Un par de zapatos abandonados al borde de una carretera siempre crean desasosiego. La explicación de su presencia allí no importa, importa la inquietud que crea en nosotros. En todo accidente hay siempre un pie descalzo, al menos. En las fotografías nos suele llamar más la atención ese pie descalzo que la sangre que empapa la ropa o el suelo. Dicen que con una fuerte impresión nuestro cuerpo tiende a encogerse y por eso salen disparados los zapatos. Sobrecogidos. Vivimos así de forma constante, entonces, a punto de que algo nos descalce.
5 comentarios:
¿Una nueva serie de cosas que nos desasosiegan?
Ya tu muñeco me produjo pesadillas ;-)
Eso de que vuelan los zapatos, no sé, no sé.
A mi me quedó bien colocado cuándo dos tipos me
quisieron asaltar y me golpearon mucho,
pero yo los molí a patadas hasta que abandonaron
sin poder robarme el maletín con todos los sueldos en efectivo
de la Empresa de la que era Gerente de RRHH en esa época, en Argentina.
Fue así: Estaba sentada en un taxi al que me había subido al azar, a la salida del Banco en el que acababa de cobrar todos los sueldos en moneda contante y sonante (última vez que se hizo de esta manera tan primitiva y peligrosa), no había alcanzado a poner el seguro de la puerta cuando dos tipos fornidos aparecieron de la nada, abrieron la puerta y me golpearon cabeza y cuello, al tiempo que manoteaban para alcanzar el maletín, pero yo al verlos venir había alcanzado a arrojarlo hacia adentro al piso del auto, desde sobre mis piernas: En el momento en que abrieron la puerta, me afirmé en el asiento y saqué mi pierna derecha y no paré de darle patadas, hasta que se fueron. Nunca pude saber si porque vino la policía o porque les reventé los huevos. ¿Y el zapato de tacón? como te dije, firme y ajustado en su puesto.
Besos
Disculpa el largo del comentario, pero...
Pues es verdad, siempre me produjo impresión ver un zapato tirado, no digo dos.Pero a veces hemos visto en algún cable alto que iba de una casa a otra de acera a acera, un par de zapatos o botas anudadas colgando. Una vez me dijeron que era una seña de los del menudeo para indicar a sus clientes que en ese punto se proporcionaba el costo. En cualquier caso no sé que tiene el calzado que no está en su sitio -unos pies o un armario- que produce desasosiego.
Los veía a veces colgado de los tendidos de la calle y tardé en enterarme que era un señal para indicar venta de drogas, dominios de una pandilla y cosas por el estilo relacionadas con los asuntos de la delincuencia. Por preferir, los prefiero a la entrada de las viviendas en los lugares donde se cultiva el noble arte de andar descalzo por amor a la tierra.
Así vivimos en este mundo hostil, toda precaución es poca...
Tremenda historia, Myriam. Y un fuerte sentimiento me ha producido la de Pedro...
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