No, aún no han florecido los almendros en la meseta. He asomado a la plaza en donde se encuentran los que suelo fotografíar cada año como noticia de la primavera y todavía les faltan días. Apenas muestran unas tímidas yemas, anuncio de algo que es poco y mucho, esperado y nuevo. Dejemos que pare de llover, que salga el sol y suban las temperaturas.
Estos días he tenido un paréntesis en las publicaciones de este blog obligado por el trabajo. Una suma de cosas producto de mi mala previsión, incidencias de todo tipo y que no sé decir que no (aclaro que no pienso aprender a decir que no y adopto la que dicen fue la máxima de Julián Marías, que por mí no quede).
De vez en cuando levantaba la cabeza de los papeles, miraba por encima de la pantalla del ordenador y me preguntaba si habían florecido ya los almendros. Pero no, aún no han florecido por estas tierras, como si me esperaran.
Mientras tanto, hemos cerrado las conmemoraciones oficiales que han celebrado el bicentenario del nacimiento de José Zorrilla. Como asesor de la Casa Museo de Zorrilla de Valladolid he participado en todas las que me ha sido posible. Ya daré cuenta en otra entrada pero todavía quedan cosas como extensión del bicentenario y seguir trabajando sobre el autor y su época, acercando todo a nuestro presente. En muchas cosas, Zorrilla es nuestro contemporáneo y en literatura fue el primero que hizo en España cosas que hoy vemos normales y hasta deseables. Ya hablaremos.
Mientras tanto, he presentado varios libros. El último, El manuscrito de fuego de Luis García Jambrina en la sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, el pasado martes 20 de febrero. La tercera de las novelas de la serie protagonizada por Fernando de Rojas, el autor de la Celestina. Prometo reseña de esta novela de gran atractivo para todos los públicos que nos acerca de forma entretenida a la figura enigmática de Rojas y, aquí, al asesinato de Francés de Zúñiga en Béjar, un caso interesante que hasta ahora no había sido llevado a la literatura con esta extensión, que yo sepa.
Reordeno también las cosas del Club de lectura de este espacio, sostenido en su sección presencial por Alumni UBU. El pasado 27 de febrero tuvimos el encuentro con José Antonio Abella para comentar El hombre pez, novela que nos ha ocupado en las últimas semanas. Mañana publicaré la entrada atrasada que cierra nuestra lectura de Pedro Páramo, el martes la correspondiente a El hombre pez y el jueves daré inicio a la lectura que nos llevará hasta el 7 de abril, Juana la loca. La cautiva de Tordesillas, la biografía que sobre este controvertido personaje de nuestra historia escribiera Manuel Fernández Álvarez. Aparte de nuestra entrada semanal correspondiente al Club de lectura, los miembros de la modalidad presencial nos reuniremos ese sábado en Tordesillas para comentarla y visitar alguno de los lugares más relacionados con la reina Juana. Las entradas se acompañarán de las noticias de nuestras lecturas, en las que recojo todo lo que han aportado quienes siguen el club en sus propios blogs y que han seguido escribiendo a pesar de mi paréntesis con un tesón que agradezco y que viene a decir que este esfuerzo es de todos y no solo mío.
Espero asistira a tiempo al estallido en flor de los almendros cuando lleguen por estas tierras de Castilla. Y contároslo. Los días se crecen. A pesar de las lluvias de estos días la luz gana minutos y la naturaleza solo espera la calma para vestirse de primavera.
9 comentarios:
Seguimos y la calma no sólo para la naturaleza.
Un abrazo, Pedro.
Que estallen pronto esos almendros, que la atmósfera se tranquilice y que nos de un descanso.
Por Madrid solo he visto algún que otro almendro atrevido que empieza a mostrarnos sus flores, los otros permanecen agazapado.
A pesar de tu ausencia, sabía que tarde o temprano, volverías, como las flores del almendro, por aquí. La citas de primavera siempre se cumplen.
Besos
Te recomiendo un paseo por el terreno de la vieja Guardería municipal, junto al Arco de Ladrillo, para cuando llegue la floración. No son muchos árboles pero son agradables. Porque el Paseo de los Almendros supongo que lo conocerás sobradamente, es un lujo. Me quedo pensando en la plaza que mencionas sin nominarla.
El prunus de mi patio ha comenzado a florecer. te esperamos a causa de tus compromisos, no pasa nada, la vida es así. No sé si podré seguir todas las próximas lecturas, pero en algún momento lo haré. Está bien que asuntos relacionados con la literatura de agobien un poco, ya me entiendes. Estuve en Zaragoza en una librería a la que me llevó mi hija en la que apenas conocía una mínima parte de sus libros, lo cual me alegro bastante.
Un abrazo
Son esos mis almendros. Lo de plaza, lo reconozco, era una exageración.
Florecerán a tiempo. Sin duda.
Un abrazo
Qué bueno volver a leerte, Pedro, te extrañaba.
Besos.
jajajaja mientras uds observan almendros,
yo como almendras leyendo el final de El hombre pez;
Prosaica que es uno.
Lo repito: me hubiera encantado estar en la reunión
del grupo de lectura con Abella.
Abrazos
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