Al lector no avisado, le llama la atención la violencia de algunas imágenes de Poeta en Nueva York. La temática (la soledad, la relación entre el poeta y el mundo, el conflicto entre lo natural y lo artificial, la injusticia social, el hallazgo de una voz poética diferente, etc.), lleva al autor a manifestarse con expresiones violentas, que jalonan todo el poemario. Ante un mundo exterior incomprensible y cambiante, que atenta contra el mundo interior del poeta, que necesita adaptarse, y contra los elementos marcados como positivos en los poemas, la expresión surge subversiva, comprometida y radical. Era inusual en la poesía de alta calidad la introducción de estas expresiones. No solo en la literatura española sino en la universal. Algunos de los movimientos de la vanguardia de los años veinte emergen con esta expresión de la violencia al considerarla ajustada a los tiempos que viven. Por una parte, consideraron necesaria la destrucción del edificio cultural anterior, basado según ellos en la hipocresía y la falsedad, incluso en el uso de un lenguaje literario demasiado convencional y gastado. Contribuían así a la denuncia de un mundo (el decimonónico) que no les satisfacía y que querían cambiar, incluso violentamente. Muchas de las cosas que hoy consideramos propias de nuestro tiempo y hasta innovadoras no son más que la continuidad de lo que surgió en aquellos momentos, en los que su uso era mucho más arriesgado y radical que en el nuestro. Había sin duda un afán iconoclasta, pero también necesitaron la expresión violenta de la cultura para hacerse oír. O así lo sintieron. Y no fue solo en la literatura, también en la escultura, en la pintura o en el cine.
De hecho, el surrealismo al que se acoge el poemario es un ejemplo perfecto del uso de la expresión violenta. Con ella se desencadena y se explica el conflicto interior, pero también el conflicto con el mundo.
Lorca elige el uso de las expresiones violentas en dos tipos de fórmulas. La primera proviene de su formación católica. El desacuerdo con la iglesia católica, pero su educación estética dentro del catolicismo le lleva a usar expresiones, imágenes y hechos relatados en la Biblia que algunos pudieron considerar como blasfemia. Toda la imaginería sangrienta del catolicismo es puesta en juego aquí por la potencia plástica y el efectismo en la trasmisión de las ideas. De hecho, hay pasajes bíblicos glosados desde una estética surrealista (la crucifixión de Cristo, por ejemplo) y puede cotejarse la lectura de los poemas con la Biblia verso a verso. También de la Biblia (y de Walt Whitman que lo usó antes que Lorca y al que se rinde tributo en el poemario) procede el tono profético, casi apocalíptico, de muchos pasajes, anunciando un fin del mundo violento para que resurja el mundo justo y natural posterior. De esa misma procedencia es la imitación del versículo bíblico como ritmo versal.
La segunda fórmula de expresiones violentas, procede del conflicto social y la toma de conciencia del autor. Recordemos que es algo que ya estaba en la obra anterior de Lorca, pero la visión de las primeras consecuencias de la crisis bursátil desatada en octubre de 1929, la injusticia del capitalismo y los efectos sobre los desfavorecidos (aquí, la población negra) de los primeros meses de la época conocida como la Gran Depresión, lo acentúan. A Lorca no le gustó la idea de la gran metrópolis y su inhumanidad, lo que significa para muchos seres humanos y sobre todo para la naturaleza y los animales. Estas tensiones sociales y la conciencia que hoy llamaríamos ecológica, lo llevan a expresiones de radical violencia para expresarlo, incluso en la degradación que propicia ese tipo de vida en una ciudad portuaria como es Nueva York (alusiones al alcohol, la droga, la prostitución, etc.). Y la toma de conciencia definitiva se manifiesta como en ningún otro poema en Nueva York. Oficia y denuncia, un texto (ya comentado aquí) que anticipa la poesía social de los años cincuenta y que tiene los tonos propios de la generación golpeada norteamericana de décadas posteriores (está por desarrollar la influencia de Lorca en los poetas norteamericanos: no olvidemos que el libro se dio a conocer traducido en 1940, contribuyendo a la imagen universal de Lorca como mito literario). Pocos poetas posteriores han llegado a tanta calidad poética en la expresión de la denuncia y el compromiso. Ni siquiera hoy, que tantos juegan a poetas de compromiso de salón.
Continuaremos en la próxima entrada, que será la última que dediquemos a esta lectura.
De hecho, el surrealismo al que se acoge el poemario es un ejemplo perfecto del uso de la expresión violenta. Con ella se desencadena y se explica el conflicto interior, pero también el conflicto con el mundo.
Lorca elige el uso de las expresiones violentas en dos tipos de fórmulas. La primera proviene de su formación católica. El desacuerdo con la iglesia católica, pero su educación estética dentro del catolicismo le lleva a usar expresiones, imágenes y hechos relatados en la Biblia que algunos pudieron considerar como blasfemia. Toda la imaginería sangrienta del catolicismo es puesta en juego aquí por la potencia plástica y el efectismo en la trasmisión de las ideas. De hecho, hay pasajes bíblicos glosados desde una estética surrealista (la crucifixión de Cristo, por ejemplo) y puede cotejarse la lectura de los poemas con la Biblia verso a verso. También de la Biblia (y de Walt Whitman que lo usó antes que Lorca y al que se rinde tributo en el poemario) procede el tono profético, casi apocalíptico, de muchos pasajes, anunciando un fin del mundo violento para que resurja el mundo justo y natural posterior. De esa misma procedencia es la imitación del versículo bíblico como ritmo versal.
La segunda fórmula de expresiones violentas, procede del conflicto social y la toma de conciencia del autor. Recordemos que es algo que ya estaba en la obra anterior de Lorca, pero la visión de las primeras consecuencias de la crisis bursátil desatada en octubre de 1929, la injusticia del capitalismo y los efectos sobre los desfavorecidos (aquí, la población negra) de los primeros meses de la época conocida como la Gran Depresión, lo acentúan. A Lorca no le gustó la idea de la gran metrópolis y su inhumanidad, lo que significa para muchos seres humanos y sobre todo para la naturaleza y los animales. Estas tensiones sociales y la conciencia que hoy llamaríamos ecológica, lo llevan a expresiones de radical violencia para expresarlo, incluso en la degradación que propicia ese tipo de vida en una ciudad portuaria como es Nueva York (alusiones al alcohol, la droga, la prostitución, etc.). Y la toma de conciencia definitiva se manifiesta como en ningún otro poema en Nueva York. Oficia y denuncia, un texto (ya comentado aquí) que anticipa la poesía social de los años cincuenta y que tiene los tonos propios de la generación golpeada norteamericana de décadas posteriores (está por desarrollar la influencia de Lorca en los poetas norteamericanos: no olvidemos que el libro se dio a conocer traducido en 1940, contribuyendo a la imagen universal de Lorca como mito literario). Pocos poetas posteriores han llegado a tanta calidad poética en la expresión de la denuncia y el compromiso. Ni siquiera hoy, que tantos juegan a poetas de compromiso de salón.
Continuaremos en la próxima entrada, que será la última que dediquemos a esta lectura.
Noticias de nuestras lecturas
Ayer lunes día 2 tuvo lugar la sesión conjunta del Club de lectura y el Aula de Historia de Alumni UBU. Se celebró en el Palacio de la Isla, sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, que siempre se ha prestado a apoyar las iniciativas que desde aquí lanzamos. Damos las gracias a la institución y a todo el personal que allí trabaja por la cariñosa recepción que siempre nos depara.
En la sesión Carlota Martínez realizó una extraordinaria contextualización histórica que nos ayudó a comprender mejor el significado de este libro de Lorca, que no puede entenderse sin las circunstancias históricas que se vivían en aquella etapa convulsa. Tras mi intervención, hubo tiempo para un debate que resultó muy interesante sobre la lectura de este poemario. Como Mª Ángeles Merino publicará oportunamente el resumen del acto, a su entrada me remito.
Tras la sesión, pudimos visitar Campos de Castilla, exposición de excelentes fotografías del soriano César Sanz Marcos, que reinterpreta en imágenes los poemas del libro de Antonio Machado que comentamos en este club en 2019.
Próxima lectura: Inés del alma mía de Isabel Allende
Comenzamos la lectura de Inés del alma mía (2006), la novela histórica en la que Isabel Allende recreó la vida de Inés Suárez, la primera mujer española en Chile. Nos ocupará el mes de marzo.
Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales) en este blog.
Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y la lista del presente curso, este enlace.
ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.
5 comentarios:
María Àngeles Merino compone la crónica y vive y disfruta de nuevo la sesión conjunta. Gracias a los dos profesores, nos colamos en "Nueva York en poeta" . Sí, el título al revés sería más ajustado?para el famoso poemario que seguiremos leyendo porque vamos aprendiendo... No nos obsesionamos por entender pero un poco de luz viene bien para andar en la oscuridad, muy hermosa pero oscura.
Las imágenes violentas y las escatológicas desconciertan y hay que estar preparado. El lector corre el riesgo de naufragar, no entiende nada y encima esto...
Un buen trabajo, mis felicitaciones también a la profesora Carlota Martínez.
Besos
Esa violencia en sus imágenes, que surgen de las palabras de Lorca, hacen que este poemario, tenga una intesa fuerza, como la propia ciudad de Nueva York, que no te deja indiferente.
Besos
No he podido comentar como se debe por circunstancias familisres pero vengo leyendo todas tus entradas y muy especialmente y con muchísimatención estas tuyas al igual que espero la crónica de María Ángeles. También volví a leer el enlace que pones aquí de tu clase de ese poema publicada el 2015 y toda la discusión en los comentarios. Tus clases son magníficas y me encanta aprender con ellas.
Besos
Hay constancia de la sacudida violenta que experimentó Lorca ante la visión de aquel mundo tan deshumanizado y sometido al dinero y a las máquinas. La naturaleza no existe en esa especie de apocalíptica civilización. El poeta no puede disimular el desprecio que siente por ese mundo y su modo de vida. Todo, claro está, bajo el prisma del Surrealismo.
Estoy aprendiendo mucho y entendiendo mejor todo. Muchas gracias.
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