La sorpresa de la nieve. Escucho La isla de los muertos de Rachmaninoff y nieva. Respira la música mientras nieva. El crescendo remarca alguna de las rachas que provocan que los copos sean más intensos y grandes. Rachmaninoff compuso su poema sinfónico basándose en una copia en blanco y negro del cuadro de Arnold Böcklin titulado de la misma manera. En el ordenador lo busco y repaso las diferentes copias que hizo el pintor desde la primera, en 1880. Me quedo con la V, de 1886. En ella, la figura blanca que algunos han identificado con Caronte se inclina ligeramente hacia adelante, no sé si en señal de respeto o de vencimiento. La barca, con su fúnebre carga, se encuentra más cerca de la isla -apenas un erizado peñasco- que en el resto. La cala de las primeras versiones ha sido ya sustituida finalmente por un pequeño embarcadero. Qué hizo a Böcklin obsesionarse con este tema y pintarlo repetidamente. Según escribo, la música llega a ese momento de silencio, tan dramático: el silencio, tan importante para la música como las notas. ¿Se puede anotar el silencio? Caronte, quien sea -el artista nunca lo aclaró-, se inclina. ¿Se puede anotar ese momento de silencio en el que ya no somos, en el que acabamos de dejar de ser? Es primavera, extraño inicio de primavera el de este año. Nieva sobre la ciudad, que se cubre de un silencio blanco.
11 comentarios:
La nieve de una primavera que anuncia deseos congelados.
Me siento en casa, Pedro. Gracias de nuevo.
La primavera está en el corazón, en el interior nuestro.
La nieve... ¡cuánta nieve este año!
Besos.
Si se escribiera el silencio, dejaría de serlo.
Una vez más esa razón ignorada a la que llamamos casualidad ha querido que tu y yo nos inclinemos al mismo tiempo sobre el silencio, un silencio al que llegamos por calles diferentes pero que es el mismo, el de esta primavera que se resiste a pronunciarse y que nos trae una melancolía un tanto otoñal. Anotar el silencio. Esencia de la fotografía.
Este año he visto la nieve y no recuerdo haber contemplado tanta en sus propios paisajes, pero....no he podido detenerme en cómo la sinfonía de gotas blancas cubrían los campos y carreteras que se ofrecían a mi vista. Y eso, lo echo de menos.
En este año el silencio del presente, siempre me arrastró a su pasado.
Besos
Copos blancos, grandes, parecían de mentira. Silencio.
El silencio, ese tempo sostenido tan necesario en el pentagrama de la música de nuestra existencia...
Un beso, Pedro.
Los silencios se anotan y notan, creo, para que la relajación necesaria se produzca.
Me ha gustado mucho, y no lo sabía.
Un abrazo
Me gusta Rachmaninof y ne imagino el cuadro que tú pintas en letras, pero desconocía su relación con el pintor Arnold B. Gracias y besos
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