Echaremos de menos la hermosura
de las nubes, los campos bendecidos
por las lluvias de mayo, la retama
en flor y la salvaje sencillez
de la amapola.
Cuídate del año
en el que el agua no riegue la tierra,
no empape bien y anegue
los valles, no prepare
el momento que rompa la semilla;
cuídate de ese tiempo
en el que cierren tus ojos a puños
con polvo del camino
para que no lo veas:
no veas agostada
la vieja piel del hombre
y no sea ni grano en la cuneta.
© Pedro Ojeda Escudero, 2018
7 comentarios:
Espero que eso ocurra lo más tarde posible.
TE RESULTA hermoso el otoño'... pues quizas lashojas se van a otro mundo amarillas anaranjadas y secas...pero llega la arena con el sol brillandole por los trastes y en ese momento que no sabes cual es en que se junta el ciueo celeste y la arena blanca ...no se me parecio eso-
besines pedro
:)sau
Vivo en un rincón en el que el clima es extremo: mucho calor, mucho frío. Y tienes razón en que echaremos de menos todo eso. E ir vestidos como si estuviéramos en Santander, eso también lo echaré de menos.
Un abrazo
Los que hemos nacido en tierras de secano siempre vemos la lluvia como una bendición que cae del cielo...
La lluvia con sus diversas formas del agua, es el alimento de la tierra y también el nuestro. Si un día nos falta, ¿ cómo sobrevivir sin ella?
Besos
Ayer tuve la suerte de leer este precioso poema aquí y después escuchártelo recitar por la tarde...
Me gustan esas imágentes descriptivas propias de naturaleza y clima... y me gustan esos encabalgamientos de verso a verso... envueltas en conceptos reflexivos de causa-efecto...
Abrazo.
¡Divino, me encanta este poema!.
Mil besos y un abrazo
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