¿Cuál es nuestra dimensión como seres humanos? ¿La forma en la que nos representamos? ¿La que damos a nuestros dioses? La naturaleza nos hace pequeños, nos abisma. Por eso, la belleza cuando subimos a lo alto de una montaña, pero también nuestros miedos: temor y belleza. El arte nos adentra en lo sublime, nos adentraba, porque llevamos un par de décadas en las que vestimos de harapos apocalípticos caminando desorientados por carreteras que unen ciudades devastadas por nuestra soberbia, buscando cobijo en pequeños cobertizos para no vivir en la intemperie, desvalidos.
Es curioso, jamás como ahora hemos dominado tanto las técnicas que nos salvan del descampado y jamás como ahora le tenemos tanto miedo. Otra vez, el temor. Alentado porque nos sentimos inexplicablemente frágiles -nuestro miedo es alimentado siempre por terceros-. Tan grande, que a cualquiera que viene a interrumpir nuestra mediocre vida lo rechazamos. El temor nos hace xenófobos y fomenta nuestro carácter de depredadores territoriales.
Frente a ello, la belleza de lo sublime en cuanto levantamos la vista del terreno y miramos al horizonte. Si nos lo vallamos para que no nos despierten del sueño acomodado en el que vivimos, al arte le queda trabajarnos por caricatura. Es otra forma de abismo. Pudiendo ser tan grades siendo conscientes de nuestro pequeño tamaño, preferimos a diario ser pequeños que usurpan el tamaño de los gigantes, como el mago de Oz. Ese desnivel es, en el fondo, nuestra verdadera dimensión. Ay, el ser humano.
5 comentarios:
"El temor nos hace xenófobos y fomenta nuestro carácter de depredadores territoriales.
Frente a ello, la belleza de lo sublime en cuanto levantamos la vista del terreno y miramos al horizonte."
Es la condensación de "todo" quanto leímos, así de un golpe.
Josefa de Lima
El ser humano siempre ha tenido miedo; primero fue de su sombra, hasta que miró al cielo; luego tuvo miedo de su alma y se inventó la religión; más tarde las grandes culturas, violentas y guerreras, como la egipcias, la griega, la romana, la azteca, por decir solo algunas, crearon arte, un arte que hoy se admira; hoy tenemos miedo a nosotros mismos, la ventaja es que ya sabemos que es "otro" el que nos inocula ese miedo con el único deseo de esclavizarnos.
Cabe preguntarse si lo de David frente a Goliat, fue suerte o precisión.
Tal vez la dimensión que damos como seres humanos sea la forma de nuestra ficción. Aunque es sabido aquello de por sus obras los reconoceréis tampoco está claro cómo medir las palabras y los hechos de los humanos. Hay siempre discrepancia al respecto, incluso cuando tantos comportamientos y conductas son más obvios que la noche y el día.
Esto es para leerlo y reflexionarlo.
Un abrazo
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