Y en esto va Ramiro y me envía por WhatsApp una fotografía del cartel artesanal con el que anunciábamos un recital de poesía en 1984, del que yo no guardaba copia. Y allí estamos: Ramiro F. Mayo, E. Ramírez Valdueza y yo mismo. En aquellos tiempos los carteles de estas cosas se hacían así, a mano y fotocopiados. El título del recital, claro, hace referencia al asesinato de Indira Gandhi el 31 de octubre anterior. Ya no me acordaba de cómo fue noticia aquel magnicidio, que conmocionó al mundo. Y de aquellos poemas que leímos ya no tengo memoria, para bien, supongo. Ya lo he contado en algún lugar: escribí mucho entonces y luego lo dejé. Sé por qué lo dejé y por quién, pero también sé que no debí dejarlo. De hecho, años después me lo recordé a mí mismo y aquí vamos.
Por los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid estábamos unos cuantos de aquellos poetas leyéndonos nuestras cosas, compartiendo lecturas más allá de los pobres y previsibles listados oficiales, saliendo urgentemente de clase para tomar unos chatos. Porrón con cacahuete en la Plaza de San Juan, clarete de Cigales por la zona de la Antigua o en el sótano del viejo El Corcho. Nada queda pero queda la memoria de tiempos en los que uno iba sin peso bajo los hombros de la chaqueta.
Recuerdo que un día, al salir por la puerta principal de la Facultad, entonces en el edificio central, en la Plaza de la Universidad, le dije a Ramiro: Huele a albahaca. Y la ciudad gris que era el Valladolid de entonces cobró notas verdes en las paredes calizas. La ciudad nunca ha vuelto a oler así desde entonces.
7 comentarios:
¡Guau!
A mí también ne viene una chaparrada de recuerdos de mis años "grises" (el adjetivo abarca un montón de cosas). Y también poesía, mucha.
Me voy a la cama con ese olor a albahaca.
Eskerrik asko!
Que siga usted andando por las veredas por las que camina ahora. Y recordando otros pasos y otros olores...
Besos.
;)
Años 80: golpe de estado, gobierno socialista, libro de Orwell, campeonato del mundo de fútbol, nada nuevo bajo el sol.
Olía a albahaca, a nervio, a victotria. Luego, la vida nos fue domesticando, pero llamas nos quedan de los incendios aquellos.
Qué bonito pasaje de tú historia y cómo lo cuentas!
O acaso es que nuestro olfato se nos ha ido desvaneciendo, son los años, hermano.
¡Aquellos felices ochenta donde nos sentíamos con las puertas abiertas a la libertad y la esperanza llenaban nuestras calle, recintos y otros lugares para expresarnos llenos de entusiasmo y alegría con los pocos medios que contábamos, como esta nota manuscrita que nos dejas por aquí.
Yo también por aquellos tiempos, me reuní con otros cuantos locos como lo hiciste tú, para esparcir poemas a todos los quisieran escucharnos. Después los caminos han sido para todos diferentes.
Me alegro que hayas retomado la poesía porque esto de escribir, creo que nunca lo has abandonado.
Besos
Cierto, no debiste. Pero lo bueno es que lo retomaste.
Hermosos recuerdos personales, a pesar del magnicidio.
Besos
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