En las fortalezas medievales existía una mazmorra de varios metros de profundidad y con un solo acceso por el techo por el que apenas cabía el cuerpo del preso, que era descendido con una cuerda o arrojado sin más. Se trataba de un lugar lleno de humedad, infecto y en el que no alimentaban a su ocupante o apenas le daban lo justo para mantener un hilo de vida. Vida desesperada se ha de suponer. Quien allí estaba sabía que estaba destinado al abandono y la muerte. Ahí te pudras, le decían al bajarlo. El lugar, en efecto, era poco más que un pudridero. ¿Qué pensarían los presos en esas mazmorras? ¿Mantendrían la esperanza del perdón?
A veces nos pudrimos a la luz y en plena vida. Festejamos, reímos y de pronto nos damos cuenta de nuestro propio hedor. Buscamos entonces por dónde nos han bajado hasta allí, qué cuerda han atado a nuestro cuerpo para hacerlo, qué manos nos empujaron al fondo del pudridero. Y cómo no nos dimos cuenta de que ese era nuestro destino y no nos rebelamos.
19 comentarios:
Dali não havia saída, mas de situações penosas geralmente existem, ainda que complicadas e lentas.
Besos amigo mio
Y el que se da cuenta, ve con pánico, como sucede sin poder hacer más que gritar todo lo fuerte que le permiten sus pulmones, sabiendo que solamente unos pocos lo escucharán, sin ser nunca suficientes.
No sé si hay esperanza, pero está ne nosotros mismos, no en esperar las cuerdas que nos saquen del agujero. No hay que esperar.
El pudridero es cuestión de tiempo. Entre las estaciones podemos gozar de alguna buena compañía, algún plato de pasta y poco más.
Salud
Francesc Cornadó
Muy buena reflexión, Pedro. Arriba y abajo hay agujeros pútridos y oscuros. No siempre el envoltorio esconde el contenido. Un abrazo.
La mazmorra mayor de la Alhambra está del suelo a una distancia de 6'5 metros con un diámetro de 10 metros, parecida a esta hay 9 más.
Saludos
Pero la caída en el pudridero interior en vida y libertad, por muy grave que sea, tiene posibilidades de asomar la cabeza de la (auto)víctima. Los que eran arrojados a esas mazmorras inmundas enfermaban, se desnutrían, perdían las esperanzas. Hay relatos sobre ello. Pero a poca imaginación que tengamos uno se sobrecoge.
Cuidado con ese agujero, es resbaloso y yo te veo en lozanía. Lo mismo me digo a mí misma, que la sima es tragon a y tiene hambre.
Un abrazo
Soy mujer de lucha y el victimismo no me afecta.
Pues no es un destino grato...
Besos.
Volando alto, Pedro...
Cuervos, hienas, y pájaros de mal agüero no dejarán de volar a ras del suelo.
Que no te rocen.
Te sigo en este punto y seguido, mientras tú le sigas, te sigo ;)
Y te dejo un himno que me sigue manteniendo en pie...
https://www.youtube.com/watch?v=Ww7GLI5FS5g
Pero sin tanta sangre...
Podemos lograrlo de mil otras maneras, estoy cada vez más convencida.
Contra el puñal, un pecho. ¿?
Como escribió D. Grossman en "Tu serás mi cuchillo".
Te parece?
Besos, compañero de tantos años y años de blog compartidos, y gracias por tu presencia, por estar presente, y por tu respeto, y a cada golpe de palabras, dialogado, digerido, y entendido.
Leerte de vuelta, es regresar a la conciencia...
;)
Aquí vengo con "flay-fuyi" para las moscas, por si.
Besos
Decir que es el destino es no hacernos cargos de nuestras propias decisiones.
Saludos,
J.
Hermosa alegoría. El relato aquel espeluznante de Poe, El Pozo y el péndulo, siempre me ha producido mucha inquietud por sus connotaciones psicológicas más allá del hecho físico que relata.
Creo que lo importante para no acabar en el pudridero, ha de ser, como en casi todo, el "darse cuenta" a tiempo y no dejarse coger, porque como nos atrapen, estamos perdidos y es muy difícil salir de agujero.
Besos
Nos das mucho en qué pensar. Terrible. Pero según se mire, la luz que se ve hacia arriba en el pozo virtual al menos, siempre puede significar esperanza. Un abrazo
Tu texto mueve a reflexión... yo he llegado a mis propias conclusiones al respecto, ya hace tiempo, sin que ello signifique que sean concluyentes e inamovibles... me imagino que cada cual tendrá las suyas... todo es una cuestión estructural...
Abrazo
Mucho que pensar con esta entrada.
Un abrazo
Las mazmorras actuales son el Paro, el Desempleo,los Despidos, los Sueldos miserables, la Sustitución de los Hombres por las Máquinas y la Explotación en el mundo del trabajo.
Me parece espeluznante, sobre todo esa última fras: "Y cómo no nos dimos cuenta de que ese era nuestro destino y no nos rebelamos". El estado de ignorancia o de falta de perspectiva o de que los árboles no nos dejan ver el bosque es el peor de los estados.
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