jueves, 25 de enero de 2018

Nadie entra en su propia tragedia y sale indemne: el conflicto de Pedro Páramo y noticias de nuestras lecturas.


¿Quién es el protagonista de Pedro Páramo? Supongo que muchos de los lectores y los críticos tendrán muy clara la respuesta y se acogen al título de la novela. El protagonista, así, sería Pedro Páramo, un cacique mexicano de los tiempos de la revolución que, debido al rencor que guarda desde una infancia no feliz -causada por la separación de su amada Susana, que tardará treinta años en reencontrar pero cuyo amor no tendrá porque para conseguirla debe asesinar al padre; la muerte de su padre, que lo deja al frente de una venganza enraizada en la propiedad de las tierras, los ganados y las gentes-, se comporta con extrema violencia sobre todo Comala, de la que se apropia hasta el punto de que muerto él no lo sobrevivirá.

Pero resulta que la novela no se nos cuenta así. Como veremos la próxima semana, la estrategia narrativa de Juan Rulfo nos propone la indagación de Juan Preciado -el narrador-, que viene a Comala para saber de su padre, Pedro Páramo, y quizá, siguiendo las instrucciones de su madre en el lecho de muerte, hacerle pagar lo que les hizo. Juan Preciado muere a mitad de la novela y lo que le era confuso se le aclara definitivamente tras la muerte: todos los personajes están muertos, él escucha sus murmullos en la tumba. De esa manera puede reconstruir su propia historia y la de su padre. El conflicto de la obra, pues, no sería la actuación sanguinaria de Pedro Páramo sino la reconstrucción de la identidad del narrador: esta es una de las razones de su radical modernidad y el salto cualitativo respecto a la narrativa anterior.

Juan Preciado entra en Comala para saber quién es, quién fue su padre y reconstruir la historia, pero viene afectado por su propia tragedia, entra en un paisaje desolado en el que no crecen los árboles y todos los que se encuentra son muertos que le hablan. Enloquece -si ya no estaba loco antes y eso justificaría el diálogo con los muertos- y muere y después puede reconstruir el puzle de su familia y la razón de haber crecido sin padre.

Nadie entra en su propia tragedia y sale indemne, ni siquiera es capaz de averiguar toda su historia sin que falte alguna pieza. Y la investigación jamás es lineal: los informantes y la historia no lo son. Veremos la semana próxima que la gran innovación narrativa de Rulfo es atreverse a contarnos esto fuera de la estructura convencional de la novela realista.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino nos cuenta sus dificultades para entrar en Comala, pero una vez hallado el camino se quedará allá un rato. No os perdáis ni su texto nis sus ilustraciones...

No hay otra, si quieres comprender Pedro Páramo debes leer sin tardar la entrada que ha escrito esta semana Paco Cuesta. No te la pierdas.

Una magnífica guía de los personajes de Pedro Páramo y de las tragedias cruzadas de la novela y sus razones puedes encontrarla en la entrada de esta semana de Luz del Olmo.

La segunda entrada que dedica Gelu a la novela de Rulfo, aparte de seleccionar con precisión fragmentos de la misma, presta atención a Dolores, la madre de Juan Preciado. Y nos regala dos enlaces de imprescindible consulta.

Pancho acomete su segundo comentario de la novela de Rulfo deambulando por las calles de Comala y escuchando murmullos... hasta que encuentra a Joaquín Sabina...

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, aunque en las últimas semanas no haya podido cumplir esta promesa por diferentes cuestiones que espero se vayan remansando en las próximas.
Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

8 comentarios:

pancho dijo...

Para mí Pedro Páramo es un ejemplo de la literatura que crece en manos de los lectores, de los críticos y de los guionistas de cine que se esfuerzan por hacer del relato una secuencia narrable y comprensible. No debemos olvidar que todo lo que leemos y escuchamos de los diálogos entre los personajes son palabras de muertos y estos ya ni sienten ni padecen como los vivos, su tiempo de vivir, sufrir o disfrutar ya pasó, está dislocado en generaciones de muertos. ¿Cuántas generaciones de muertos tiene un fantasma? Un narrador que asume su propia disolución en la nada, no sabe nada de lo que habla, que parte de cero porque vino a Comala que es como el más allá. En el fondo descansa el conflicto de la perduración después de la muerte. ¿Merece la pena recordar la maldad? El relato da cuenta de maneras distintas de morir y de las formas más sin sentido de matar. Toda la maldad que puede albergar Pedro Páramo, encarnación de lo más miserable de un ser humano.
Bueno, que da mucho que comentar este Pedro Páramo tan difuminado que también vuela papalotes de adolescente, antes de muerto porque para morir antes hay que estar vivo.

Luis Antonio dijo...

Grandísima obra que, en mi opinión, no debería leerse cuando nos hallemos invadidos por la soledad, la desesperanza y la carencia de ilusiones. Podrían agudizarse todos estos sentimientos...

Abejita de la Vega dijo...

Juan Rulfo viajó a su Comala, en busca de sí mismo y de su mundo perdido, mas sólo encontró los "murmullos" de los muertos. Puso en el camino a Juan Preciado y su búsqueda de la "ilusión" se hizo universal. Los sueños sueños son...Comala no es el pueblo que huele a miel, no hay llanuras amarillas y verdes, ni encalados lumninosos, ni molcates que rompan el molino. Comala se funde con la tierra. sólo es tierra, el inframundo que habitan los difuntos.

Ya entré, no sé si podré salir.

Besos, Pedro.

Gelu dijo...

Buenos días, profesor Ojeda:

Un libro para leer y releer, si conseguimos no asustarnos con los murmullos.
Juan Preciado es un joven, criado por una madre buena y suspiradora, que le ha contado cómo era Comala cuando ella –inocente- vivía allí, creyendo ser feliz, hasta que de repente entra en su vida Pedro Páramo, con el engaño de su amor, para hacerse dueño de su hacienda. Y luego abandonarla e ignorarlos.
A la mujer, Dolores, tras la inútil espera de su búsqueda y reencuentro le llega la muerte. El encargo al hijo, y el viaje de éste, descubre la realidad desolada del lugar idealizado, habitado sólo por fantasmas del pasado.
El autor, cronista crítico y poético -a la vez-, construye con estas piezas, un mosaico de la historia captando silencios, sonidos, paisajes y almas de personajes, algunos aparentemente desalmados.
Un lujo encontrar interpretaciones de los lectores.

Saludos.

Myriam dijo...

Por algún lado leí que el propio Juan Rulfo había
pensado ponerle primero a la novela el título de "Los murmullos"
y después "Una estrella junto a la Luna" hasta que al final triunfó
el lapidario y tajante "Pedro Páramo". Para mi todo un acierto aunque enmascare y haga mucho más interesante esta búsqueda personal del personaje Juan Preciado que lo lleva a reconstruir su identidad, algo
en lo que te centras en esta magnífica, soberbia, estupenda clase.

Intentaré -no prometo- hacer un aporte personal.
Tus clases y el libro se lo merecen, si no llegara
a poder hacerlo dejo constancia expresa aquí de que mi
posible impedimento se debe única y exclusivamente a
circunstancias personales.

Abrazos, abrazos.




Paco Cuesta dijo...

Pudiera ser Comala -como continente de nada- la protagonista, al fin, encerró a todos.
Un abrazo

Unknown dijo...

Comentario sobre Pedro Páramo

Siguiendo a Walter Mignolo en un texto interesantísimo: “Voz y estructura oral en Pedro Páramo de Juan Rulfo”, me parece importante señalar la relevancia de este autor, que, como José María Arguedas o Augusto Roa Bastos, le dan cuerpo a las voces que de otra manera nadie conocería: las voces del pueblo, aquellas que quedan en los márgenes de la pobreza y en su relación con el poder y los poderosos. Invito a leer este texto de Mignolo, pues esto que digo es solo un pequeño esbozo de su riqueza.
En lo que a mí respecta, siempre me pareció maravilloso el tejido oral con el cual Rulfo sustenta esta construcción ficcional. Porque hay que seguirlo, uno se pierde en esta textura selvático fonética o polifónica. Uno se pierde como en el laberinto del habla. Rulfo contrapone a la imagen del páramo, del llano, de la esterilidad del paisaje la riqueza de un real maravilloso, -como lo planteara Carpentier en relación no solo a la exuberancia del paisaje, sino a la identidad e idiosincrasia de los pueblos americanos y caribeños-, una sinfonía de voces que van en aumento de color ni bien avanza la letra. Pero también nos enfrenta a un espacio fantasmático que nos hace mirarnos y reconocernos en nuestras creencias más arraigadas. Nada podemos decir de nuestra propia muerte, sin embargo todo mortal se pregunta acerca de su mortalidad. Tal vez si escribimos es para atemperar la ausencia de inmortalidad, la angustia que ello nos provoca. Escribimos, construimos, tenemos hijos, alguien o algo que testimonie nuestro paso en el mundo y sobre todo, nos recuerde.
Mucho es ante lo que nos enfrenta esta novela, solo enumeraré algunas: las relaciones de poder, la supremacía de la tierra y de la propiedad privada, el derecho del patrón no solo en lo económico sino en lo discursivo: el poder sobre los seres humanos y sobre todo de las mujeres. La importancia de la oralidad en la transmisión de los pueblos, que casi siempre queda soslayada u oculta por la escritura, y no solamente eso sino que Rulfo inscribe la importancia de la oralidad como recurso poético en la novela. Enuncia la invisibilización, como dije antes, de los pueblos marginados y la pobreza, resalando a su vez, la belleza de este surtidor de voces que deja al desnudo las distintas creencias identitarias del pueblo indígena mexicano. Como dice Carlos Fuentes, esta es la mejor novela mexicana escrita, no solo por su impresionante y compleja estructura multi-intencional, sino por su dimensión mítica. Juan Preciado asume el mito de Orfeo: va a contar y va a cantar mientras desciende al infierno, No solo un Orfeo, y esto siguiendo a Fuentes, sino también la odisea de un hombre que atraviesa dicha dimensión mítica en busca de un padre, de ese origen que también es mítico para todo sujeto. Y volviendo al inicio, como en la trama circular del mito, “Pedro Páramo” integra junto a otras grandes novelas latinoamericanas, la construcción de un mito de origen en relación a la tierra que nos identifica.


andandos dijo...

Tengo claro que sin vuestros comentarios mi comprensión de este libro sería bastante escasa, la verdad, así que gracias a todos.

Un abrazo