lunes, 15 de julio de 2019

No es año este de lluvias


El sol es implacable en estas tierras. Agostado ya el cereal, cosechado incluso, la tierra ofrece el pecho desnudo a la certeza de la luz. No hay dónde esconderse. Al bajar la loma, un regato casi seco sustenta una fuente natural rodeada de chopos. En el tocón de uno me siento a respirar mientras se me seca el sudor encima. No es año este de lluvias. Dudo entre quedarme allí a esperar el atardecer, que vendrá delicado y fresco, o salir al sol de nuevo, buscando ya el camino que lleva a la carretera. Al pueblo más cercano habrá dos o tres quilómetros. En el único bar abierto -hubo tres y una tienda de ultramarinos y una farmacia- los parroquianos matarán la tarde del verano. Estas semanas hay gente en el pueblo.

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Con el cambio de casa he tenido que tomar una decisión con mis libros. Nunca pensé que fueran tantos. Algunos llevan conmigo seis mudanzas ya. He regalado un puñado de los repetidos, otros los donaré al mercadillo solidario de SBQ para que tengan una segunda oportunidad. Y unos cuantos cientos han tenido que ir al trastero. No es un castigo: es muy accesible, cómodo y amplio y descansan en estanterías en los que es fácil encontrarlos o dejarse sorprender en una mirada rápida. ¿Qué bajar al trastero y qué no? En casa, comencé la ordenación como se debe o, al menos, como debe hacerlo alguien que ejerce mi profesión con el mismo amor que yo tengo por ella. Primero temática (cuestiones filológicas, historia, filosofía, arte, de consulta, etc.) y luego por épocas. Cuando llegué a la literatura comprendí pronto que lo que se ha escrito desde mediados del siglo XX no me cabía. No me dolió: al trastero con esos libros, al trastero. Qué bien se vive entre los clásicos. Subiré de vez en cuando brazadas cuando toque o me apetezca, como quien sube leña para encender la chimenea en invierno. O uno a uno, para degustarlos con calma, especialmente los de los amigos. Del resto, solo cuando adquieran ese peso que se reconoce pronto en los que permanecen.

9 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Trasteros y libros, libros y trasteros, siempre he creído que cuando se bajaban los libros a la cochera o al trastero eran ya una cosa perdida que más valía donarla a una ONG o a la biblioteca de algún colegio o instituto, si es que los aceptaban, yo he hecho de las dos cosas y aún tengo varios cientos en la cochera, tu entrada me he hecho bucear por la red y veo que hay empresas que se dedican a alquilar trasteros solo para libros, incluso con humedad y temperatura controlada, algunos, hasta ofrecen espacios para poder leer tranquilo.
Todo esto está muy bien, pero creo que el libro de papel está perdiendo la batalla con el libro electrónico y eso que este último tiene mucho que mejorar, la batalla del almacenaje está claramente ganada, ya solo falta que le den al electrónico ese olor especial que tiene el libro de papel y que tanto nos gusta a los lectores.

Saludos

Doctor Krapp dijo...

En estos temas y por motivos profesionales tengo las ideas claras: los libros valen por su físico no por su contenido. Todos los libros de bolsillo, amarillos por el tiempo, no merecen el espacio de una biblioteca personal y no digamos en una pública. Ese es para mí es un buen motivo para un expurgo: la durabilidad y si el contenido interesa buscar una edición respetable. Lo demás son lindezas.

XuanRata dijo...

Una mudanza cada cierto tiempo debería ser actividad obligada, un proceso natural, cíclico: desprenderse también es una forma de comprenderse. Mudar de casa, mudar de camisa, como las serpientes en el calor del verano.

Sor Austringiliana dijo...

Las mudanzas son un filtro saludable. Larga vida a esas brazadas. 😘

Ele Bergón dijo...

Podemos mudar de casa,de amigos, de trabajo, de personas queridas, pero siempre nos llevamos algo que permanece en el tiempo, como los libros y sus lecturas.
Te deseo lo mejor en ese cambio
Besos

La seña Carmen dijo...

Los libros, esos libros, que ya no caben... ni en el trastero.

Los proyectos solidarios como las librerías gratis (por la voluntad), o esos proyectos solidarios son una buena oportunidad para ellos.

Myriam dijo...

¡¡Feliz mudanza!! Que tu nuevo hogar esté lleno de luz y alegría,
(Ya sabes que te entiendo perfectamente,
incluso más que cualquier otra persona, itinerante como soy).

Besos

Myriam dijo...

¡Ah!,y de corazón, me alegra tu regreso a la blogosfera.
Se te extrañaba y mucho.

Más besos

Edurne dijo...

Yo no tengo trasteros, pero distribuyo los libros entre dos casa, la mía y la de mi madre, donde están las primeras raíces...
Soy incapaz de deshacerme de un solo de mis libros, ni delos primeros,los de mi más tierna infancia. Son una joya para mí. Sí que he regalado alguno que he encontrado repetido, pero nada más... me invaden las montañas de libros. Por aquí, por allí... ;)

Cambiar de casa trae muchos cambios a la vez... ¡Que sea para bien!
Besos.
;)