jueves, 2 de abril de 2020

Gama de verdes


Procuro no planificar más allá de lo que me gustaría hacer el primer día en el que salga del encierro. No sabemos cuánto durará esto ni qué ocurrirá realmente cuando salgamos. Todo es nuevo. Es la primera vez que la mayoría de nosotros nos adentramos en un terreno desconocido, lleno de incertidumbres. Pertenezco a una generación de españoles que ha vivido con relativa estabilidad hasta la crisis del 2008, pero ni siquiera esta se parece en nada a lo que tenemos ahora. Todos hemos sufrido las penurias normales de la vida: pérdida de empleo, fallecimiento de seres queridos, problemas con los compañeros del trabajo o con las parejas, enfermedades. Pero nada similar a lo que vivimos ahora. Hasta el punto de que hay un cierto grado de irrealidad en el que algunos pueden pensar que todo es mentira o ficción o llegar a un dramatismo que los incapacite para comprender que la propia evolución de la epidemia y las contribuciones de la ciencia nos llevarán a un final pronto, antes que en ninguna otra epidemia que haya sufrido el ser humano. Después quedará el cómputo de los que han caído, la desoladora visión de los efectos económicos y el balance de los errores. También las oportunidades de mejora y aprendizaje, la tenacidad para seguir viviendo y conseguir que todo pueda ser mejor. Desecho a los que se aprovechan ahora del miedo para sus negocios o para circular odio en las redes sociales apoyándose en bulos y ruido: ojalá podamos dejarlos a un lado cuando esto termine.

Hoy he pensado en los que trabajan el campo y los que se dedican a la ganadería. No sé si a estas alturas de la historia en un país europeo podemos usar los viejos términos de campesinos o agricultores y ganaderos, pero me gustaría pensar que sí. Ellos siguen haciendo su labor diaria. Este sector primario al que las multinacionales y los fondos de inversión han dificultado tanto su trabajo. Recuerdo que la semana antes de que nos confinaran, sus tractores avanzaban por las carreteras y por las calles de las ciudades en protesta porque los márgenes de beneficio casi no les dan para vivir. Muchas empresas de este sector han cerrado en los últimos años o se planteaban cerrar este. Y ahora han vuelto a sus tierras y a su ganado para que todos podamos quedarnos en nuestra casa y han dejado sus protestas para mejor ocasión, de forma ejemplar. Supongo que nos olvidaremos de ellos también en cuanto esto pase.

De pronto, la naturaleza me ha sorprendido. La ladera de la sierra se me ha mostrado en gamas de verde. Según el árbol las hojas han ido brotando en estas últimas semanas. Las ramas revividas ya dificultan la visión de los prados o de las fachadas de los edificios. ¿Cuántos tonos de verde puede haber solo en esa cara de la sierra de Béjar, la que cae desde la peña de la Cruz? Qué limpio todo, sin nosotros.

11 comentarios:

impersonem dijo...

He visto en otra entrada que te he comentado que la primera mañana del primer día te sentarás a tomar un café en alguna terraza a ver pasar la vida... eso ya lo tienes planificado... espero que no te llueva...

En cuanto a que la ciencia conseguirá acelerar la solución, mi opinión es que depende... ¿De qué depende? De algunos factores concomitantes de relevancia en el terreno de la oportunidad y la conveniencia... la ciencia está alcanzada por esos factores que resultan determinantes y operan según, sin, sobre, tras... Esto no sólo va de salud, medicina y remedios... va de más cosas y no menos preocupantes...

Sobre los bulos se podrían decir muchas cosas.. sobre la especulación que empeora esta crisis que estamos pasando, también...

Sobre los ganaderos y agricultores, la cosa viene de lejos, aunque no voy a exponer mi criterio porque tal vez crearía polémica... pero ambos sectores se empezaron a desmontar vía subvención hace algunos años atrás, década de los 80... pero a lo mejor yo estoy mal informado... aunque me crié en la dificultad de una agricultura de subsistencia...

La naturaleza está mucho más tranquila y más a salvo en estos días en los que el depredador y destructor humano está confinado, por eso el verde es más verde y las ciudades se han sacudido parte del manto de contaminación que le echamos encima con nuestra frenética actividad diaria en tiempos de libre movimiento...

No sé si lo que digo es pesimista o realista... pudiera ser que hasta totalmente erróneo... pero estos días estoy con un nudo en el estómago que no logro desatar... una sensación intuitiva rara muy rara... espero que esta abalconada filantropía de estos tiempos se prolongue postpandemia...

Abrazo.

Emilio Manuel dijo...

El miedo, por vez primera en muchísimos años se le ha metido en el cuerpo a la humanidad, en las ciudades o, al menos, en algún lugar de ellas, sus antiguos moradores la están ocupando, son patos, cerdos salvajes, cabras montesas, ardillas, peces, ¿hasta cuando será esto?, ¡¡ojalá fuera para siempre!!, pero no.

Sor Austringiliana dijo...

Los pájaros cantan como nunca o tal vez antes no los oíamos.
Ya no queda nadie que recuerde la epidemia de 1918, mi madre nació en 1923 y habla de la gripe infecciosa que mató a una de sus hermanitas.Pero tuvo que ser después del 18 porque mi madre cuenta que la mujer del médico se la llevó a su casa para que no se contagiara. Lo que sacó en conclusión es que aquel virus coleó unos años después, como coleará este, aunque la ciencia encuentre la vacuna y el tratamiento. Saldremos a una nueva realidad. Besos.

XuanRata dijo...

Cuántas cosas deberíamos recordar cuando esto pase. Pero por pronto que termine el confinamiento la memoria será mucho más corta, me temo. Todas las cuentas pendientes con los hombres y mujeres cuya labor se ha mostrado esencial quedarán pospuestas hasta que se supere la crisis, y ya se sabe que las crisis nunca se superan del todo, más bien se solapan como se solapan los verdes, que hay que tener buena vista y mucha afición para distinguirlos todos.

dalibron78 dijo...

Lo que me ha podido gustar tu blog. Me llamo Laura y soy agro-ganadera en un pueblo de la España Vaciada al sur de Burgos y te puedo decir que el campo está más hermoso que nunca!! Y la fauna salvaje ni te cuento, ������. Sólo se que entre todos los verdes que veo, el que más predomina es el verde esperanza, ☺️☺️

Pedro Ojeda Escudero dijo...

DALIBRON78 (Laura). Bienvenida a mi blog. Ojalá pudiéramos sembrar ese verde esperanza. La cosecha sería magnífica.

Luis Antonio dijo...

La mayoría no contamos con referentes reales que nos sirvan para saber cómo comportarnos en este tipo circunstancias, lo que aumenta la incertidumbre que ocasiona esta crisis.

LA ZARZAMORA dijo...

Sólo por eso, porque la Naturaleza no deje de sorprendernos pese al mal que le hemos hecho, soñaremos con volver a verla y espero que muchos hayan aprendido a empezarla a mimar más.

Besos, Pedro.

Ele Bergón dijo...

Sí, el campo está lleno de verdes de diferentes tonalidades, np olvidemos que estamos en abril y que nosotros somos afortinados por poderlos cpntemplar.
¿Cómo será el "después"? ¡Ay, la dichosa incertidumbre!
Besos

Ele Bergón dijo...

Este es un mensaje para Laura,DALIBRON 78
Yo también estoy al sur de Burgos, en a españa vaciada. Concretamente en Pardilla y tú?

Ele Bergón dijo...

España Vaciada, se me fueron las mayúsculas.