viernes, 20 de octubre de 2017
Laurel
Desataré el otoño compartido
para comer los frutos sazonados
de tu cuerpo, buscarlos en la penumbra del atardecer,
requerirlos sustento,
devorarlos caníbal mientras me abrazas
tan ojos tú, tan carne
tanta palabra y gesto,
tanta verde caricia, tan gata de mar,
con esa precisión y tuya siempre.
Te cubro de laurel recién cogido
porque eres el certero triunfo de la vida,
alimento feliz y necesario,
primavera en otoño.
Y yo tan cazador cazado,
tan soberbio abatido,
tan aprendiz de sátiro,
tan enredado en ti,
caníbal devorado por su presa.
© Pedro Ojeda Escudero, 2017
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
Otoño, por fin!
"Cazador cazado", tu poema me ha recordado a Neruda. ;-)
Un abrazo
Que agradecido es el laurel.
la confianza está en las ramas de los laureles
Y el romero
Tendido está en el tu manteo
Y el perejil
Tendido está en el tu mandil.
Enhorabuena por esos laureles que traen la victoria del amor.
Besosx2
Hay menús tentadores y suculentos, sí. Buen provecho.
Tan listos que nos creemos y acabamos devorados, como dices...
Un abrazo
Así bien vale lucir los laureles... desde la humildad de sentirse vencido.
Besos, Pedro.
Publicar un comentario