miércoles, 30 de enero de 2019

Recuerdo México


Recuerdo México como fusión de tiempos. En las calles vi el barrio español en el que me crie en los años sesenta y sus gentes, pero también la más avanzada tecnología. Vi tierras indígenas sin cobertura de internet en cientos de quilómetros cuadrados en las que se anunciaba cocacola en una tiendita. Vi barrios bohemios y hípsteres en los que se rodaban películas que ahora se estrenan y teporochos abandonados en las calles como intocables. Vi espacios culturales abarrotados de miles de libros completamente abiertos a cualquier interesado y niños que pintaban en cuadernos escolares en los andadores para ganarse unos pesos y que agradecían más la atención que se les dedicaba que la galleta que compartimos con ellos. Recuerdo los amigos de allá que me abrieron su corazón, que detuvieron su vida para compartirla conmigo y con los que tengo la sensación de no haber estado a la altura y tener una deuda inmensa. Recuerdo un México tan hermoso que aún no he sido capaz de escribirlo, gentes amables con ganas de conversar, el bullicio de los mercados tradicionales y el olor y el sabor de la comida. Recuerdo un castellano tan exacto, rico y perfecto -en una aldea de la Mixteca alta, en los taxistas, en el guarda de un museo, en los camareros de los restaurantes, en los indígenas artesanos-, que me hubiera instalado para siempre en esa lengua que en España estamos perdiendo.

11 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Pero no hay una cara sin su cruz y la de México, al menos la que nos llega, no es muy agradable.

la seña Carmen dijo...

Lamentablemente, a las variantes españolas de allende los mares, se les ha prestado muy poca atención en los círculos académicos de acá, si hacemos salvedad de las cuatro vacas sagradas de la literatura que era forzoso estudiar y leer, pero del habla del pueblo o de las no vacas sagradas nada de nada.

¡Menos mal que de vez en cuando nos llega algún culebrón e Internet nos abrió la puerta al contacto directo!

Y mientras tanto algunos por aquí siguen mirándose el ombligo.

São dijo...

Essa recordações indeléveis que o nosso coração guarda de sítios e pessoas que nos tocaram são um tesouro sempre precioso.

Adorei as tuas palavras, porque dizem exactamente o que eu também sinto.

Grato e carinhoso abraço, querido amigo.

Sor Austringiliana dijo...

He buscado en el diccionario a los teporochos. Y esos andadores donde pintan los niños... a ver si la RAE contempla esa acepción. Nuestra lengua es rica.

El Deme dijo...

Recuerdo de México el jugo de papaya, las obleas con cajeta de leche de cabra Las Sevillanas, la cerveza Bohemia, el zumo de tamarindo y el rayo de luz de la Cámara de los Astrónomos de Xochicalco que dándote de pleno en la cabeza te sentías purificado para siempre o algo así.

mojadopapel dijo...

Nuestra lengua es rica y México es un reducto hispano parlante que conserva y renueva el castellano mejor que nosotros.

Fackel dijo...

Te recomiendo, pues, si bien imagino que lo habrás hecho, leer novelas de algunos autores como Ibargüengoitia, Rafael Bernal o Älvaro Enrigue, pero hay tantos...

Ele Bergón dijo...

Recuerdos de otros países que visitamos un día y que vienen a nosotros, porque siempre los llevamos dentro. Sí inolvidable debió ser vuestra estancia en México.

Besos

impersonem dijo...

Me gusta y emociona como has expresado tus recuerdos dándole alto contraste a las escenas o momentos que relatas... y te doy las gracias por darle esa perspectiva cargada de buena sensibilidad que, por lo menos a mí, me ayuda a tener unas referencias que no tenía sobre esa tierra mexicana y sobre las gentes que la habitan...

Abrazo

LA ZARZAMORA dijo...

Es inolvidable, México.
Y es tal y como lo describes...
Aún guardo su aroma y ese sabor tan peculiar.
Besos, Pedro.

andandos dijo...

Me gustaría ir, claro, no he estado al otro lado del océano. Respecto al habla, recuerdo, hace apenas dos meses, lo bien que hablaba el señor que, yo diría que de manera ocasional y casi casual, nos enseño la Iglesia de Moarbes de Ojeda. Hablaba muy bien, para lo que suelo yo escuchar.

Un abrazo