El viernes pasado se inauguró la exposición de la Obra gráfica de Manuel Domínguez Guerra en el Ábside de San Gil de la localidad de Béjar (Salamanca) comisariada por Mayca Martínez Peña. La muestra, que continuará hasta el próximo domingo día 7 de mayo, contiene fundamentalmente grabados y dibujos de este artista de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) que llevaba más de una década sin exponer tras una trayectoria exitosa en premios y exposiciones.
Hace algo más de un año tuve la oportunidad de visitar, por vez primera, el estudio del artista y corroborar lo que había oído de él como pintor, escultor y también en las artes gráficas (grabado, ilustración, dibujo, arte digital). Es un artista con una gran versatilidad, creatividad y capacidad de experimentación dotado de un universo propio que plasma en algunas variaciones temáticas que le son muy personales: las figuras bíbilicas y religiosas -tratadas con respeto pero llevadas hacia un misterio no necesariamente católico-, el mundo de los mitos clásicos, el trabajo por la expresión de los sentimientos y las emociones -sus obras no son nada hieráticas-. Parte de técnicas mixtas y lleva las clásicas hacia nuevas expresiones. Así, por ejemplo, con la personal manera de plasmar el movimiento que nace de la vanguardia cubista pero superando la fragmentación y mirada plana que se daba en aquella para integrarla con naturalidad, también con las perspectivas que adopta para mirar, la torsión -a veces al límite de lo posible- a la que somete a los cuerpos.
Cuando entré aquella primera vez en su casa y estudio fui de asombro en asombro y algunas de las obras que pude contemplar -un crucificado que sobrecoge, una piedad, una dolorsa, etc., pero también su reinterpretación de los mitos antropológicos más antiguos de forma moderna- pertenecen, sin duda al grupo de las mejores obras de arte contemporáneo español y sería bueno que se prodigara más para que el público pudiera disfrutar su obra. Invito a pasearse por la página del autor en internet. De su contemplación, el espectador no sale indemne ni en la emoción ni en la forma de disfrutar del dominio de la técnica para llegar a un pulso muy personal en el arte.
La exposición de Béjar se compone de 36 piezas, casi todas grabados, pero también dibujos y esculturas. Las dos piezas elegidas por el artista para los carteles hablan por sí solas. Los dos amantes -que pueden ser Adán y Eva o cualquier amante- con la función trasgresora del amor, la Dánae vista como ningún otro artista lo había hecho antes -no teme Domínguez Guerra medirse con los grandes del arte-. Cualquiera de las piezas mostradas es excepcional pero a mí me han cautivado grabados como La lágrima en la que el movimiento y la contención del dolor se condensa, el excepcional desnudo de la mujer leyendo, el soberbio grabado del payaso en la que la torsión del cuello y la textura llevan el tema al dramatismo, la intensidad del torero herido, la divertida Gioconda casi travestida con el fondo de Alcalá de Guadaíra, el rostro de la maternidad, el trazo vigoroso y rápido del Cristo que compone una sobrecogedora expresión de un ser que expira en ese justo momento o ese dibujo de niño tan excepcional en técnica e intención. Es díficil preferir una obra sobre otra.
Una oportuna recuperación para el público de uno de los mejores artistas españoles contemporáneos, sin duda. Invito a no perderse esta ocasión.
5 comentarios:
Yo también invito :)
Parece ser interesante y más si Mayca es la organizadora, pero pilla un poco lejos y yo ando un poco liada en estos días. Luis muy guapos los dos.
Besos
Quería decir Lucís muy guapos los dos.
Una magnífica reseña para una exposición a la que,
estando a 3.600 km, no he podido asistir. Espero poder
visitar el estudio de este gran artista en mi próximo
viaje a España.
Gracias por el enlace a su pagina oficial que he podido disfrutar desde aquí.
Muy lindas las fotos que acompañan esta entrada.
Abrazos múltiples.
Gracias, Pedro. Como suele ocurrir en otras ocasiones, tampoco lo conocía.
Un abrazo
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