jueves, 7 de diciembre de 2017

De la épica a la realidad en La sirena de Gibraltar y noticias de nuestras lecturas y anuncio de la próxima.


Una de las cosas más difíciles cuando se comenta una novela negra o cualquiera de las que contienen un misterio es analizarla sin desvelar el desenlace. No sé si podré cumplirlo del todo en esta entrada, lo que advierto para aquellos que lean una historia solo por el argumento. Aquí he dado ya otras razones para leer La sirena de Gibraltar: está inusualmente bien escrita (lo que no suele ser muy habitual en este tipo de libros), de forma verosímil, con un protagonista que es un descubrimiento y que se ajusta con precisión a un nuevo tipo de aventurero español, con personajes secundarios que completan una gama que va desde lo costumbrista hasta la modernidad, que mantiene bien la tensión y está estructurada con acierto. Sin embargo, no puedo dejar de comentar, sin dar demasiados detalles por la razón dicha, una de las claves más acertadas de la novela.

Algunos novelistas que practican este género incurren en un error: pensar que las cosas grandes que nos amenazan a todos son épicas y tienen una dimensión de grandeza conspiranoica. La realidad nos desengaña, como vemos en cualquiera de los informativos que tratan de corrupción, crímenes y delincuencia. Hasta los mayores delincuentes son seres como nosotros. Cuando un político corrupto deja de ser intocable observamos en él las miserias más humanas y la prensa nos regala sus fotografías en actitudes cotidianas o participando en horteras fiestas de pijama o en orgías en calzoncillos. La épica es cosa de distancia y arte, no de la realidad. Por eso, algunas novelas del género negro nos parecen falsas o pretenciosas. Si algunas de las que toman este camino se salvan es porque son decididamente literarias, con todas las consecuencias.

Leandro Pérez no incurre en ese error tan habitual, sino que maneja sabiamente las claves de la realidad. Inicialmente, el caso de La sirena de Gibraltar parece enraizarse en las grandes palabras que nos han ocupado en la época de la corrupción política y económica que gobernó España -si es que esto es pasado- y las investigaciones llevan al protagonista por ese lado. Alfred Hitchcock fue un maestro en el manejo de ese suspense que comenzaba con una amenaza para el mundo que conocemos y terminaba en una interesante trama de pasiones humanas, muy humanas. Es lo mismo que hace Leandro Pérez con éxito. Son las pasiones más humanas las que explican La sirena de Gibraltar, como todas las cosas que nos ocurren en el mundo por mucha épica que luego le pongamos. De ahí que esta novela nos lleve con el MacGuffin hitchcocktiano hasta la raíz de nuestros comportamientos, que explica por qué puede aparecer una joven muerta en el Manzanares y por qué ninguno de nosotros estamos libres de parecernos a cualquiera de los personajes de la trama.

Noticias de nuestras lecturas


Mª Ángeles Merino ha publicado la segunda parte de su crónica del viaje a Valladolid realizado por el club de lectura con motivo del homenaje a José Zorrilla por el bicentenario de su nacimiento. Aquí la parte correspondiente a la exposición del Archivo municipal, una detallada descripción del recorrido que puede hacerse por la muestra. Y aquí, la tercera, en la que recoge la sesión académica en la que comentamos el drama Don Juan Tenorio. Y la cuarta, con la visita a la Casa Museo Zorrilla... con fantasma y todo, para no perdérsela.

De la cárcel al convento nos lleva Pancho siguiendo el rastro de don Juan en una entrada que termina y bien terminada con Bambino.  En la siguiente comenta el cuarto acto, pura acción... hasta Elton John (nos lleva hasta aquí seducidos como doña Inés). Con todo el acierto ve como dramatización del tiempo la segunda parte del drama. Y hacia el final llega con una magistral manera de percibir la actitud de don Juan ante lo que le sucede.

Anuncio de la próxima lectura



Laura Castañón es una de las escritoras que repiten en este Club de lectura. Ya nos acompañó con su anterior novela, Dejar las cosas en su día, incluso se reunió con los lectores en febrero de 2014. Ahora regresa con La noche que no paró de llover (Planeta, 2017), que nos ocupará todo el mes de diciembre. En enero tendremos un encuentro con la autora en Burgos para comentar la novela.


Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, aunque en las últimas semanas no haya podido cumplir esta promesa por diferentes cuestiones que espero se vayan remansando en las próximas.
Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

8 comentarios:

pancho dijo...

Decirlo todo sin desvelar nada, hay que ser un maestro con muchas horas de vuelo. Y lo consigues, así que aprópiate del epíteto (si es que se dice así).
No estaría mal que se consolidara este nuevo personaje del que hablas, pero será difícil, quizás otras generaciones posteriores con menos prejuicios incorporen el relato. Ahora bastante tenemos con los personajes reales que se creen descendientes directos de la costilla de Adán y persisten en su idea de destino manifiesto aunque la realidad los descabalgue con frecuencia. Ahí está el relato negro y el invierno helador de este país.
(La foto de los aperos de labranza viejos es de una composición escultórica de Mogarraz, un pequeño pueblo de la Sierra de Francia)

No tengo el libro próximo, creí que era Pedro Páramo, tendré que pedirlo. El anterior de esta autora dejó muy buen sabor de boca.
Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Al fin, en "la sirena de Gibraltar" hay un descenso a la realidad que el lector agradece. Nos quedamos más tranquilos ante un asesino con nombre propio, mezquino y rencoroso. Nos hubiera inquietado mucho más una conspiración internacional de límites imprecisos. ¿Parar los pies a Gibraltar? Desechamos semejante bobería a las pocas páginas, por muchos bloques de cemento que echen al mar. Pasarán siglos y seguirán siendo británicos con acento gaditano. Tenemos cosas más importantes que atender en esta España invertebrada. Aconsejo leer la novela de mi paisano Leandro Pérez, a pesar del quimérico protagonista Juan Torca.

En cuanto al bicentenario de Zorrilla...

Abejita de la Vega dijo...

En cuanto al bicentenario, contarlo es volver a vivir un poquito ese día 18 de noviembre, en Valladolid. Fue inevitable que uno de los trajes expuestos en la Casa Museo Zorrilla, el de niño pequeño, sumado a tus explicaciones, las de Javier Calaveras, las de la guía del Archivo...forjaran en mi imaginación un simpático fantasmita llamado Josito Zorrilla. ¡Como si no tuvieran bastante en la Casa Zorrilla con el de doña Nicolasa!

El broche fue la sesión académica donde todos revivimos nuestra visión de "Don Juan Tenorio", la fuerza de la palabra.

En cuanto a la segunda novela de Laura Castañón...

Abejita de la Vega dijo...

En cuanto a la novela de Laura Castañón, no quiero caer en la "bocachanclez", una palabra sacada de "La noche que no paró de llover" que me encanta.

Estuve en aquella reunión con la escritora, en febrero de 2014, en la Sala Polisón, donde nos cautivó a todos hablándonos de su primera novela, "Dejar las cosas en sus días", poliédrica, fusión de varias historias de sentimientos, en el pasado y en el presente, algo así como un patch work literario. El escenario, un pueblo minero asturiano diferente: Bustiello. Gustó. Se hablaba de una continuación.

En "La noche que no paró de llover" el escenario es Gijón, la ciudad donde reside Laura. Más actual que la primera, aunque el pasado pese y la memoria histórica tenga su lugar, menos patch work, menos poliédrica, muchos sentimientos también,intriga, personajes nuevos y algún cameo de los de la novela anterior, a la manera galdosiana. Me gusta, esta más; aunque no haya continuación y desaparezca el pueblo minero.¡En Bustiello no existirían Enmas, ni Laias... Valerias muchas!

Espero no haber pecado de "bocachanclez". Desde aquí un abrazo a Laura Castañón.

La seña Carmen dijo...

En las novelas policíacas, llamémoslo género negro si gustan, el autor tiene siempre la sartén por el mango y va dando las pistas que quiere dar, para luego desembocar en la sorpresa final, o no. Los lectores entramos en ese juego, mucho o poco, o vamos leyendo y disfrutando.

Es la primera novela que he leído de Laura Castañón, la valoración es positiva, aunque habrá que hilar algo más fino en los correspondientes comentarios.

Nos seguimos leyendo.

Paco Cuesta dijo...

Salvado el avatar de noviembre seguiremos con Laura Castañón.
Un abrazo

Myriam dijo...


Como ya te adelanté en FB: Con restecto a la próxima lectura del libro de Casteñón, repito aqui que leí y analicé su primer libro al que le dediqué mucho tiempo y esfuerzo, pero no participaré en esta lectura por los motivos que te mencioné anteriormente.

Estoy leyendo el "gordo" de Zorrilla y nos vemos en los siguientes títulos cuyos libros ya tengo en mi poder.

Abrazos

andandos dijo...

Vale, continuamos con el siguiente. Veo que los años pasan muy rápidos a cierta edad, la mía, claro.

Un abrazo