El olor a café del desayuno
me anuncia que amanece:
el aviso feroz de la tristeza
del ser humano.
No hay forma de saber si estoy despierto.
Antes de irme a la calle,
te beso. Ya en el tren cierro los ojos
para soñarte
(aún dormida y a salvo).
Hecho paisaje, el tiempo
ocurre al otro lado
del cristal como ruido.
Se empaña la ventana.
Quizá logro dormirme
al fin. O despertarme.
© Pedro Ojeda Escudero, 2017
6 comentarios:
Las dos cosas son parte de un mismo acto.
Vivimos un sueño.
Escena matutina... con café y metáforas...
Dormir y despertar... soñar y vivir...
Abrazo
El tren se presta a eso,
más, con vaivén y ronroeneo.
Besos
¿Sabes?
Justamente por lo que dices en tu poema.
para despertar la conciencia, es que se
toca el Shofar (cuerno de cordero)
en algunas celebraciones religiosas
judías como en Iom Kipúr, el Dia del perdón.
(La granada, te contesté en mi blog
-no sé si lo viste-, es símbolo
de abundancia, generatividad, fertilidad)
Besos
El olor a café me inspira ternura, felicidad.
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