Hoy ha tronado. A lo lejos, en la sierra, algún relámpago. En la ciudad, cuatro gotas que no han limpiado las calles.
No hay un día igual a otro, aunque lo parezcan. Esta noche he oído rumor de ángeles en la calle mayor. Apenas un ligero aleteo. En el duermevela he creído ver una luz lenta y dulce pasar por las ventanas.
A través de la página del Museo de Valladolid de Fabio Nelli veo una de las imágenes más significativas de lo que ocurre estos días. Hemos visto a los animales tomar las ciudades abandonadas (pavos reales y patos de los parques que se pasean por las avenidas principales, cabras montesas que bajan a las plazas extrañadas ante nuestra ausencia). En la fotografía de Fabio Nelli aparece el Cristo de la Inquisición y en uno de los brazos un mirlo ha hecho su nido en estos días en los que el museo está cerrado. ¿Qué sucederá si faltamos dos meses? La naturaleza sin nosotros. El restaurador del museo ha eliminado el nido para evitar daños en la escultura. Imagino la extrañeza del pájaro, quizá el Cristo haya sentido la bondad labiorosa del ave y la eche de menos ahora que luce limpio y museístico de nuevo.
Pienso mucho en los que tienen que trabajar estos días de confinamiento como si no ocurriera nada, tomando las precauciones adecuadas, pero con el miedo a infectarse o llevar el virus a sus casas, a sus familias. A algunos de ellos los aplaudimos desde las ventanas todos los días a las ocho. Los olvidaremos al poco de salir del encierro, cuando sus condiciones laborales no sean ya cosa nuestra.
7 comentarios:
Puede que las calles no se limpien con la lluvia, pero el cielo está mucho más claro, las estrellas podemos verlas, algo bueno tenia que traer el corona.
Una escultura que vuelve a ser árbol y el mirlo lo sabe.
¡Qué metáfora la del Cristo! Y tiene razón la sor.
Días extraños.
Estamos viviendo el fin de una época y el principio de otra, está claro. YA nada será igual. Estamos confusos.
Yo también me acuerdo constantemente de los que se arriesgan día a día por nosotros. Tengo sanitarios en mi familia, y también a mi hermano, grupo de riesgo y expuesto hasta ayer mismo que lo exoneraron, sin medidas de seguridad por parte de la empresa y sin necesidad de estar trabajando... Mucho despropósito.
Yo cuido de nuestra madre asustada. Asustada ella y yo también, aunque mantenga el tipo.
Ya pasará, sí, pero mientras tanto pareciera que el mundo se nos viniera encima.
¡Ánimo!
Besos
;)
Yo también pienso en los que trabajan estos días por fuerza mayor. Los visionarios de pasiones religiosas pueden esperar a tiempos mejores, a esa clase de pasiones el virus ni las roza.
Desde donde vivimos veo muy a menudo a esas personas. Probablemente no les da ni tiempo a pensar en el riesgo que sufren. Son admirables, pero es probable que los olvidemos, como a los artistas. En fin, hacemos lo que ahora podemos.
Un abrazo
Es cierto, Pedro. Aplaudimos pero no será cosa nuestra su situación cuando salgamos de aquí. O sí. Yo agradezco muchísimo todos los servicios que me ofrece cada persona. Siempre.
No somos tan malos, Pedro. O sí.
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