domingo, 2 de abril de 2017

Ni siquiera llegamos a ser árbol.


Pasamos junto a ellos encogidos
como nada que somos, quizá menos.
Solo resta el asombro:
ni siquiera llegamos a ser árbol.
 © Pedro Ojeda Escudero, 2017

8 comentarios:

mojadopapel dijo...

Yo sólo me conformo con refugiarme bajo su sombra.

José A. García dijo...

Esperemos a que se acaben, después habrá qué ver cómo también se acaba el mundo.

Saludos,

J.

Emilio Manuel dijo...

Somos más que árboles, solo que la evolución nos ha llevado por mal camino.

Fackel dijo...

Y sin embargo, tan ejemplares ellos. Nosotros, en nuestras pretensiones, acaso solo briznas.

Myriam dijo...

Ni a liquen, muchas veces.
Mas si llegara a serlo,
tan sólo si pudiera,
La esencia del roble
me impregnara.

Un abrazo

Ele Bergón dijo...

Es difícil, como el árbol, desnudarse en el invierno para vestirse en primavera de los más bellos de los colores y permanecer en el verano, con el verde de sus hojas, recogiendo sus frutos, allá cuando llegue ya el otoño.

Ya voy sintiendo tu nuevo libro.
Besos

Ele Bergón dijo...

Las nubes blancas en cielo azul, están para mirarlas, nunca para alcanzarlas.

Besos

andandos dijo...

Suelen vivir más que nosotros. Y tienen algo fatal para ellos: no pueden escapar de donde están.

Un abrazo