Podría contar las razones de la ausencia de este blog y justificarme por la acumulación de trabajo de estos días. Lo que sí sé entre las pocas cosas que sé es que no podía volver sin estar antes entre los robles del arroyo de las Pascuas. El agua baja ahora de la sierra, fría, otoñal e íntima. No sé bien si debería haber vuelto después de días sin publicar -quién sabe por qué hace uno las cosas- pero aquí estoy, de regreso. En las cumbres, una ligera capita de nieve, como harina en un belén familiar.
8 comentarios:
Miradas al paisaje exterior y prolongación hacia el interior, se supone.
Las fotos divinas. ¡Bienvenido de regreso! Y eso de no volver, ni lo mentes que mientes, espero. La blogosfera no sería la misma sin tí... aunque bajes el ritmo de publicaciones según necesidad. Nadie te obliga a publicar a diario, pero presente, siempre por fa....
Besos desde esta invernal Primavera en el Cono Sur.
Pues ahí voy yo, a la cumbre de Sierra Nevada, a ver hasta donde ha subido la nieve.
No hay ninguna obligación de escribir en el blog, pero tus lectores agradecemos que te acuerdes de vez en cuando de volver a él. Por cierto, consejos vendo y para mí no tengo.
Algo tendrá ese arroyo.
A los blogs se vuelve cuando se quiere y cuando se puede, que no siempre se puede. A mí también me pasa. Bienvenido siempre.
Y si no, tengo la suerte de tener al profe de la UBU abierta de los lunes que se te parece tanto.
Un abrazo, Pedro. Estoy con la costura de la crónica lectora...
El Arroyo de seguidores también "tira". ¿NO?
A veces nuestro paisaje interior se armoniza transitando determinados paisajes externos...
A mí me alegra que hayas tomado la decisión de volver a estos lares virtuales de comunicación e intercambio de ideas... siempre aprendo de tus aportaciones...
Las fotografías muestran un paisaje frondoso y cristalino... perfecto para meditar preguntas y respuestas...
Abrazo
Me alegro de que vuelvas.
Un abrazo
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