domingo, 25 de noviembre de 2018

El canto de plano


Calculé la distancia y tiré el canto. Una, dos, tres, antes de hundirse en el agua. La charca se llenó de ondas. Recuerdo la sensación aún y que no había nadie junto a mí. ¿Existió aquel prodigio que no repetí o lo imaginé como soñaba regates en el campo de fútbol improvisado en el barrio? Para un niño algo torpe y retraído no estaba mal, tres saltos nerviosos y certeros sobre la superficie de la charca. La piedra se sumergió después, guardando el logro en el barro.

8 comentarios:

Fackel dijo...

¿No te parece una metáfora de la vida? Los círculos concéntricos, la piedra y la mano que la arroja...

XuanRata dijo...

Es engañosa la tersura de esa superficie. Lo escrito en el agua dura para siempre.

Emilio Manuel dijo...

¡¡Que tiempos aquellos!!

Sor Austringiliana dijo...

El canto rodado dio su triple salto. Magia del plumier de la infancia.

São dijo...

Não sei com te dizer que me sensibilizaste...

Besos,amigo mio, boa semana

Ele Bergón dijo...

¿ Por qué nos atrae tango el tirar la piedra en el agua y esperar a ver esos círculos concéntricos en el agua? Creo que entonces nos quedamos parados y pensamos o recordamos.

Besos

impersonem dijo...

No Pedro, el logro no se hundió en el barro... se guardó en tu retina y en tu corazón (sentir)... no importa que los logros no los vea nadie, pienso, lo importante es saber, personal e intimamente, que lo hiciste y que podrías repetirlo una y mil veces más (la práctica hace maestros y una priedra plana plana de no mucho tamaño aumenta la estadística)... en ese juego, se tira la piedra y se entrena la mano... y algunas veces, pasado el tiempo y nutridos de esperiencia, sirve para reflexionar sobre el impacto y la expansión de nuestros actos...

Abrazo

impersonem dijo...

mejor escrito: ... nutridos de experiencia...