martes, 6 de marzo de 2018

El hombre pez de José Antonio Abella y noticias de nuestras lecturas



Sin duda, José Antonio Abella tiene un gran olfato literario para descubrir historias que puede dar lugar a novelas apasionantes. Como ya lo hiciera en su título anterior, La sonrisa robada -una de las mejores novelas de las últimas décadas, que comentamos también en este club de lectura-, en El hombre pez (Valnera, 2017) parte de una historia que podemos documentar: está consignada en libros, hay memoria oral sobre ella, podemos recorrer los paisajes en los que sucedió y hasta ha sido analizada como un caso médico (recordemos que el propio Abella es médico y ha sabido refutar las conclusiones al respecto de Gregorio Marañón, que afirmó demasiado apresuradamente que se trataba de un caso de cretinismo, quizá por determinados prejuicios).

No es posible dudar de que el protagonista, Francisco de la Vega, natural de Liérganes, existiera y de que las circunstancias generales de su vida son las que se cuentan. Es decir, que desapareció en 1674 en la ría de Bilbao, a donde su madre le había enviado para trabajar como aprendiz de carpintero, y apareció cinco años después, en el golfo de Cádiz, en donde fue capturado por unos pescadores, llevado a tierra, sometido a investigación y devuelto a la madre en su pueblo natal, donde durante un tiempo llevó una vida tranquila hasta su desaparición. Tampoco se puede negar que sobre él se construyó el relato oral de un hombre pez, alguien que podría vivir en el agua. Este relato oral dio lugar a la leyenda y ciertas distorsiones, algunas de las cuales fueron desmentidas por quienes le conocieron -no tenía escamas, por ejemplo-, pero que han servido para debatir sobre si su historia pudo o no haber sucedido. Incluso hoy cuenta con un centro de interpretación en Liérganes, instalado en un antiguo molino del siglo XVII y algunos textos literarios anteriores a la novela que aquí nos convoca.

Abella se encontró con la historia al leer un ejemplar de la primera edición del Teatro Crítico Universal. Discursos varios en todo género de materias para desengaño de errores comunes, del padre Benito Jerónimo Feijoo que acaba de adquirir. El caso aparece en el Discurso octavo del Tomo sexto bajo el epígrafe Examen filosófico de un peregrino suceso de estos tiempos, inmediatamente posterior al que trata de Sátiros, tritones y nereidas. Feijoo dedica unos cuantos discursos de este volumen a la aparición  especies perdidas o la producción de nuevas intentando siempre aplicar, hasta donde le es posible, un pensamiento moderno y crítico, muy alejado de las leyendas y las supersticiones.

Abella ha recogido toda la documentación posible sobre este hombre pez, el joven Francisco de Liérganes. Un trabajo de documentación serio que contextualiza su historia dentro la época que le tocó vivir. Hay algo que me gusta mucho de esta novela en este aspecto: el retrato de la sociedad española del siglo XVII, la frontera que se vivía ya entonces entre las creencias y supersticiones y la realidad y el juego consciente con el tipo de literatura narrativa que se hacía entonces: desde la picaresca hasta el retrato costumbrista, desde el relato oral hasta la crónica o el informe oficial. Es uno de los grandes valores de esta novela.

Pero una novela no se hace solo con documentación y Abella lo sabe. La documentación, si es excesiva, puede ahogar el placer de la lectura. Aquí no sucede esto. El lector queda atrapado tanto por la historia como por las formas de contarla. No solo porque la novela puede llegar donde no llega el documento histórico rellenando los huecos de la historia del hombre pez, sino porque estructura el material de una forma determinada para que el lector continúe un relato del que se conocen los aspectos esenciales con una mera consulta en un buscador de internet.

(Dada la extensión de esta entrada y la deuda con el club de lectura por el paréntesis de estas últimas semanas, continúo mañana el comentario.)

Noticias de nuestras lecturas

Luz del Olmo escribe una bellísima entrada con reportaje gráfico de su viaje a Liérganes, al lugar en el que nació el protagonista de la novela de Abella. No os la podéis perder si queréis comprender mejor a este hombre pez.

Paco Cuesta, sabiamente, define el punto de partida de la novela como una anécdota que nos conduce a algo mucho más profundo en una excelente entradaLuego, llama la atención sobre cómo leer una narración como esta que parece tener un argumento marcado: primero, con la proximidad del lenguaje usado por Abella, luego con la atención a cómo se nos cuenta.

Mª Ángeles Merino, tras recordar cómo fue la presentación de la novela en el marco de la pasada feria del libro de Burgos, no dejó ni las raspas de sus páginas. Luego, detalla cómo se puede ir desde una crónica documentada hasta una novela: apasionante recorrido en la que va acompañada de su amiga Austri y con las palabras de Abella.

Mª Carmen Ugarte lee la novela en un libro viajero. No tanto como el protagonista, pero casi. Su relato se agarra a las tapas y páginas de ese ejemplar y comenta con toda la razón la extraordinaria verosimilitud del relato.

De la primera entrada en la que Pancho comenta El hombre pez me gusta todo, incluidas las referencias a Óscar Esquivias y ese magnífico vídeo final (un regalo de Camarón y Paco de Lucía). En el contexto histórico que escribe nos detalla una época de cambio. He ahí uno de los ejes para comprender la novela.

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Mª Ángeles Merino da cuenta aquí del encuentro que mantuvimos en el Club de lectura con José Antonio Abella para comentar su novela El hombre pez en el Salón rojo del teatro Principal de Burgos el pasado martes 27 de febrero. A su crónica me remito para la información y documentación fotográfica. En esta entrada, la segunda parte de la crónica. Es una suerte contar con autores de la altura humana de Abella que sean tan cercanos a sus lectores.


Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, aunque en las últimas semanas no haya podido cumplir esta promesa por diferentes cuestiones que espero se vayan remansando en las próximas.
Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

5 comentarios:

pancho dijo...

No leí la anterior novela por falta de tiempo, ésta me parece una de las que atrapan desde el principio, pues aunque el tema no parezca muy actual, la manera de escribirlo, los detalles que describe y sobre todo, lo que más me entusiasma, es el estilo del autor. El humor que envuelve el relato aún en los asuntos más comprometidos, incluso oscuros.
Habría muchas cosas que comentar, como en todas las lecturas que nos propones.
Un abrazo.

Doctor Krapp dijo...

No conozco ese libro pero suena muy interesante. En Galicia tenemos muchas historias de hombres marinos y un escritor llamado Cunqueiro que habló mucho de ellos. Precisamente se dice que la geneología del apellido Mariño viene de un señor que se emparentó con una sirena muchos siglos atrás.

Abejita de la Vega dijo...

Documentación, estructura y lenguaje se dan de la mano y el resultado es una buena novela. Para devorarla hasta las raspas como dice alguna insensata por ahí.
El lector como hombre pez en el agua. Ahora vamos a por una biografía pura. A su autor , Manuel Fernández Álvarez, el rigor histórico no le impide tratar con cierto cariño a su biografiada: Juana la Loca, la cautiva de Tordesillas.
Un abrazo, Pedro.

Paco Cuesta dijo...

En Abella realzar historias con maestría es una constante. Con ella, fabrica seguidores.
Un abrazo

Myriam dijo...

Y como me alegro de que Abella haya recogido esta historia y hecho con ella tan magnífico trabajo.

Besos