¿Quién duda, lector mío, que te causará admiración que una mujer tenga despejo, no solo para escribir un libro, sino para darle a la estampa (...)?
De esta manera se abre el prólogo Al que leyere que María de Zayas pone al frente de sus Novelas amorosas y ejemplares: siendo mujer, continúa, que en opinión de algunos necios es lo mismo que cosa incapaz. Sigue con una defensa de la igualdad que existe entre ambos géneros en actitudes y un ataque a la desigualdad tiránica con que tratan a las mujeres los hombres para impedir su educación.
Este prólogo debe incluirse en la querella sobre la mujer que se había desatado desde la Edad Media pero también como la puerta de entrada a esta colección de novelas. Desde el principio, al lector se le sitúa ante una obra escrita con una mujer con una apuesta ideológica clara en defender su condición de igualdad ante otros escritores pero también a la hora de perfilar la temática de sus obras y las relaciones que en ella se encuentran entre hombres y mujeres.
La vida y la obra de María de Zayas está llena de lagunas e interrogaciones que despiertan el interés de los estudiosos. Algunas de ellas nos remiten a cuestiones esenciales para comprender la historia de la narrativa de aquellos tiempos, por una parte, y la escritura femenina, por otra.
Poco sabemos de la vida de María de Zayas, pero lo poco que sabemos nos hace preguntarnos los motivos de que su nombre no haya tenido más resonancia. En su tiempo fue conocida e incluso alabada por Lope de Vega (a cuyo círculo de admiradores pertenecía), Pérez de Montalbán o Castillo Solórzano. Por una parte, llegó a la escritura en un tiempo de tal auge de la literatura española que son muchos los autores que no han pasado de ser una mera cita en los manuales, lo que hacía difícil abrirse un hueco en ellos para cualquiera pero, sobre todo, para una mujer. La construcción posterior de la historia de la literatura española canónica en el siglo XIX tampoco favorecía la inclusión de una mujer como ella, tan reivindicativa. No es tampoco que se la apartara del todo, puesto que su nombre era conocido y sus obras contaron con ediciones modernas -todas ellas sin demasiado rigor hasta hace unas décadas-, pero no pasaba de ahí la comprensión de lo que supuso para la historia de la narrativa española y lo que aportó.
En efecto, María de Zayas cultiva la novela corta en una época de auge del género. Tras el éxito de las Novelas ejemplares cervantinas (1613), el gusto por este tipo de narración aumentó en España. Pero en este movimiento editorial, las novelas de María de Zayas encuentran un hueco propio tanto en la perspectiva femenina del asunto como en el estilo. Zayas habla más directamente que sus contemporáneos, no se entretiene demasiado en sutilezas, perfila los argumentos para que sean interesantes y resolutivos y no busca ni ser dogmática ni moralista pero no deja de aportar a través de las tramas sutiles cambios de actitud a la moral pensante, en especial en la denuncia de la violencia cometida sobre las mujeres y en la defensa de una nueva forma de entender el amor.
Las dos partes de su colección de novelas también guardan misterios y complicaciones textuales que han dificultado mucho las tareas de edición filológica. La primera parte posiblemente estaba preparada años antes de la primera edición conocida (Zaragoza, 1637) aunque no con diez textos sino tan solo con ocho, pero no pudo darse a la imprenta por la prohibición durante años de publicar novelas por ser consideradas perjudiciales para la moral, en especial de jóvenes y mujeres. De ahí el título de honesto y entretenido sarao con la que se les conoce, un título que bien puede deberse a un intento de afirmar la inocencia de su lectura pero que no es el que figura al frente de la primera edición (Novelas amorosas y ejemplares), mucho más comercial y atractivo una vez pasada la prohibición. El caso es que no sabemos de forma totalmente cierta si hubo o no hubo una edición anterior. Entre la primera y la segunda partes (1647) hubo varias ediciones que atestiguan su éxito pero complican la labor de los editores modernos puesto que alteran el texto -a veces por ajustarlo a los cambios de formato, pero no siempre-. La autora denunciará en 1647 que alguna de esas ediciones fueron piratas (lo que suma, a su defensa de la mujer escritora, la de la propiedad intelectual y económica de las obras).
De esta manera se abre el prólogo Al que leyere que María de Zayas pone al frente de sus Novelas amorosas y ejemplares: siendo mujer, continúa, que en opinión de algunos necios es lo mismo que cosa incapaz. Sigue con una defensa de la igualdad que existe entre ambos géneros en actitudes y un ataque a la desigualdad tiránica con que tratan a las mujeres los hombres para impedir su educación.
Este prólogo debe incluirse en la querella sobre la mujer que se había desatado desde la Edad Media pero también como la puerta de entrada a esta colección de novelas. Desde el principio, al lector se le sitúa ante una obra escrita con una mujer con una apuesta ideológica clara en defender su condición de igualdad ante otros escritores pero también a la hora de perfilar la temática de sus obras y las relaciones que en ella se encuentran entre hombres y mujeres.
La vida y la obra de María de Zayas está llena de lagunas e interrogaciones que despiertan el interés de los estudiosos. Algunas de ellas nos remiten a cuestiones esenciales para comprender la historia de la narrativa de aquellos tiempos, por una parte, y la escritura femenina, por otra.
Poco sabemos de la vida de María de Zayas, pero lo poco que sabemos nos hace preguntarnos los motivos de que su nombre no haya tenido más resonancia. En su tiempo fue conocida e incluso alabada por Lope de Vega (a cuyo círculo de admiradores pertenecía), Pérez de Montalbán o Castillo Solórzano. Por una parte, llegó a la escritura en un tiempo de tal auge de la literatura española que son muchos los autores que no han pasado de ser una mera cita en los manuales, lo que hacía difícil abrirse un hueco en ellos para cualquiera pero, sobre todo, para una mujer. La construcción posterior de la historia de la literatura española canónica en el siglo XIX tampoco favorecía la inclusión de una mujer como ella, tan reivindicativa. No es tampoco que se la apartara del todo, puesto que su nombre era conocido y sus obras contaron con ediciones modernas -todas ellas sin demasiado rigor hasta hace unas décadas-, pero no pasaba de ahí la comprensión de lo que supuso para la historia de la narrativa española y lo que aportó.
En efecto, María de Zayas cultiva la novela corta en una época de auge del género. Tras el éxito de las Novelas ejemplares cervantinas (1613), el gusto por este tipo de narración aumentó en España. Pero en este movimiento editorial, las novelas de María de Zayas encuentran un hueco propio tanto en la perspectiva femenina del asunto como en el estilo. Zayas habla más directamente que sus contemporáneos, no se entretiene demasiado en sutilezas, perfila los argumentos para que sean interesantes y resolutivos y no busca ni ser dogmática ni moralista pero no deja de aportar a través de las tramas sutiles cambios de actitud a la moral pensante, en especial en la denuncia de la violencia cometida sobre las mujeres y en la defensa de una nueva forma de entender el amor.
Las dos partes de su colección de novelas también guardan misterios y complicaciones textuales que han dificultado mucho las tareas de edición filológica. La primera parte posiblemente estaba preparada años antes de la primera edición conocida (Zaragoza, 1637) aunque no con diez textos sino tan solo con ocho, pero no pudo darse a la imprenta por la prohibición durante años de publicar novelas por ser consideradas perjudiciales para la moral, en especial de jóvenes y mujeres. De ahí el título de honesto y entretenido sarao con la que se les conoce, un título que bien puede deberse a un intento de afirmar la inocencia de su lectura pero que no es el que figura al frente de la primera edición (Novelas amorosas y ejemplares), mucho más comercial y atractivo una vez pasada la prohibición. El caso es que no sabemos de forma totalmente cierta si hubo o no hubo una edición anterior. Entre la primera y la segunda partes (1647) hubo varias ediciones que atestiguan su éxito pero complican la labor de los editores modernos puesto que alteran el texto -a veces por ajustarlo a los cambios de formato, pero no siempre-. La autora denunciará en 1647 que alguna de esas ediciones fueron piratas (lo que suma, a su defensa de la mujer escritora, la de la propiedad intelectual y económica de las obras).
En definitiva, en las próximas semanas nos enfrentamos a un caso singular en la literatura española que merece ser más conocido. No solo por su condición de mujer, sino por lo que aporta a la narrativa española del momento: argumentos que atrapan la atención y testimonian que en gran medida el público lector del género eran jóvenes, sobre todo mujeres, que se comportaban como lo que hoy conocemos como club de lectura. Es la única forma de entender la composición de estas novelas y su éxito inmediato no solo en España.
- Hasta la tercera semana de octubre nos dedicaremos a comentar algunas novelas breves de María de Zayas Sotomayor. Algunos lectores del formato presencial me pidieron continuar con la lectura de Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga, el último de los títulos leídos en el curso que cerramos. Para darles tiempo a terminarla durante el mes de septiembre propuse esta otra lectura complementaria para iniciarnos ahora. Para quienes no conozcan la obra de María de Zayas (Madrid 1590-¿1661?), su descubrimiento será una auténtica sorpresa. Durante mucho tiempo su nombre fue olvidado en los manuales de la historia de la literatura española y su recuperación desde hace unas décadas ha sido lenta pero imparable. Es de justicia reconocer su importancia en la novela española.
- Se puede encontrar una breve biografía de la autora en este enlace.
- En el mercado editorial hay varias ediciones de sus novelas. Las mejores de ellas son las publicadas por la editorial Cátedra (Desengaños amorosos al cuidado de Alicia Yllera y Novelas amorosas y ejemplares al de Julián Olivares).
- Para facilitar la consulta a todos los lectores recomiendo la descarga gratuita de sus novelas en una más que correcta edición en la revista electrónica Lemir al cuidado de Enrique Suárez Figaredo: aquí las Novelas amorosas y ejemplares y aquí los Desengaños amorosos.
Noticias de nuestras lecturas
Mª Ángeles Merino comienza su colaboración de este curso con el recuerdo de la lectura del Quijote que dio inicio a este club (con la sorpresa de que se aventure a la lectura virtual). Y de ahí salta a comentar la novelita Aventurarse perdiendo, de María de Zayas. Le sirve el recuerdo para hablar de pintura con su amiga Austri y saltar de la Dorotea cervantina a la de Zayas.
Sigue Pancho en su delicioso pasear por la novela de Torrente Ballester (alcanza aquí la entrada número 38 sobre esta lectura que nos ocupó en su día). Y entre curas, comunistas y vaticanadas, nos recuerda que uno de los J.B. soñó alguna vez con un sistema que eliminara el ruido... Y nos hace disfrutar con Van Morrison.
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog.
Información sobre el presente curso en el club en este enlace.
4 comentarios:
Comencemos: nunca es tarde si la dicha es buena
Un abrazo
Muy áspera condición era la de las mujeres en la época de María Zayas, unas pocas se holgarían reunidas en sus estrados, leyendo y comentando novelas. Un club de lectura, sí, así lo imaginamos. Al final, alguien se dio cuenta de que aquellas historias escondían el germen de una microscópica rebelión. Pequeños pasos. María no se casó o no consta. Tuvo su poquito de libertad para escribir, cosa que con la tiranía marital no hubiera sido posible. Entre maridos y curas estaban...apañadas. Ay Eva Eva.
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón...No, que eso es de otra escritora...monja por cierto.
Jacinta es una Dorotea, mujer que huye ante sus desgracias amorosas. Voy leyendo, qué saco de desgracias por darse en cuerpo y alma, a quién se le ocurre. Voy en busca del feminismo de la Zayas.
Un abrazo Pedro.
Muy interesantes apuntes sobre el estilo. el recorrido y reconocimiento de sus obras entre los diferentes autores y la lucha por sus méritos de autora.
Otro ejemplo más de la importancia de la tradición oral en la historia de la literatura.
No me digas que no resulta balsámico para los seres civilizados dedicar el tiempo a leer a María de Zayas, los políticos nos habían acostumbrado a que no llegara la sangre al río porque sabían llegar a acuerdos, ahora ya parece más dudoso que sepan enderezar el asunto del nordeste tan torcido y televisado.
¡Qué interesante todo lo que dices! Qué gran mujer y aue avanzada. Cuánto me alegro de qué la incluyeras en el listado del Club.
Besos
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