Leer El pisito de Rafael Azcona es un reto. Casi todas los españoles que tienen una determinada edad -que es la manera de decirnos mayores- han visto la película de igual título dirigida por Marco Ferreri estrenada en 1959. Algunos habrán visto la versión teatral de la película realizada por Pedro Olea en 2009. Como suele ocurrir en estos casos, habrá quien no pueda leer esta novela sin ponerles cara a los protagonistas, las caras de Mary Carrillo, José Luis López Vázquez, etc. Y quien se empeñe en mantener la ficción de que es una película de humor y una españolada. Esta ficción es una doble trampa al receptor que se acerca a la novela -a la película y a la obra de teatro- con la carga de la publicidad o de la calificación oficial que tiene el resultado de distorsionar la recepción y desactivar buena parte de la conciencia crítica. De hecho, algunas personas que conozco se aburren a la hora de ver El pisito porque esperan una película de reír y se encuentran con el humor que, a la vez, amarga. Y esto nada tiene que ver con que cualquiera de las versiones sea divertida, pero a la manera en la que se podía usar la sonrisa y la comicidad en algunos tiempos -incluso en los nuestros-, como arma defensiva de los individuos ante determinados momentos históricos y personales favorecidos por los sistemas de gobierno y como arma para poner en evidencia las situaciones más dramáticas por la vertiente del humor.
Además, sucede que Rafael Azcona retocó su novelita escrita en los cincuenta para su publicación en los años noventa, cuando ya no existía la censura que la habría amputado pero cuando aún permanecían muchas situaciones reconocibles en la sociedad española con las que él siempre jugó en sus escritos. Y con la conciencia de que aquel relato de los cincuenta había dado paso a una obra maestra del cine español. Todo eso es lo que hoy tenemos en El pisito.
Por todo lo dicho te pido que intentes acercarte a esta novela sin más, como si no hubieras visto la película pero sabiendo que la has visto (cosa imposible para aquellos que desprecian el cine español y no la han visto ni piensan verla). Si lo consigues te sorprenderá este juego de ida y vuelta a un pasado que es también presente en gran medida. Y te encontrarás con una forma muy personal de contar historias nuestras sin recurrir a la narrativa anglosajona o francesa, la forma de Rafael Azcona, uno de los que mejor han sabido contarnos en sus guiones de cine. He aquí el ejemplo: Rodolfo y Petrita viven una historia de amor como novios eternos hipotecada por culpa de no poder acceder a un pisito que les permita vivirla en condiciones -puesto que el sistema que les impide acceder a una vivienda, a su vez, les marca que es la única forma moral y adecuada de vivir su amor- y para ello deben recurrir a una solución ingeniosa que provoca una de las situaciones más trágicamente humorísticas de la historia de la literatura española. La solución a sus problemas de acceso a una vivienda digna que les permita casarse pasa porque Rodolfo contraiga matrimonio con una anciana y a la muerte de esta herede el contrato de alquiler de renta antigua que ella tiene. Quizá en las próximas entradas nos enteremos de que la ficción estaba muy próxima a la realidad de aquellos tiempos y de estos que nos ha tocado vivir.
Disfrutemos en las próximas semanas con la sorpresa que deparará Azcona a aquellos para los que solo lo crean un guionista de cine eficaz. Eso sí, preparémonos a que algo se nos mueva por dentro.
Además, sucede que Rafael Azcona retocó su novelita escrita en los cincuenta para su publicación en los años noventa, cuando ya no existía la censura que la habría amputado pero cuando aún permanecían muchas situaciones reconocibles en la sociedad española con las que él siempre jugó en sus escritos. Y con la conciencia de que aquel relato de los cincuenta había dado paso a una obra maestra del cine español. Todo eso es lo que hoy tenemos en El pisito.
Por todo lo dicho te pido que intentes acercarte a esta novela sin más, como si no hubieras visto la película pero sabiendo que la has visto (cosa imposible para aquellos que desprecian el cine español y no la han visto ni piensan verla). Si lo consigues te sorprenderá este juego de ida y vuelta a un pasado que es también presente en gran medida. Y te encontrarás con una forma muy personal de contar historias nuestras sin recurrir a la narrativa anglosajona o francesa, la forma de Rafael Azcona, uno de los que mejor han sabido contarnos en sus guiones de cine. He aquí el ejemplo: Rodolfo y Petrita viven una historia de amor como novios eternos hipotecada por culpa de no poder acceder a un pisito que les permita vivirla en condiciones -puesto que el sistema que les impide acceder a una vivienda, a su vez, les marca que es la única forma moral y adecuada de vivir su amor- y para ello deben recurrir a una solución ingeniosa que provoca una de las situaciones más trágicamente humorísticas de la historia de la literatura española. La solución a sus problemas de acceso a una vivienda digna que les permita casarse pasa porque Rodolfo contraiga matrimonio con una anciana y a la muerte de esta herede el contrato de alquiler de renta antigua que ella tiene. Quizá en las próximas entradas nos enteremos de que la ficción estaba muy próxima a la realidad de aquellos tiempos y de estos que nos ha tocado vivir.
Disfrutemos en las próximas semanas con la sorpresa que deparará Azcona a aquellos para los que solo lo crean un guionista de cine eficaz. Eso sí, preparémonos a que algo se nos mueva por dentro.
Noticias de nuestras lecturas
Pancho continúa con la lectura de Akúside, de Ángel Vallecillo: llega aquí a la metamorfosis del general Axiámaco cuando la tragedia que han desencadenado desde la sinrazón nacionalista le toca en su propia familia. Un pasaje lleno de resonancias legendarias y bíblicas. Culmina su entrada con un homenaje a Lorca.
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace. Esta lectura de junio es la última del presente curso.
6 comentarios:
Vi en internet algunos fragmentos de "El pisito" y ya no puedo imaginar a Rodolfo sin José Luis Vázquez ni a Petrita sin Mary Carrillo. Sin embargo,no estoy segura de haber visto entera la película alguna vez y después de leer la novela con el estudio de Ríos Carratalá, no tengo ya mayor interés. Disfruté mucho con la lectura, estoy ahora tratando de contarla a mi manera. ¡Y con el descubrimiento de Azcona como escritor!
Un abrazo, Pedro.
Recuerdo la película de verla no hace mucho en Historias de nuestro cine de la 2.El humor negro de cepa hispana, muy berlanguiano y amargo.
Creí que hoy ya lo tendría, pero no. Me han dicho hoy en la librería que el libro no lo tendrán hasta finales de la próxima semana, pero seguiremos aquí tus lecciones que venden tan bien la novela.
Seguiremos con Akúside aunque solo sea por no estar de más.
Un abrazo.
La empecé a leer. Como no podía ser de otra manera, es muy gráfica.
Besos
Nada de cierta edad, al menos en mi caso, porque cuando se estrenó la película en 1959 yo comía papilla (y jamón) y no me llevaban al cine :-)
Pero sí, yo conocía a Azcona por su guión adaptado en "El lenguaje de las mariposas“ que según recuerdo fue premiado.
Estoy leyendo "El pisito" y me está haciendo escribir mis recuerdos por un Madrid de mi infancia y adolescencia, donde ese pisito también ocupo algún que otro hueco y muy importante en vida. Creo que esta vez haré más de una entrada.
" Akúside" también lo tengo conmigo. Me lo dejó Mª Ángeles, pero anda a la cola.
Por algunas circunstancia estoy un poco liada.
Besos
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