jueves, 4 de enero de 2018

La reconstrucción de la memoria en La noche que no paró de llover y noticias de nuestras lecturas


Laia abre su consulta psicológica en el mismo piso que, años atrás, era el domicilio familiar de los Santaclara. Valeria lo recuerda varias veces en sus sesiones de terapia porque el despacho ocupa lo que fuera la habitación que compartía con su hermana Gadea: Venir a esta casa, a mi habitación, tiene algo de increíble, como de círculo que se cierra. En principio, el objetivo de la terapia no es otro que reunir el suficiente valor para abrir un viejo cuyo contenido, por otra parte, cree conocer. En el sobre, una inscripción: Para Valeria. El perdón. Pero la terapia -en parte por el poco rigor profesional de Laia a quien el ingreso semanal le viene muy bien; en parte por el interés que despierta la vida de Valeria y su necesidad de hablar con alguien puesto que todos los que conocía y podían comprenderla ya han muerto- deviene en una introspección sobre los recuerdos de esta, que necesita contar su vida hasta que llegue el momento de encontrar la clave que ordene todo lo que le sucede: Yo hablo y hablo, y en algún momento diré alguna cosa que abra la puerta. A través de estos recuerdos comprendemos el drama personal de Valeria, el conflicto entre lo que dice y la realidad, atada siempre a cumplir con las normas de lo que hay que hacer en la vida según una moral y unos principios que, a la vez, la han modelado y sostenido pero también encorsetado. De ahí otra forma de recuerdo: las pesadillas que sufre.

Esta reconstrucción de la memoria conecta La noche que no paró de llover con Dejar las cosas en sus días, la primera novela de la autora. No solo argumentalmente sino como estrategia narrativa. En ambas narraciones se halla la misma oscilación entre las situaciones contemporáneas y el pasado. Ambos tiempos se conectan porque aquel tiene una influencia decidida en varios personajes del presente, pero también en toda la sociedad. Desde este punto de vista es muy interesante cómo a través de los ojos de Valeria las plazas y las calles de Gijón se trasforman en la ciudad que fue antes y durante la guerra civil española.

Por eso mismo las varias referencias a las fotografías antiguas en la novela. Estas imágenes despiertan la memoria pero también la investigación histórica que llevan a cabo Feli y Guille en su proyecto de escribir una novela sobre la maestra de Nozaleda como parte del compromiso ideológico de la recuperación de la memoria histórica (nueva conexión con Dejar las cosas en sus días). Feli arriesga su puesto de trabajo para rebuscar en las posesiones que Valeria guarda en la habitación de la residencia y contemplar las viejas fotografías, intentando identificar a los personajes.  En Feli, además, se produce un angustioso choque con su presente y se plantea que el dolor de los recuerdos no puede dolor "como el gesto angustioso de su padre cada día".

La reconstrucción de la memoria, la forma en la que tenemos cada uno de contarnos nuestra propia historia y de relatarla a los demás -en una terapia, en una conversación, en la escritura de un diario-, se instala en el núcleo central de la novela, como en la de la vida de cualquiera de nosotros. También, claro, comprender cuánto pesa en el presente.


Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino, empujada por Austri, entra de lleno en la novela de Laura Castañón. Con todo el acierto, analiza los miedos de los personajes y su persecución de la felicidad... Sigue después con el comentario de la novela como un cruce de historias de mujeres.

Luz del Olmo inicia la lectura de La noche que no paró de llover lanzando las claves previas que espera hallar en la novela y planteándose preguntas para resolverlas más adelante...



Pancho regresa al mundo de La saga / fuga de J.B., la novela de Torrente que leímos hace tiempo y que él sigue degustando a sorbitos. En esta entrada comprobamos el juego paródico de Torrente... y termina con Aute, qué más se puede pedir...

Encuentro con los escritores Leandro Pérez y Laura Castañón

Leandro Pérez. (Fotografía de Jeosm tomada de la web del autor.)

Laura Castañón. (Fotografía tomada de la página de la editorial).

Dos autores muy diferentes nos han ocupado estas últimas semanas. Con el paréntesis del Don Juan Tenorio de José Zorrilla, hemos leído La sirena de Gibraltar de Leandro Pérez y ahora leemos La noche que no paró de llover de Laura Castañón, dos títulos que abarcan a un público muy amplio y variado. Dialogar con ellos se presenta como una oportunidad de cruzar opiniones sobre la narrativa española contemporánea desde ángulos distintos y escuchar a dos escritores que se han consolidado en la literatura española con sus segunda novela. Una gran oportunidad para los lectores. Un buen regalo de Navidad que se puede completar con el encuentro con los autores y la firma de los libros. Como es costumbre en este club, cuando se celebra un encuentro de este tipo, lo haremos en abierto para todos los interesados. Os esperamos a todos, por supuesto. He de agradecer la generosidad de ambos y las facilidades dadas para programar este acto.

Martes 9 de enero a las 17:00 hs.
Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos.
Entrada libre hasta completar el aforo.

(Los miembros del club de lectura tendrán reservado asiento, por lo que ruego confirmación de asistencia a través del cauce habitual).



Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, aunque en las últimas semanas no haya podido cumplir esta promesa por diferentes cuestiones que espero se vayan remansando en las próximas.
Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

3 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Sí, a Laia le viene muy bien que Valeria hable tanto, a tanto la hora. Y Valeria necesita hablar mucho para entender y entenderse. A Feli le apasiona el mundo encorsetado de Valeria y, a través de Guille, lo que sólo era materia literaria va a convertirse en materia histórica que va a desembocar, con dolor, qué casualidad, en su memoria personal.

¿Puede establecerse alguna conexión entre la obra de Leandro Pérez y la de Laura Castañón? Amor, felicidad y culpa. ¿Hubo amor, felicidad y culpa en Juan Torca, el protagonista de La sirena de Gibraltar?

Felices Reyes Magos, Pedro.



pancho dijo...

La novela trata temas serios y la manera de afrontarlos a través de las confesiones de la protagonista a una psicóloga novata es original, no por el hecho en sí sino por el armazón narrativo alrededor como son los sueños en letra bastardilla, el proceso de construcción de una novela o los cambios de voz narradora en el diario de Emma con tachones que termina con letras de canciones. No se antoja nada fácil hilvanar todos estos elementos en una historia en la que se nos da el desenlace del relato principal al principio sin que nos enteremos. La apuesta por el yo es importante, no recurre al plural que disuelva la culpa. El yo es responsable y lo asumen los protagonistas.
Queda poco de la saga fuga interminable, hay que terminarla como sea.
Ya nos enteraremos de la tertulia literaria por los resúmenes de Mari Angeles o los tuyos si tenéis a bien hacerlos.
Un lujo tener a los dos autores a la vez, así se ganan lectores.
Un abrazo

Ele Bergón dijo...

Lo siento mucho Pedro, pero esta vez no voy a poder ir al encuentro con los autores. Hace demasiado frío y andamos por otros sitios más cálidos.

Estoy segura que, como siempre, merecerá la pena el haber estado y compartido con todos vosotros, el encuentro con los autores.

Como dice Pancho, tanto Mª Ángeles como tú, nos haréis un buen resumen de lo ocurrido el día 9 que leeremos con cariño y atención.

Besos

Besos