitud de alguna gente... y con la aceleración que está tomando la desecalada...

Abrazo

Sor Austringiliana dijo...

Ayer, en las terrazas del centro, no cabía un alfiler. Era alegre y amargo a la vez. La vida vuelve y los florentinos quieren recuperar el tiempo perdido.
Termina tu diario, seguimos. Buen viaje. Un abrazo.

Ccasconm dijo...

Una vista muy semenjante de la calle Sánchyez Ocaña tendrían mis abuelos y mis antepasados, que vivían en el edificio de al lado, en Sánchez Ocaña 2, un edificio hoy en remodelación. Me imagino a mi abuela sentada en la galería, merendando bizcochos con chocolate acompañada de su hermana soltera o de alguno de sus seis hijos, mientras mi abuelo regresa de su fábrica de la calle Colón...
Un abrazo

Emilio Manuel dijo...

Nosotros que ya hemos empezado la fase 1 hace una semana, tampoco es para tirar cohetes, algún majara dispuesto a tirarse a la calle para ocupar una mesa en una terraza y alguno que olvida la distancia social de los 2 metros y te pone mala cara si se lo recuerdas.

Acabo de escuchar una noticia dada por OMS de que el COVID-19 está infectando a marchas forzadas, antes infectar a 100.000 personas se tardaba una semana, ahora lo hacen de forma diaria. Basta ver a ciudades con playa como Barcelona o Málaga para ver cuanto niñatos y menos niñatos tenemos en este país.

El Deme dijo...

El sentido común y un poco de distancia entre las personas será suficiente.
Ha sido un placer leer tus reflexiones desde tu balcón de Sánchez Ocaña, un bálsamo de filosofía y tolerancia hacia un mundo nuevo que llega, en el que tendremos que demostrar educación y respeto. ¿Lo conseguiremos?.
Gracias por tu tiempo, nos has ayudado a muchos.

São dijo...

O que (te ) desejo sinceramente é que nunca tenhas de retomar este blog, sinal de que em Espanha as coisas correm bem e normalizaram dentro dos novos moldas de vida.


Besos, amigo mio

andandos dijo...

Hace unos años mi hijo estuvo un mes en Perú. Leí cada día un periódico de Lima para enterarme de qué sucedía habitualmente y me llamó la atención la cantidad inusual de accidentes de autobús que había. Luego pensé que para ellos era lo normal, un cierto número de muertos semanales por accidentes así.
No sé cuántos muertos serán asumibles por nuestra sociedad para considerarlos normales. Al cabo de las semanas el número de muertos, tanto hablar de ellos sin apenas ver ni uno ha contribuido, tengo esa sensación, a quitarles importancia. No tienen cara ni nombre, salvo si ha muerto alguien cercano a nosotros.
Aquí estamos en fase 2. Con el tiempo nos multarán si no consumimos y, más adelante, si no vamos de vacaciones.
En general las autoridades de aquí, como casi todos los partidos participan en el gobierno autonómico o local, lo van haciendo más o menos bien, al menos correctamente. No envidio su situación en estos momentos.

Un abrazo

XuanRata dijo...

Aquí, que ya andamos por la fase 2, casi no sabríamos decir que estamos bajo estado de alarma por pandemia, si no fuera por el uso de mascarillas, que hay quien incluso las lleva sobre la boca y nariz, pero que normalmente van en la mano, en la barbilla, o en la coronilla. Se producen fenómenos curiosos como la cantidad de gente que hoy mismo he visto en una playa bastante alejada de los núcleos urbanos, cuando un martes por la mañana del mes de mayo aquí en el norte debería estar prácticamente desierta. Esto sigue dando para mucho estudio sociológico.
En cuanto a tu foto bifurcada de hoy, con ese brazo cálido y ese otro brazo frío, como si en lugar de calles fueran dos ríos de aguas diferentes que vienen a juntarse, o alternativas de una vida que hasta ahora era de vía única, me sorprende el detalle de la farola: esos que parecen dragones gemelos y han permanecido ahí como testigos fieles de tu diario que ha sido también el nuestro, porque pocas veces lo personal ha sido tan colectivo como en estas circunstancias.

Luis Antonio dijo...

Cada día y cada instante son distintos, pero volver a la "normalidad" se agradece

Fackel dijo...

Por supuesto, el virus seguirá estando y depende de todos contenerlo. Luego está el otro virus: el de la situación de actividad económica y laboral que se deberá afrontar con esfuerzo también colectivo y con seriedad y realismo por parte del Estado e instituciones. Ya veremos si las multinacionales colaboran o quieren sacar tajada. Y luego otro virus más, de difícil tratamiento: los retorcidos políticos que se mueven entre el maniqueísmo, la manipulación y lo canalla, con escasa acitud solidaria y que no tienen más objetivo que lograr sus fines partidistas. Buen panorama ante nuestra realidad 2020. Salud, cuidados y buen retorno.

Alimontero dijo...

Querido Pedro, leerte es recibir una clase magistral de ética y sabiduría.
Uds. están terminando una etapa, nosotros comenzándola. Siempre habrá seres desbocados sin ninguna consciencia y a ésos les temo y lo peor, es que están en todas partes del orbe. Nosotros hemos vivido de cuarentena en cuarentena, y cada vez que finaliza alguna la gente sale vuelta loca, como si el mundo se fuese acabar…
Lo que sí puedo darme cuenta que ya NADA volverá a ser como fue…nosotros, los seres humanos ya estamos cambiando, como también lo hará la sociedad y sus costumbres y lo veremos antes de lo que pensemos. Lo que vivíamos anteriormente es lo que nos hacía mal…ahora muchos hemos tomado conciencia que nada podrá ser repetido, que nos enfrentamos a un nuevo sistema.
Como sea, los conscientes estaremos tomando la realidad poco a poco, sorbito a sorbito para asumirla con responsabilidad.
Gracias por tu posteo.
Un beso,
Ali

Myriam dijo...

Lo repito hasta el cansancio. Sanidad e investigación, necesitan de todo el reconocimiento que se merecen y todo el presupuesto posible.

Sobre lo que dices del pensamiento anímico, también a mi me sorprende a veces lo manipulable de la gente que hace caso a todo tipo de bulos.

Besos


Myriam dijo...

Creo que siguiendo escrupulosamente las medidas sanitarias, podremos ir retomando las actividades fuera de casa.

Más besos.