- Me refugié aquí para no saber nada de ellos, los de un lado y los de otro. Iguales en su fiereza y sinrazón. Iguales a la hora de destruirse y aventar todas las violencias.
- Hiciste bien. En momentos así, en los que se desatan las iras, hasta los tuyos son peligrosos, quizá los más peligrosos. A los otros los ves venir.
- Pero siempre te encuentran. Te encuentran siempre. No hay tierra suficiente en esta paramera para resguardarse cuando comienzan a apretar las gentes en las filas.
5 comentarios:
Así es y qué bien lo narras. Mejor es buscar refugio en el fondo de la tierra -hasta los poetas yacen en ella- que soportar las intemperancias y crueldades de ese otro producto contradictorio de la materia misma denominado Hombre.
Todo tiene su momento y aunque pase el tiempo, aunque parezca que no pasa nada, en un determinado día, surge a la superficie el paisaje oculto.
Besos
Difícil que no te encuentren, hoy día estamos controlados por todas partes. ;-)
Un abrazo
¿Y cómo conseguir romper esas filas desde los refugios? No sé, a veces hay que asumir los riesgos de la intemperie y del campo abierto para cambiar algunas cosas del paisaje de la vida...
Es imposible huir de uno mismo; del compromiso que le imponen a uno las propias convicciones...
Abrazo
Me he convertido en un experto en pasar desapercibido, casi siempre. La edad ya lleva esto, pero lo he potenciado, por la cuenta que me trae. Y por el miedo.
Un abrazo
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