miércoles, 18 de julio de 2018

Un maniquí del siglo XVI


Contemplo este maniquí anatómico del siglo XVI realizado por el escultor Mateo Vangorla y pensado para que los estudiantes de cirugía de la Universidad de Salamanca practicaran vendajes y otras operaciones. Alejado ya de la función para la que fue concebido tiene algo que sobrecoge y atemoriza, como esos muñecos de las películas de terror que cobran vida para asesinar a los habitantes de una casa. Parece abstraído, como si escuchara el trino de los pájaros del jardín vecino o un violín lejano o quizá solo esté pensando en qué hará con nosotros cuando lo rescaten de la vitrina sus nietos, los androides. A su manera, se sonríe.



7 comentarios:

Fackel dijo...

Pues tiene cara afable y divertida, ¿cómo le llamarían los estudiantes?, y que existiese hace tiempo indica la capacidad ingeniosa que el que se propone enseñar y/o aprender es capaz de desarrollar para sus objetivos nobles. Probablemente en culturas de la Antigüedad existiera algo semejante, pues ya había juguetes con formas antropomorfas, siquiera para las élites no iconoclastas. Interesante, Pedro. Por cierto, ¿cuántos maniquíes más inexpresivos cunden hoy día no solo en escaparates sino por la calle?

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Eso mismo aumenta el temor. Nosotros somos cada vez menos expresivos.

Luis Antonio dijo...

En cierta ocasión fui testigo pasivo de una intervención quirúrgica. Descubrí que la cirugía no era lo mío. Eso no me impide valorar el trabajo que llevan a cabo esos "mecánicos" del cuerpo humano...

andandos dijo...


Es interesante observar las reacciones de los niños ante maniquíes, algunos decapitados, o con formas extrañas, o andróginos. Este que nos presentas es realmente bueno.

Un abrazo

Abejita de la Vega dijo...

Se da un aire al mocito de Munguía, un viejo maniquí de una tienda de la Plaza Mayor de Burgos, muy famoso por aquí. Era más sonriente, eso sí. Siniestros los dos.

Mavi dijo...

No quisiera encontrármelo en una calle oscura...impresiona y a la vez tiene algo dulce en la mirada, estática, eso sí.
besos de Julio.
Mavi

Myriam dijo...

Este muñeco me produce desasosiego, no puedo evitarlo.
Y no es por las cirugía que he visto muchas, porque cada vez que viajaba a Colombia a ver a mi padre del aeropuerto iba al Quirófano de la Clínica en donde trabajaba y como era su hija, visitaba los cinco restantes. Psicóloga de corazón, de tanto en tanto me asomaba y pasaba información a los familiares de los intervenidos que sufrían en la angustia de la espera. No es eso, no. Es el muñeco, tiene algo de siniestro. Y que se salve quien pueda si viene a vengarse... ;-)

Besos