sábado, 8 de septiembre de 2018

Ventilar la casa


Al regresar, compruebas si todo está en su sitio, si la pila de folios amarillea seca, si entre el polvo del tiempo ha agarrado la hiedra.

No sé si alguien sigue haciéndolo al irse de veraneo: tapar con sábanas los muebles y los objetos que hay sobre ellos, enfundar las lámparas, bajar las persianas, dejar la casa en penumbra antes de girar la llave y marcharse; y en el retorno, abrir las ventanas para ventilar y permitir que el sol de septiembre penetre en todos los espejos, levantar con brío las sábanas y descubrir lo que hay bajo ellas, redescubrir los pasos contados hasta la puerta del dormitorio, el sonido del cuarto de baño, quizá las conversaciones aplazadas por las vacaciones.


3 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

En un piso de 60 m2 ¿es eso necesario?.

José A. García dijo...

¿Y quién lava luego las sábanas?

Saludos,

J.

Pd. ¿Un piso de 60m2? Eso sí que es grande...

Ele Bergón dijo...

Cierro con frecuencia una casa y abro otra y viceversa, es algo rutinario en mí . Me gusta más abrir la casa del pueblo y me da tristeza cerrarla, pero la de la ciudad, al poco de estar en ella, me envuelve con su rutina y poco a poco a poco me voy habituando. Soy de buen conformar.

Besos