sábado, 7 de marzo de 2020

De la vanguardia al compromiso y el reencuentro con el idioma. Última entrada sobre Poeta en Nueva York de Federico García Lorca y noticias de nuestras lecturas


A finales de la década de los veinte del pasado siglo, la vanguardia artística había llegado a su momento de máxima intensidad, pero el mundo comenzaba a girar por las tensiones sociales provocadas por los nacionalismos, el neoimperialismo y el capitalismo desenfrenado, los movimientos obreros revolucionarios y las ideologías que reclamaban una nueva manera de establecer las relaciones sociales. Caían en descrédito las democracias parlamentarias de aquellos momentos, la revolución soviética se internacionalizaba, se ponían en prácticas soluciones autoritarias (como la que en España protagonizó Primo de Rivera) y se desencadenaban las primeras bestias de los fascismos. A principios de los años treinta, los intelectuales más preocupados comenzaban a manifestar su temor de una nueva guerra mundial o, en el caso de España, a hablar abiertamente de la posibilidad de una guerra civil (los de las ideologías más radicales la deseaban). Todo aquello ocupaba titulares de prensa y conversaciones de café. El momento histórico reclamaba el compromiso de los artistas y solo unos pocos continuaron en el camino de la vanguardia pura.

En contra de la visión edulcorada que se extendió interesadamente sobre la posición ideológica de Federico García Lorca una vez asesinado, este autor se manifestó claramente en ese mundo en tensión. Recordemos que una de las varias causas que motivaron su alejamiento de España fue su participación en movimientos de intelectuales contra el régimen de Primo de Rivera y la monarquía. Su implicación artística radical está clara en Poeta en Nueva York. En el poemario hay una total oposición a un mundo en descomposición basado en el capitalismo, en la marginación de los débiles y en la explotación despiadada de la naturaleza. La imágenes más violentas del poemario se dedican a esta denuncia.

Las salidas del individuo son pocas ante la opresión de una metrópolis que basa su crecimiento exclusivamente en el mundo de las financias y en la técnica deshumanizada y antinatural: la marginalidad para los negros (aquí el símbolo literario de los oprimidos), la droga y la degradación personal en un mundo portuario, la belleza de la naturaleza o del arte, etc. Todo lo demás es un perpetuo sufrimiento, pero hay un camino futuro. De ahí la referencia a la Crucifixión que redimirá al mundo de nuevo, una especie de regreso al cristianismo primero o el tono profético que anuncia una necesaria revolución de los pobres y de la naturaleza, que regenerará una humanidad basada exclusivamente en el progreso material.

Ese único camino final explica el poema Son de negros en Cuba como cierre del poemario, al que se acoge el poeta al salir de la ciudad: el reencuentro con su idioma, con ritmos naturales y con la expresión directa:

¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro!
Iré a Santiago. 

Un camino ya indicado años antes por Rubén Darío en su Oda Roosevelt y en otros poemas en los que confrontaba las mismas dos maneras de entender el mundo. Es curioso cómo hallamos a Darío debajo de gran parte de los autores de aquellas décadas, de una u otra manera.

Noticias de nuestras lecturas
Próxima lectura: Inés del alma mía de Isabel Allende



Comenzamos la lectura de Inés del alma mía (2006), la novela histórica en la que Isabel Allende recreó la vida de Inés Suárez, la primera mujer española en Chile. Un cambio completo de registro con respecto a la obra de Lorca. Nos ocupará el mes de marzo.

Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales) en este blog.

Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y la lista del presente curso, este enlace.

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1 comentario:

Sor Austringiliana dijo...

A Lorca le duele el sufrimiento y la explotación del débil y eso sí que está muy claro en Poeta en Nueva York. Una vanguardia humanizadora y anticapitalista, sus enemigos iban apuntando. Mataron a un ruiseñor.
Seguimos, besos.